MEDITACIÓN PARA CADA DÍA
DÍA 17
EN EL SAGRADO CORAZÓN,
HALLAREMOS LA MÁS
EFICAZ PROTECCIÓN
EN EL SAGRADO CORAZÓN,
HALLAREMOS LA MÁS
EFICAZ PROTECCIÓN
I
Rodeados como estamos de enemigos,
necesitamos a todas horas celoso y vigilante protector. y cuenta que son muchos
los tales enemigos, y son poderosos, y nos aborrecen de muerte.
Todo lo que es enemigo de Jesucristo es
por consecuencia de nosotros los cristianos. Tengo pues, enfrente de mí a todo
el poder del infierno, y sirvo de blanco a sus ataques, ora de persecución, ora
de seducción. El ejército del mal, que inspira visiblemente Satanás, y
visiblemente acaudillan los representantes de este en la tierra, llena el
mundo; momentos hay en que ansioso se pregunta el corazón si no es ya
dueño enteramente de él. Sírvenle para la propaganda de sus ideas la imprenta y
elocuencia, ejecutan sus órdenes muchos gobiernos, préstanle ayuda extraviados
talentos. No hay acontecimiento alguno de cuantos presenciamos, que no sea un
hecho de armas en favor o en contra de la causa de Dios, y por consiguiente que
no tenga pública o secreta relación con la suerte eterna de cada uno de sus
amigos. Porque así como todo lo ha puesto a mi servicio Dios, para salvarme,
así todo lo pone en juego el demonio, enemigo mío, para perderme. Toda la rabia
del infierno, contra Dios, la descarga él contra mí, imagen suya, ya que contra
Dios se reconoce impotente. ¡Pobre de mí, hecho de continuo objeto de tan
fieras arremetidas! ¿Hay esperanza de salvación para el hombre en medio de tan
obstinado empeño para que la pierda?
Medítese unos
minutos.
II
Sí, alma mía, tienes un protector más
fuerte que todos tus enemigos, y es seguro que nada puede el infierno entero
contra quien a tal asilo se sepa acoger. Acógete al Sagrado Corazón de Jesús.
Tómale por escudo, y avanza intrépida. Di con seguridad: "El Señor es mi
ayudador; no temeré cualquier cosa que pueda hacer contra mí el enemigo. El Señor
es defensor mío; ¿qué puede espantarme? Si se levantan contra mí armados
escuadrones, no temerá mi corazón; si se libra contra mi recia batalla, en eso
pondré mi confianza".
¡Corazón Sagrado de mi adorable Jesús!
Ved como está mi alma de continuo asediada, víctima de tenaz persecución,
vacilante tal vez ya y próxima a caer en manos de sus enemigos. ¡Valedme,
Sagrado Corazón, valedme! Están mundo, demonio y carne contra mí, y yo solo
contra todos ellos. Pero no solo, no, sino con Vos, mi dulce bien, mi único
amparo, mi protector y fortaleza. No me dan ya cuidado los enemigos. Levántense
en mi corazón tempestuosas pasiones; haga brillar el mundo a mi alrededor sus
más poderosos atractivos; oiga zumbar sobre mi cabeza el continuo tiroteo de
los que persiguen de muerte a Vos, a vuestra Iglesia y a vuestros amigos. A
vuestro lado estoy y no desfalleceré. Caigan a mi diestra mil, y diez mil a mi
siniestra, no me tocarán a mí los dardos del perseguidor. Clamaré al Señor, y
me oirá; conmigo estará en el riguroso trance, y me sacará a salvo, y aun con
eso mismo me glorificará.
Sí, dulce protector mío, bondadosísimo Corazón, en vuestro poder he puesto tal
confianza, y sé que no me fallará.
Medítese, y
pídase la gracia particular.
Oración y Acto de Consagración