15 de Junio
Acuérdate de dónde has caído,
haz penitencia y haz tus primeras obras.
(Apocalipsis, 2, 5).
San Vito fue bautizado a la edad de doce
años, a escondidas de su padre. Éste, al saber lo que había pasado, nada omitió
que pudiera hacerle abjurar de la fe cristiana; lo entregó a Valeriano,
gobernador de la provincia; pero los tormentos no pudieron quebrantar la
firmeza del joven cristiano. Crescencia y Modesto libraron a Vito de las manos de sus
perseguidores y huyeron con él a Italia. Mas tampoco allí encontraron la
tranquilidad que buscaban. Detenidos en Lucania, padecieron gloriosamente el
martirio durante la persecución de Diocleciano.
I. Este sacramento es necesario para los
que han perdido la inocencia bautismal por algún pecado mortal. Este remedio es
fácil, pues basta descubrir las llagas para ser curado; es también consolador:
no hay en este mundo gozo comparable al que experimenta el pecador que se
descarga del peso de sus faltas mediante una buena confesión. Meditemos estas
verdades, y entonces iremos con alegría a purificarnos en el saludable baño de
la Penitencia.
II. A menudo hay que allegarse a este
Sacramento, puesto que a menudo ofendemos al Señor. ¿Cómo podemos vivir aunque
sea un momento con el pecado mortal en nuestra conciencia? Si muriésemos en ese
funesto estado, estaríamos perdidos para toda la eternidad. Vemos todos los
días que la muerte arrebata a tantas personas repentina e imprevistamente;
nunca deberíamos vivir en un estado en el cual ni quisiéramos morir. Confiésate
con frecuencia: se llama al médico todas las veces que uno está enfermo.
III. Debes hacer rigurosa penitencia por los pecados
ya confesados, a menos que prefieras hacerla en el purgatorio. Esta penitencia
debe durar tanto como tu vida; si te parece larga, piensa en el tremendo
castigo que te ahorra. ¡Dichosa penitencia que nos reconcilia con Dios, y
extingue las llamas del infierno y del purgatorio! Repitamos con los penitentes
de la primitiva Iglesia: Ahora sufro y me mortifico, a fin de reconciliarme con
Dios a quien ofendí con mis pecados. (Tertuliano).
La paciencia
Orad por la conversión de los pecadores.
Orad por la conversión de los pecadores.
ORACIÓN
Dignaos, Señor, por la intercesión de
vuestros santos mártires Vito, Crescencia y Modesto, conceder a vuestra Iglesia
el resistir al orgullo, y progresar cada vez más en la humildad que os place, a
fin de que, rechazando todo lo que es malo, ejerza la justicia con una
voluntaria caridad. Por J. C. N. S. Amén