PRIMERA LECTURA
Por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 1-4
Hermanos:
Ahora no pesa condena alguna sobre los que están unidos a Cristo Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no pudo hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, lo ha hecho Dios: envió a su Hijo encarnado en una carne pecadora como la nuestra, haciéndolo víctima por el pecado, y en su carne condenó el pecado.
Así, la justicia que proponía la Ley puede realizarse en nosotros, que ya no procedemos dirigidos por la carne, sino por el Espíritu.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14 (R.: 12b)
R. Enséñame, Señor, tus leyes.
¿Cómo podrá un joven andar honestamente? Cumpliendo tus palabras. R.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R.
En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti. R.
Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes. R.
Mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca. R.
Mi alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las riquezas. R.
EVANGELIO
Vosotros sois
la luz del mundo
+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5,
13-16
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra.
Pero si
la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera
y que la pise la gente.
Vosotros
sois la luz del mundo.
No se
puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco
se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el
candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre
así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria
a vuestro Padre que está en el cielo.
Palabra
del Señor.