7 de Junio
SAN ROBERTO,
Abad
SAN ROBERTO,
Abad
He venido a poner fuego en la
tierra:
y ¿qué he de querer sino que arda? (Lucas, 12, 49).
San Roberto, abad de Newminster,
distinguióse entre todos los religiosos de su Orden por su fervor y su
piedad; todos tenían puestos en él sus ojos y lo tomaban por modelo. Sin
cesar recomendaba a Dios las almas a su cargo; noche y día pedía con lágrimas
la santificación de ellas. Murió el 7 de junio de 1159. Diversos milagros
atestiguaron ante los hombres su santidad y la gloria que gozaba junto a
Dios.
I. Tener fervor en el servicio de Dios,
es hacer todo lo que Dios nos pide con ardor, con prontitud y con alegría. Un
hombre fervoroso vuela allí donde le llama el deber. Busca grandes ocasiones
de dar a Dios pruebas de su amor; no desprecia las pequeñas; nada le parece
difícil, por nada tiene lo que ya ha hecho, arde en deseos de hacer algo más
heroico en lo por venir para la gloria de Jesucristo. ¿Te hallas en estas
disposiciones? Estuviste en ellas, ¿por qué no has perseverado? Vuelve lo
antes posible a ese primer estado de fervor del que te relajaste.
II. Un hombre fervoroso resiste
generosamente a todas las tentaciones; un hombre tibio y flojo sucumbe en
ellas. Nada cuesta a un cristiano que está animado de este hermoso fuego:
todo incomoda a un cristiano frío, todo le parece difícil e insoportable. El
hombre fervoroso está siempre feliz y siempre contento, porque Dios derrama
en su alma consolaciones celestiales para recompensarlo por los placeres del
mundo que le sacrifica; el cristiano flojo y tibio no goza de los consuelos
del Cielo, porque no es lo suficientemente fiel a Dios como para merecerlos.
III. El medio para encender el fervor
en tu corazón es, en primer lugar, servir a Dios cada día como si cada día
comenzases a servirle; es olvidar el poco bien qué ya hayas hecho, es
considerarte como un servidor inútil. Compara lo que has hecho por Dios con
lo que Jesucristo ha hecho por ti. En segundo lugar, cada día sirve a Dios
como si fuese el último de tu vida. ¿Qué harías ahora si estuvieras seguro de
morir mañana?
El fervor
Orad por los que trabajan en la salvación de las almas.
ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, Señor, que la
intercesión del bienaventurado Roberto, abad, nos haga agradables a Vuestra
Majestad, a fin de que obtengamos por sus oraciones las gracias que no
podemos esperar de nuestros méritos.
|