JUEVES DE LA SEXTA SEMANA
PRIMERA LECTURA
¿Acaso no ha elegido Dios a
los pobres? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre
Lectura de la carta del Apóstol
Santiago 2, 1-9
Hermanos:
No
juntéis la fe en Nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas. Por
ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno
va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre
andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: Por favor, siéntate aquí, en el
puesto reservado. Al otro, en cambio: Estate ahí de pie o siéntate en el suelo.
Si hacéis eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos? Queridos
hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para
hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman? Vosotros,
en cambio, habéis afrentado al pobre. Y
sin embargo, ¿no son los ricos los que os tratan con despotismo y los que os
arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que denigran ese nombre tan
hermoso que
lleváis como apellido? ¿Cumplís la ley soberana que enuncia la Escritura: «Amarás
a tu prójimo como a ti mismo?» Perfectamente.
Pero si mostráis favoritismos, cometéis un pecado y la Escritura prueba vuestro
delito.
Palabra de
Dios.
Salmo responsorial Sal 33,
2-3. 4-5. 6-7
R. Si
el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Bendigo al
Señor en todo momento,
su alabanza
está siempre en mi boca;
mi alma se
gloría en el Señor:
que los
humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo consulté
al Señor y me respondió,
me libró de
todas mis ansias. R.
Contempladlo
y quedaréis radiantes,
vuestro
rostro no se avergonzará.
Si el
afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva
de sus angustias. R.
EVANGELIO
Tú eres el Mesías. El Hijo
del Hombre tiene que padecer mucho
+ Lectura del santo Evangelio según
San Marcos 8, 27-33
En aquel
tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe;
por el camino preguntó a sus discípulos:
–¿Quién dice
la gente que soy yo?
Ellos le
contestaron:
–Unos, Juan
Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas.
El les
preguntó:
–Y vosotros,
¿quién decís que soy?
Pedro le
contestó:
–Tú eres el
Mesías.
El les
prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a
instruirlos:
–El Hijo del
Hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los senadores,
sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días.
Se lo
explicaba con toda claridad.
Entonces
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Jesús se
volvió, y de cara a los discípulos increpó a Pedro:
–¡Quítate de
mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!
Palabra del
Señor.