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21 de enero
Gocémonos, y saltemos de júbilo y demos gloria a Dios,
pues han llegado las bodas del Cordero y su
esposa se ha engalanado.(Apocalipsis, 19, 7).
He aquí a la esposa del Cordero de Dios.
Búrlase ella para conservar su cuerpo y su corazón para su esposo Jesús, de las
proposiciones y de las amenazas del tirano. Los ángeles la acompañan a un lugar
infame, y dan muerte al insolente que quiere arrebatarle la honra; mas ella
devuélvele la vida y lo convierte a la fe. Se la echa al fuego, pero el fuego
respeta a la tierna virgen y da muerte a los verdugos. Condenada, finalmente, a
ser decapitada, inclina la cabeza y va al cielo a juntarse con su Esposo divino
a quien prometiera fidelidad.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SANTA INÉS
I. Santa Inés consagra su cuerpo y su alma a Jesús, a los
trece años, mediante el voto de castidad. ¡Qué amable Esposo elige! ¡Qué bello!
¡Qué sabio! ¡Qué poderoso! ¡Cuánto amor tiene por ella! Conságrate enteramente a
Él, y experimentarás los dulces efectos de su amor. ¡Oh Jesús, divino esposo de
nuestra alma, si los hombres os conociesen, os amarían y despreciarían las
efímeras bellezas de la tierra para poseeros! ¡Os amo, Dios mío! Si es poco,
haced que os ame con amor más ardiente y más puro. (San Agustín).
II. Se amenaza a Santa Inés con los tormentos más crueles si
no se casa con el hijo del prefecto de Roma, pero ella responde que es la
prometida de Jesucristo. Se la arroja a las llamas, pero éstas no hacen sino
aumentar su amor; las heridas la hacen más bella y más parecida a su divino
Esposo. ¿Qué haces tú para conservar tu cuerpo y tu alma para Jesucristo? ¿Qué
tormentos soportarías? Avergüénzate de saberte menos generoso que una niña de
trece años. Tenía menos fuerzas que tú, pero más valor; tenía más fe y amor para
con Jesucristo.
III. Se le promete una considerable fortuna si consiente en
casarse con el hijo del prefecto; resiste a las seducciones como ha resistido a
los suplicios. ¡Cuán pocas personas hay que resistan al atractivo de los
placeres! Cuídate de ese doble veneno. Es más fácil resistir a los tormentos
que a la voluptuosidad. Los tormentos aterran: la voluptuosidad halaga.
(San Cipriano).
La castidad
Orad para la buena educación de la juventud.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, que elegís en el mundo a
los más débiles para confundir a los más fuertes, haced, por vuestra bondad,
que, celebrando la solemnidad de vuestra virgen Santa Inés, experimentemos los
efectos de su protección junto a Vos. Por N. S. J. C. Amén.
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