viernes, 10 de julio de 2015

VIERNES DE LA DECIMOCUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Puedo morir, después de haberte visto en persona

Lectura del libro del Génesis 46, 1-7. 28-30

En aquellos días, Israel con todo lo suyo se puso en camino, llegó a Berseba y allí ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
Dios le dijo a Israel en una visión de noche: —Jacob, Jacob.
Respondió: —Aquí estoy.
Dios le dijo: —Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en un pueblo numeroso.
Yo bajaré contigo a Egipto, y yo te haré subir; y José te cerrará los ojos.
Al salir Jacob de Berseba, los hijos de Israel hicieron montar a su padre con los niños y las mujeres en las carretas que el Faraón había enviado para transportarlos.
Tomaron el ganado y las posesiones que habían adquirido en Canaán y emigraron a Egipto Jacob con todos sus descendientes: hijos y nietos, hijas y nietas y todos los descendientes los llevó consigo a Egipto.
Jacob envió por delante a Judá, a visitar a José, y a preparar el sitio en Gosén.
Cuando llegaron a Gosén, José mandó preparar la carroza y se dirigió a Gosén a recibir a su padre.
Al verlo se le echó al cuello y lloró abrazado a él.
Israel dijo a José: —Ahora puedo morir, después de haber visto tu rostro, y que vives.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40

V/. El Señor es quien salva a los justos.
R/. El Señor es quien salva a los justos.
V/. Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.
V/. El Señor vela por los días de los buenos, y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía, en tiempo de hambre se saciarán. R/.
V/. Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados, la extirpe de los malvados se extinguirá. R/.
V/. El Señor es quien salva a los justos, él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra, - Los libra de los malvados y los salva, porque se acogen a él. R/.

EVANGELIO
No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 10, 16-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles: Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.
Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán.
Todos os odiarán por mi nombre: el que persevere hasta el final, se salvará.
Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.
Creedme, no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del Hombre.
Pañabra del Señor

jueves, 9 de julio de 2015

JUEVES DE LA DECIMOCUARTA SEMANA

PRIMERA LECTURA
Para salvación me envió Dios a Egipto

Lectura del libro del Génesis 44, 18-21. 23b-29; 45, 1-5

En aquellos días, Judá se acercó a José y le dijo: —Permite a tu siervo hablar en presencia de su señor; no se enfade mi señor conmigo, pues eres como el Faraón.
Mi señor interrogó a sus siervos: ¿Tenéis padre o algún hermano? » , y respondimos a mi señor: «Tenemos un padre anciano y un hijo pequeño que le ha nacido en la vejez; un hermano suyo murió, y sólo le queda éste de aquella mujer; su padre lo adora» Tú dijiste: «Traédmelo para que lo conozca. Si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme» Cuando subimos a casa de tu siervo, nuestro padre, le contamos todas las palabras de mi señor; y nuestro padre nos dijo: «Volved a comprar unos pocos víveres» Le dijimos: «No podemos bajar si no viene nuestro hermano menor con nosotros»; él replicó: «Sabéis que mi mujer me dio dos hijos: uno se apartó de mí y pienso que lo ha despedazado una fiera, pues no he vuelto a verlo; si arrancáis también a éste de mi presencia y le sucede una desgracia, daréis con mis canas, de pena, en el sepulcro»
José no pudo contenerse en presencia de su corte y ordenó: —Salid todos de mi presencia.
Y no había nadie cuando se dio a conocer a sus hermanos.
Rompió a llorar fuerte, de modo que los egipcios lo oyeron y la noticia llegó a casa del Faraón.
José dijo a sus Hermanos: —Yo soy José; ¿vive todavía mi padre?
Sus hermanos, perplejos, se quedaron sin respuesta.
José dijo a sus Hermanos: —Acercaos a mí.
Se acercaron, y les repitió: —Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios.
Pero ahora no os preocupéis, ni os pese el haberme vendido
aquí; para salvación me envió Dios delante de vosotros.
Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 104, 16-17. 18-19. 20-21
V/. Recordad las maravillas que hizo el Señor.
R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor.
V/. Llamó al hambre sobre aquella tierra: cortando el sustento del pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo. R/.
V/. Le trabaron los pies con grillos, le metieron el cuello en la argolla, hasta que se cumplió su predicción, y la palabra del Señor lo acreditó. R/.
V/. El rey lo mandó desatar, el Señor de pueblos le abrió la prisión, lo nombró administrador de su casa, señor de todas sus posesiones. R/.


EVANGELIO
Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 10, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles: Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca: Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios.
Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.
No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni otra túnica, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento.
Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis.
Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella.
Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies.
Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra, que a aquel pueblo.
Palabra del Señor

miércoles, 8 de julio de 2015

MIÉRCOLES DE LA DECIMOCUARTA SEMANA

PRIMERA LECTURA
Estamos pagando el delito contra nuestro hermano

Lectura del libro del Génesis 41, 55-57; 42, 5-7. 17-24a

En aquellos días, llegó el hambre a todo Egipto, y el pueblo reclamaba pan al Faraón; el Faraón decía a los egipcios: —Dirigíos a José y haced lo que él os diga.
Cuando el hambre cubrió toda la tierra, José abrió los graneros y repartió raciones a los egipcios, mientras arreciaba el hambre en Egipto.
Y de todos los países venían a Egipto a comprarle a José, porque el hambre arreciaba en toda la tierra.
Los hijos de Israel fueron entre otros a comprar grano, pues había hambre en Canaán.
José mandaba en el país y distribuía las raciones a todo el mundo.
Vinieron, pues, los hermanos de José y se postraron ante él,
rostro en tierra.
Al ver a sus hermanos José los reconoció, pero él no se dio a conocer, sino que les habló duramente: — ¿De dónde venís?
Contestaron: —De tierra de Canaán a comprar provisiones.
Y los hizo detener durante tres días.
Al tercer día les dijo: —Yo temo a Dios, por eso haréis lo siguiente, y salvaréis la vida: Si sois gente honrada, uno de vosotros quedará aquí encarcelado, y los demás irán a llevar víveres a vuestras familias hambrientas; después me traeréis a vuestro hermano menor; así probaréis que habéis dicho la verdad y no moriréis.
Ellos aceptaron, y se decían: —Estamos pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta desgracia.
Intervino Rubén: — ¿No os lo decía yo: «no pequéis contra el muchacho», y no me hicisteis caso? Ahora nos piden cuentas de su sangre.
Ellos no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete.
El se retiró y lloró; después volvió a ellos.
Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 32, 2-3. 10-11. 18-19

V/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
V/. Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas; cantadle un cántico nuevo, acompañando los vítores con bordones. R/.
V/. El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos; pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad. R/.
V/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y a reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

EVANGELIO
Id a las ovejas descarriadas de Israel

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 10, 1-7

En aquel tiempo, Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, el llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el fanático, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel.
Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca.
Palabra del Señor

martes, 7 de julio de 2015

MARTES DE LA DECIMOCUARTA SEMANA

PRIMERA LECTURA
Te llamarás Israel, porque has luchado con dioses y has podido

Lectura del libro del Génesis 32, 22-32

En aquellos días, todavía de noche se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las dos siervas y los once hijos y cruzó el vado de Jacob; pasó con ellos el torrente e hizo pasar cuanto poseía. Y él se quedó solo.
Un hombre luchó con él hasta la aurora; y viendo que no le podía, le tocó la articulación del muslo, y se la dejó tiesa mientras peleaba con él. Y el hombre le dijo: —Suéltame, que llega la aurora
Respondió: —No te soltaré hasta que me bendigas.
Y le preguntó: — ¿Cómo te llamas ?
Contestó: —Jacob.
Le replicó: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado
con dioses y con hombres y has podido.
Jacob, a su vez, preguntó: —Dime tu nombre.
Respondió: — ¿Por qué me preguntas mi nombre?
Y le bendijo.
Jacob llamó aquel lugar Penuel, diciendo: —He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo.
Cuando atravesaba Penuel salía el sol, y él iba cojeando.
Por eso los israelitas, hasta hoy no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.
Palabra de Dios
 
Salmo responsorial Sal 16, 1. 2-3. 6-7. 8 y 15
V/. Con mi apelación, Señor, vengo a tu presencia.
R/. Con mi apelación, Señor, vengo a tu presencia.
V/. Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño. R/.
V/. Emane de ti la sentencia, miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón, visitándolo de noche,
aunque me pruebes al fuego, no encontrarás malicia en mí. R/.
V/. Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío,
inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha. R/.
V/. Guárdame como a las niñas de tus ojos
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.

EVANGELIO
La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 9, 32-38

En aquel tiempo, llevaron a Jesús un endemoniado mudo.
Echó al demonio, y el mudo habló.
La gente decía admirada: Nunca se ha visto en Israel cosa igual.
En cambio, los fariseos decían: Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios.
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias.
Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dijo a sus discípulos: La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.
Palabra del Señor

lunes, 6 de julio de 2015

LUNES DE LA DECIMOCUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Vio una escalinata y ángeles de Dios que subían y bajaban y a Dios que hablaba

Lectura del libro del Génesis 28, 10-22

En aquellos días, Jacob salió de Berseba en dirección a Harán.
Casualmente llegó a un lugar y se quedó allí a pernoctar porque ya se había puesto el sol.
Cogió de allí mismo una piedra, se la colocó a guisa de almohada y se echó a dormir en aquel lugar.
Y tuvo un sueño: Una escalinata, apoyada en la tierra, con la cima tocaba el cielo.
Ángeles de Dios subían y bajaban por ella.
El Señor estaba en pie sobre ella y dijo: —Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac.
La tierra, sobre la que estás acostado, te la daré a ti y a tu descendencia.
Tu descendencia se multiplicará como el polvo de la tierra, y
ocuparás el oriente y el occidente, el norte y el sur; y todas las naciones del mundo se llamarán benditas por causa tuya y de tu descendencia.
Yo estoy contigo; yo te guardaré donde quiera que vayas, y te volveré a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido.
Cuando Jacob despertó dijo: —Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía.
Y, sobrecogido, añadió: —Qué terrible es este lugar: no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo.
Jacob se levantó de madrugada, tomó la piedra que le había servido de almohada, la levantó como estela y derramó aceite por encima.
Y llamó a aquel lugar «Casa de Dios» ; antes la ciudad se llamaba Luz.
Jacob hizo un voto diciendo: —Si Dios está conmigo y me guarda en el camino que estoy haciendo, si me da pan para comer y vestidos para cubrirme, si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he levantado como estela será una casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo.
Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 90, 1-2. 3-4. 14-15ab

V/. Dios mío, confío en ti.
R/. Dios mío, confío en ti.
V/. Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti» R/.
V/. El te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás. R/.
V/. Se puso junto a mí: lo libraré;
Lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé;
con él estaré en la tribulación.

EVANGELIO
Mi hija acaba de morir.
Pero ven tú, y vivirá

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 9, 18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: Mi hija acaba de morir.
Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.
Jesús lo siguió con sus discípulos.
Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió, y al verla le dijo: ¡Animo, hija! Tu fe te ha curado.
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: ¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida. Se reían de él.
Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie.
La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Palabra del Señor

domingo, 5 de julio de 2015

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA
Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos

Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2-5

En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía:
—«Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas:"Esto dice el Señor." Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos. »
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 122, 1-2a. 2bcd. 3-4 (R/.: 2cd)
R/. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.
A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores. R/.
Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. R/.
Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos. R/.


SEGUNDA LECTURA
Presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 7b-10

Hermanos:
Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido:
«Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.»
Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.
Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Palabra de Dios.


Aleluya Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.


EVANGELIO
No desprecian a un profeta más que en su tierra

 +Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1-6
En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
—«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?»
Y esto les resultaba escandaloso.
Jesús les decía:
—«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.»
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Palabra del Señor.

sábado, 4 de julio de 2015

SÁBADO DE LA DECIMOTERCERA SEMANA

PRIMERA LECTURA
Jacob echó la zancadilla a Esaú y le quitó su bendición

Lectura del libro del Génesis 27, 1-5. 15-29

Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor: —Hijo mío.
Contestó: —Aquí estoy.
El le dijo: —Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré.
Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me guisas un buen plato, como sabes que me gusta, y me lo traes para que coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir.
Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo.
Salió Esaú al campo a cazar para su padre.
Rebeca tomó un traje de su hijo mayor, Esaú, el traje de fiesta, que tenía en el arcón, y vistió con él a Jacob, su hijo menor; con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello.
Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan.
El entró en la habitación de su padre y dijo: —Padre.
Respondió Isaac: —Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?
Respondió Jacob a su padre: —Soy Esaú tu primogénito, he hecho lo que me mandaste; incorpórate, siéntate y come lo que he cazado; después me bendecirás tú.
Isaac dijo a su hijo: — ¡Qué prisa te has dado para encontrarla!
El respondió: —El Señor tu Dios me la puso al alcance.
Isaac dijo a Jacob: —Acércate que te palpe, hijo mío a ver si eres tú mi hijo Esaú o no.
Se acercó Jacob a su padre Isaac, y éste lo palpó, y dijo: —La voz es la voz de Jacob, los brazos son los brazos de Esaú.
Y no lo reconoció porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú.
Y lo bendijo.
Le volvió a preguntar: — ¿Eres tú mi hijo Esaú?
Respondió Jacob: —Yo soy.
Isaac dijo: —Sírveme la caza, hijo mío, que coma yo de tu caza, y así te bendeciré yo.
Se la sirvió, y él comió.
Le trajo vino, y bebió.
Isaac le dijo: —Acércate y bésame, hijo mío.
Se acercó y lo besó.
Y al oler el aroma del traje, lo bendijo, diciendo: —Aroma de un campo que bendijo el Señor es el aroma de mi hijo: que Dios te conceda el rocío del cielo, la fertilidad de la tierra, abundancia de trigo y de vino.
Que te sirvan los pueblos, y se postren ante ti las naciones.
Sé señor de tus hermanos, que ellos se postren ante ti.
Maldito quien te maldiga, bendito quien te bendiga.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 134, 1-2. 3-4. 5-6

V/. Alabad al Señor, porque es bueno.
R/. Alabad al Señor, porque es bueno.
V/. Alabad el nombre del Señor, alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios. R/.
V/. Alabad al Señor, porque es bueno; tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob, a Israel en posesión suya. R/.
V/. Yo sé que el Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace: en el cielo y en la tierra, en los mares y en los océanos. R/.

EVANGELIO
¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos?

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 9, 14-17

En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? .
Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.
Palabra del Señor