miércoles, 21 de noviembre de 2012

MIÉRCOLES DE LA TRIGÉSIMA TERCERA SEMANA




PRIMERA LECTURA
Santo es el Señor, soberano de todo; el que era y es y viene
Lectura del libro del Apocalipsis 4, 1-11
Yo, Juan, miré y vi en el cielo una puerta abierta; la voz con timbre de trompeta que oí al principio me estaba diciendo:
–Sube aquí y te mostraré lo que tiene que suceder después.
Al momento caí en éxtasis.
En el cielo había un trono y uno sentado en el trono. El que estaba sentado en el trono brillaba como jaspe y granate, y alrededor del trono había un arco iris que brillaba como una esmeralda. En círculo alrededor del trono había otros veinticuatro tronos, y sentados en ellos veinticuatro ancianos con ropajes blancos y coronas de oro en la cabeza. Del trono salían relámpagos y retumbar de truenos; ante el trono ardían siete lámparas, los siete espíritus de Dios, y delante se extendía una especie de mar transparente, parecido al cristal. En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes cubiertos de ojos por delante y por detrás: el primero se parecía a un león, el segundo a un novillo, el tercero tenía cara de hombre y el cuarto parecía un águila en vuelo. Los cuatro seres vivientes, cada uno con seis alas, estaban cubiertos de ojos por fuera y por dentro. Día y noche cantan sin pausa:
«Santo, Santo, Santo es el Señor,
soberano de todo;
el que era y es y viene».
Y cada vez que los cuatro seres vivientes gritan gloria y honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran ante el que está sentado en el trono, adorando al que vive por los siglos de los siglos, y arrojan sus coronas ante el trono diciendo:
«Digno eres, Señor y Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y la fuerza,
por haber creado el universo:
por tu voluntad fue creado y existe».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 150, 1-2. 3-4. 5-6
R.  Santo, Santo, Santo es el Señor, soberano de todo.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza. R.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras;
alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompetas y flautas. R.
Alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta
alabe al Señor. R.

EVANGELIO
¿Por qué no pusiste mí dinero en el banco?
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 19, 11-28
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro.
Dijo, pues:
–Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.
Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles:
–Negociad mientras vuelvo.
Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar: «No queremos que él sea nuestro rey».
Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo:
–Señor, tu onza ha producido diez.
El le contestó:
–Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades.
El segundo llegó y dijo:
–Tu onza, señor, ha producido cinco.
A ése le dijo también:
–Pues toma tú el mando de cinco ciudades.
El otro llegó y dijo:
–Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras.
El le contestó:
–Por tu boca te condeno, empleado holgazán.
¿Con que sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro?
Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.
Entonces dijo a los presentes:
–Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez.
Le replicaron:
–Señor, si ya tiene diez onzas.
–Os digo: Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.
Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
Palabra del Señor.

martes, 20 de noviembre de 2012

MARTES DE LA TRIGÉSIMA TERCERA SEMANA




PRIMERA LECTURA
Si alguien me abre, entraré y comeremos juntos
Lectura del libro del Apocalipsis 3, 1-6. 14-22
Yo, Juan, oí al Señor, que me decía:
–Al ángel de la iglesia de Sardes escribe así:
Esto dice el que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco tu conducta; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras perfectas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi palabra: guárdala y arrepiéntete.
Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Ahí en Sardes tienes unos cuantos que no han manchado su ropa; ésos irán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen. El que venza se vestirá todo de blanco, y no borraré su nombre del libro de la vida, pues ante mi Padre y ante sus ángeles reconoceré su nombre.
El que tiene oídos, que oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias. Al ángel de la Iglesia de Laodicea escribe así: Habla el testigo fidedigno y veraz, el Amén, el principio de la creación: Conozco tu manera de obrar y no eres frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca.
Tú dices: Soy rico, tengo reservas y nada me falta. Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo.
Te aconsejo que me compres oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y colirio para untártelo en los ojos y ver.
A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y conviértete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.
A los vencedores los sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi Padre, junto a él.
El que tiene oídos, que oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5
R.  A los vencedores los sentaré en mi trono, junto a mí.
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.

EVANGELIO
El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 19, 1-10
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
–Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.
El bajó en seguida, y lo recibió muy contento.
Al ver ésto, todos murmuraban diciendo:
–Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor:
–Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.
Jesús le contestó:
–Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Palabra del Señor.

lunes, 19 de noviembre de 2012

LUNES DE LA TRIGÉSIMA TERCERA SEMANA




PRIMERA LECTURA
Recuerda de dónde has caído y conviértete
Comienzo del libro del Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5a
Esta es la revelación que Dios ha entregado a Jesucristo, para que muestre a sus siervos lo que tiene que suceder pronto. Dio la señal enviando su ángel a su siervo Juan. Este, narrando lo que ha visto, se hace testigo de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de esta profecía y tienen presente lo que en ella está escrito, porque el plazo está cerca. Juan a las siete iglesias de Asia: Gracia y paz a vosotros de parte del que es y era y viene y de parte de los siete espíritus que están ante su trono.
Oí una voz que decía desde el cielo:
Al ángel de la Iglesia de Éfeso escribe así:
–Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y anda entre los siete candelabros de oro:
Conozco tu manera de obrar, tu fatiga y tu aguante; sé que no puedes soportar a los malvados, que pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles sin serlo y descubriste que eran unos embusteros.
Eres tenaz, has sufrido por mí y no te has rendido a la fatiga; pero tengo en contra tuya que has abandonado el amor primero. Recuerda de dónde has caído, conviértete y vuelve a proceder como antes.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6
R.  Al que venciere le daré a comer del árbol de la vida.
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos;
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos,
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón,
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.
No así los impíos, no así:
serán paja que arrebata el viento;
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

EVANGELIO
¿Qué quieres que haga por ti? -Señor, que vea otra vez
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 18, 35-43
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron:
–Pasa Jesús Nazareno.
Entonces gritó:
–¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
–¡Hijo de David, ten compasión de mí!
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
–¿Qué quieres que haga por ti?
El dijo:
–Señor, que vea otra vez.
Jesús le contestó:
–Recobra la vista, tu fe te ha curado.
Enseguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Palabra del Señor.

domingo, 18 de noviembre de 2012

DEDICACIÓN DE LA IGLESIA de SAN PEDRO y SAN PABLO


18 de noviembre 
DEDICACIÓN DE LA IGLESIA
de
SAN PEDRO
 y SAN PABLO

   Siempre los fieles han profesado una profunda veneración a la tumba de los apóstoles San Pedro y San Pablo. Ocho días después de su bautismo, según se refiere, el emperador Constantino trasladóse al lugar donde descansaban los santos cuerpos; oró allí con gran abundancia de lágrimas. Cavóse después la tierra, llenó doce canastas con ella en honor de los doce apóstoles, y echó los cimientos de la basílica de San Pedro. Terminado el edificio, el Papa San Silvestre lo consagró. Constantino hizo también edificar una iglesia en honor de San Pablo. La fiesta de este día fue instituida para recordar la consagración de la basílica de San Pablo extramuros, reconstruida después de un incendio, en 1854.

MEDITACIÓN
NUESTROS CUERPOS SON
 
TEMPLOS DEL ESPÍRITU SANTO

  I.  El Apóstol San Pablo nos enseña que los cuerpos de los cristianos son templos del  Espíritu Santo. Dios ha edificado este templo, el Espíritu Santo lo ha consagrado el día de nuestro bautismo, y Jesús desciende a él cuando recibimos la Santa Eucaristía. Hay que tener cuidado, pues, de no profanar este templo con acciones indecentes o criminales; hay que vigilar sus puertas, es decir, nuestros sentidos, a fin de que no entre en él nada manchado; es preciso que nuestro corazón, que es su santuario, siempre esté puro y limpio.

   II. Dado que nuestros cuerpos han sido consagrados a Dios por el Bautismo y honrados con la presencia de Jesucristo, debemos respetarlos como a lugares santificados; no es permitido dedicar un vaso sagrado a usos profanos: seria un sacrilegio semejante al que Dios castigó tan severamente en la persona de Baltasar. Y, sin embargo, tú haces servir a tu cuerpo para acciones criminales, cuando lo haces esclavo de tus infames voluptuosidades. Teme la amenaza que te hace San Pablo, diciéndote que Dios exterminará al que haya profanado el templo del Señor.

   III. Consérvase en los templos un fuego que arde siempre ante el altar: asimismo es preciso que tu corazón esté siempre abrasado en el fuego del amor divino. Nunca dejes extinguir este hermoso fuego: desalojará de tu corazón todas las llamas impuras y el amor desordenado de las creaturas. ¿Amas a Dios más que a tus placeres, más que a tus riquezas, más que a tus parientes? ¿Podrías decir a Jesucristo: Señor, Vos sabéis que os amo?...
La pureza 
Orad por la Iglesia.

ORACIÓN
   Oh Dios, que todos los años renováis en favor nuestro el día de la consagración de este templo y nos permitís asistir a los santos misterios, escuchad los ruegos de vuestro pueblo y haced que todos los que entren en este templo para impetrar gracias, tengan la alegría de experimentar que son escuchadas sus plegarias. Por J. C. N. S. Amén

sábado, 17 de noviembre de 2012

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO



PRIMERA LECTURA
Por aquel tiempo se salvará tu pueblo
Lectura de la profecía de Daniel 12, 1-3
Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora.
Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro.
Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para ignominia perpetua.
Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 15, 5 y 8. 9–10. 11 (R.: 1)
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

SEGUNDA LECTURA
Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados
Lectura de la carta a los Hebreos  10, 11-14. 18
Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de nin­gún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como es­trado de sus pies.
Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
Palabra de Dios.

Aleluya Lc 21, 36
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para manteneros en pie ante el Hijo del hombre.

EVANGELIO
Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos
+Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 24-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.
Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta genera­ción antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.»
Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA TRIGÉSIMA SEGUNDA SEMANA




PRIMERA LECTURA
Debemos sostener a los hermanos, cooperando así en la propagación de la verdad
Lectura de la tercera carta del Apóstol San Juan 5-8
Querido hermano:
Te portas con plena lealtad en todo lo que haces por los hermanos, y eso que para ti son extraños. Ellos han hablado de tu caridad ante la comunidad de aquí. Por favor, provéelos para el viaje como Dios se merece; ellos se pusieron en camino para trabajar por Cristo, sin aceptar nada de los paganos. Por eso debemos nosotros sostener a hombres como éstos, cooperando así en la propagación de la verdad.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 111. 1-2. 3-4. 5-6
R.  Dichoso quien teme al Señor.
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R.

EVANGELIO
Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:
–Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: «Hazme justicia frente a mi adversario»; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara».
Y el Señor añadió:
–Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche? ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?
Palabra del Señor.

viernes, 16 de noviembre de 2012

VIERNES DE LA TRIGÉSIMA SEGUNDA SEMANA




PRIMERA LECTURA
Quien permanece en la doctrina, vive con el Padre y el Hijo
Lectura de la segunda carta del Apóstol San Juan 4-9
Señora elegida:
Me alegré mucho al enterarme de que tus hijos
proceden con autenticidad,
según el mandamiento que el Padre nos dio.
Ahora tengo algo que pedirte, señora.
No pienses que escribo para mandar algo nuevo,
sólo para recordaros el mandamiento que tenemos desde el principio,
amarnos unos a otros.
Y amar significa seguir los mandamientos de Dios.
Como oísteis desde el principio,
éste es el mandamiento que debe regir vuestra conducta.
Es que han salido en el mundo muchos embusteros,
que no reconocen que Jesucristo vino en un cuerpo de carne.
El que diga eso es el embustero y el anticristo.
Estad en guardia, para que recibáis el pleno salario
y no perdáis vuestro trabajo.
Todo el que se propasa
y no se mantiene en la doctrina de Cristo,
vive sin Dios;
quien permanece en la doctrina,
vive con el Padre y el Hijo.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 118, 1. 2. 10. 11. 17. 18
R.  Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor. R.
Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe
de tus mandamientos. R.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré jamás. R.
Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras. R.
Ábreme los ojos y contemplaré
las maravillas de tu voluntad. R.

EVANGELIO
El día que se manifieste el Hijo del Hombre
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 17, 26-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del Hombre.
Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa que no baje por ellas si uno está en el campo, que no vuelva.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán.
Ellos le preguntaron:
–¿Dónde, Señor?
El contestó:
–Donde está el cadáver se reunirán los buitres.
Palabra del Señor.