sábado, 8 de febrero de 2014

SAN JUAN DE MATA, Confesor

8 de febrero
SAN JUAN DE MATA, *
Confesor 

El mayor entre vosotros ha de ser
vuestro servidor.
(Mat. 23,11).


  
Este santo es el fundador de la orden de la Santísima Trinidad, destinada, al igual que la que más tarde fundó San Pedro Nolasco, al rescate de los cristianos cautivos de los moros. Tan baja opinión tenía de sí mismo y un respeto tan grande por el sacerdocio, que no consintió en ser ordenado sino por obediencia a los insistentes requerimientos del arzobispo de París. En el mismo día de su primera misa Dios le inspiró la generosa resolución de trabajar para la salvación de los cristianos que gemían en la esclavitud.
 
MEDITACIÓN
SOBRE LOS TRES MOTIVOS
  QUE DEBEN MOVERNOS A HUMILDAD
 
   I. La verdadera humildad está basada sobre el conocimiento de sí mismo. ¿Qué eras antes de que Dios te creara? ¿Dónde estabas? ¿Qué hacías? Eras nada; Dios, por su bondad, hizo que fueses. Sin embargo, te glorías de ello; te crees necesario para la gloria de Dios y para la salvación de las almas, te crees indispensable para la familia o para la sociedad de que formas parte. Sin ti muy bien se las arreglaron Dios y los hombres antes de tu nacimiento; igualmente sucederá después de tu muerte.
 
   II. ¿Y qué eres al presente? Tu cuerpo no es sino corrupción, tu alma, ignorancia y malicia. Tu vida es una llama que el menor soplo apaga. Cuida cuanto quieras tu salud, es preciso que, por fin, tu vida acabe, y que tus grandes proyectos se disipen en humo. ¡Oh hombre! si conocieses tu nada, conocerías la grandeza de tu Dios y serías humilde en su presencia. Para conocer a Dios, aprende a conocerte a ti mismo. (San Cipríano).
 
   III. ¿Qué serás durante toda la eternidad? ¿Quién lo sabe? Ignoras si serás víctima del infierno o heredero del paraíso. Puedes tener vanidad cuando te dices a ti mismo: Yo no sé adónde iré después de mi muerte; mi cuerpo descenderá a la tumba, pero, mi alma, ¿a dónde irá? Humíllate delante de los hombres. Ése que ahora te parece despreciable y malo, acaso un día esté más elevado que tú en el cielo. ¡Señor Jesús, haced que os conozca y que me conozca a mí mismo! (San Agustín).

El amor a las humillaciones
Orad por los que os persiguen.
 
ORACIÓN
   Oh Dios, que milagrosamente habéis instituido, por medio de San Juan de Mata, la orden de la Santísima Trinidad, para el rescate de los cautivos del poder de los sarracenos, haced, benignamente, que ayudados por sus méritos y por vuestra gracia, seamos librados de la cautividad del cuerpo y del alma. Por J. C. N. S. Amén.

FUENTE: Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982) 

SÁBADO DE LA CUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo

Lectura del primer libro de los Reyes 3, 4-13

En aquellos días, Salomón fue a Gabaón a ofrecer sacrificios, porque allí estaba la ermita principal.
En aquel altar ofreció Salomón mil holocaustos.
En Gabaón el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras.
Respondió Salomón: Tú trataste con misericordia a mi padre, tu siervo David, porque caminó en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón; y, fiel a esa misericordia, le diste un hijo que se sentase en su trono: es lo que sucede hoy.
Pues bien, Señor Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme.
Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable.
Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso? Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello y Dios le dijo: Por haber pedido esto, y no una vida larga, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino inteligencia para acertar en el gobierno, te daré lo que has pedido: un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes de ti ni lo habrá después de ti.
Y te daré también lo que no has pedido: riquezas y fama mayores que las de rey alguno.


Salmo responsorial Sal 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14

V/. Enséñame, Señor, tus leyes.
R/. Enséñame, Señor, tus leyes.
V/. ¿Cómo podrá un joven andar honestamente? Cumpliendo tus palabras. R/.
V/. Te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R/.
V/. En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti. R/.
V/. Bendito eres, Señor; enséñame tus leyes. R/.
V/. Mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca. R/.
V/. Mi alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las riquezas. R/.




EVANGELIO
Andan como ovejas sin pastor

+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 30-34

En aquel tiempo, los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

viernes, 7 de febrero de 2014

VIERNES DE LA CUARTA SEMANA

PRIMERA LECTURA
De todo corazón amó David a su Creador, entonando salmos cada día

Lectura del libro del Eclesiástico 47, 2-13

Como la grasa es lo mejor del sacrificio, así David es el mejor de Israel.
Jugaba con leones como con cabritos, y con osos como con corderillos; siendo un muchacho mató a un gigante, removiendo la afrenta del pueblo, cuando su mano hizo girar la honda, y derribó el orgullo de Goliat. Invocó al Dios Altísimo, quien hizo fuerte su diestra para eliminar al hombre aguerrido y restaurar el honor de su pueblo.
Por eso le cantaban las mozas, alabándole por sus diez mil.
Ya coronado, peleó y derrotó a sus enemigos vecinos, derrotó a los filisteos hostiles, quebrantando su poder hasta hoy.
De todas sus empresas daba gracias, alabando la gloria del Dios Altísimo; de todo corazón amó a su Creador, entonando salmos cada día; trajo instrumentos para servicio del altar y compuso música de acompañamiento; celebró solemnemente fiestas y ordenó el ciclo de las solemnidades; cuando alababa el nombre santo, de madrugada, resonaba el rito.
El Señor perdonó su delito y exaltó su poder para siempre; le confirió el poder real y le dio un trono en Jerusalén.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 17, 31. 47 y 50. 51

V/. Sea ensalzado mi Dios y Salvador.
R/. Sea ensalzado mi Dios y Salvador.
V/. Perfecto es el camino de Dios, acendrada es la promesa del Señor, él es escudo para los que a él se acogen. R/.
V/. Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador: Te daré gracias entre las naciones, Señor, y tañeré en honor de tu nombre. R/.
V/. Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido, de David y su linaje por siempre. R/.

 EVANGELIO
Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado

+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 14-29

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.
Unos decían: Juan Bautista ha resucitado, y por eso los ángeles actúan en él.
Otros decían: Es Elías.
Otros: Es un profeta como los antiguos.
Herodes, al oírlo, decía: Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Felipe, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía.
En muchos asuntos seguía su parecer y lo escuchaba con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo a la joven: Pídeme lo que quieras, que te lo doy.
Y le juró: Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.
Ella salió a preguntarle a su madre: ¿Qué le pido? La madre le contestó: La cabeza de Juan el Bautista.
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairar1a.
En seguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan.
Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

Palabra del Señor.

jueves, 6 de febrero de 2014

JUEVES DE LA CUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Yo emprendo el viaje de todos. ¡Animo, Salomón, sé un hombre!

Lectura del primer libro de los Reyes 2, 1-4. 10-12

Estando ya próximo a morir, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón: Yo emprendo el viaje de todos.
¡Animo, sé un hombre! Guarda las consignas del Señor tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus preceptos, mandatos, decretos y normas, como están escritos en la Ley de Moisés; para que tengas éxito en todas tus empresas dondequiera que vayas; para que el Señor cumpla la promesa que me hizo: «Si tus hijos saben comportarse, caminando sinceramente en mi presencia, con todo el corazón y con toda el alma, no te fallará un descendiente en el trono de Israel».
David murió, y lo enterraron en la Ciudad de David.
Reinó en Israel cuarenta años: siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén.
Salomón le sucedió en el trono, y su reino se consolidó.


Salmo responsorial 1 Cro 29, 10. 11ab. 11d-12a. 12bcd

V/. Tú eres Señor del universo.
R/. Tú eres Señor del universo.
V/. Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel, por los siglos de los siglos. R/.
V/. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor, la majestad, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R/.
V/. Tú eres rey y soberano de todo; de ti viene la riqueza y la gloria. R/.
V/. Tú eres Señor del universo, en tu mano está el poder y la fuerza, tú engrandeces y confortas a todos. R/.



EVANGELIO
Los fue enviando

+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos.
Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió: quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Palabra del Señor.

miércoles, 5 de febrero de 2014

MIÉRCOLES DE LA CUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Soy yo el que he pecado, haciendo el censo de la población. ¿Qué han hecho estas ovejas ?

Lectura del segundo libro de Samuel 24, 2. 9-17

En aquellos días, el rey ordenó a Joab y a los jefes del ejército que estaban con él: Id por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba, a hacer el censo de la población, para que yo sepa cuánta gente tengo.
Joab entregó al rey los resultados del censo: en Israel había ochocientos mil hombres aptos para el servicio militar, y en Judá quinientos mil.
Pero, después de haber hecho el censo del pueblo, a David le remordió la conciencia, y dijo al Señor: He cometido un grave error.
Ahora, Señor, perdona la culpa de tu siervo, porque he hecho una locura.
Antes que David se levantase por la mañana, el profeta Gad, vidente de David, recibió la palabra del Señor: Vete a decir a David: «Así dice el Señor: Te propongo tres castigos; elige uno y yo lo ejecutaré». Gad se presentó a David y le notificó: ¿Qué castigo escoges: tres años de hambre en tu territorio, tres meses huyendo perseguido por tu enemigo, o tres días de peste en tu territorio ? ¿Qué le respondo al Señor que me ha enviado ? David contestó: Estoy en un gran apuro.
Mejor es caer en manos de Dios, que es compasivo, que caer en manos de hombres.
El Señor mandó entonces la peste a Israel, desde la mañana hasta el tiempo señalado.
Y, desde Dan hasta Berseba, murieron setenta mil hombres del pueblo.
El ángel extendió su mano hacia Jerusalén para asolar1a.
Entonces David, al ver al ángel que estaba hiriendo a la población, dijo al Señor: ¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el culpable! ¿Qué han hecho estas ovejas? Carga la mano sobre mí y sobre mi familia.
El Señor se arrepintió del castigo, y dijo al ángel que estaba asolando a la población: ¡Basta! ¡Detén tu mano!

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 31, 1-2. 5. 6. 7.
V/. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
R/. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
V/. Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R/.
V/. Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: Confesaré al Señor mi culpa, y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.
V/. Por eso, que todo fiel te suplique en el momento de la desgracia: la crecida de las aguas caudalosas no lo alcanzará. R/.
V/. Tú eres mi refugio: me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación.


EVANGELIO
No desprecian a un profeta más que en su tierra

+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 1-6

En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón ? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí ? Y desconfiaban de él.
Jesús les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos.
Y se extrañó de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Palabra del Señor.

martes, 4 de febrero de 2014

MARTES DE LA CUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Hijo mío, Absalón, ¡ojalá hubiera muerto yo en vez de ti!

Lectura del segundo libro de Samuel 18, 9-10. 14b. 24-25a. 30─19, 3
En aquellos días, Absalón fue a dar en un destacamento de David.
Iba montado en un mulo, y, al meterse el mulo bajo el ramaje de una encina copuda, se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que cabalgaba se le escapó.
Lo vio uno y avisó a Joab: ¡Acabo de ver a Absalón colgado de una encina! Agarró Joab tres venablos y se los clavó en el corazón a Absalón.
David estaba sentado entre las dos puertas.
El centinela subió al mirador de encima de la puerta sobre la muralla, levantó la vista y miró: un hombre venía corriendo solo.
El centinela gritó y avisó al rey.
El rey dijo: Retírate y espera ahí.
Se retiró y esperó allí.
Y en aquel momento llegó el etíope y dijo: ¡Albricias, Majestad! ¡El Señor te ha hecho hoy justicia de los que se habían rebelado contra ti!
El rey le preguntó: ¿Está bien mi hijo Absalón? Respondió el etíope: ¡Acaben como él los enemigos de Vuestra Majestad y cuantos se rebelen contra ti!
Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía: ¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío! A Joab le avisaron: El rey está llorando y lamentándose por Absalón.
Así la victoria de aquel día fue duelo para el ejército, porque los soldados oyeron decir que el rey estaba afligido a causa de su hijo.
Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas, como se esconden los soldados abochornados cuando han huido del combate.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 85, 1-2. 3-4. 5-6.
V/. Inclina tu oído, Señor, escúchame.
R/. Inclina tu oído, Señor, escúchame.
V/. Inclina tu oído, Señor, escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo, salva a tu siervo que confía en ti. R/.
V/. Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti. R/.
V/. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. R/.


EVANGELIO
Contigo hablo, niña, levántate

+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 5, 21-43

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años.
Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor.
Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con solo tocarle el vestido, curaría.
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: ¿Quién me ha tocado el manto? Los discípulos le contestaron: Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: «¿quién me ha tocado ? » El seguía mirando alrededor, para ver quién había sido.
La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
El le dijo: Hija, tu fe te ha curado.
Vete en paz y con salud.
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: Tu hija se ha muerto.
¿Para qué molestar más al maestro? Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: No temas; basta que tengas fe.
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: ¿Qué estrépito y qué lloros son estos ? La niña no está muerta, está dormida.
Se reían de él.
Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar ─tenía doce años─.
Y se quedaron viendo visiones.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor

lunes, 3 de febrero de 2014

SAN BLAS, Obispo y Mártir

3 de febrero
SAN BLAS, *

Obispo y Mártir

Si vosotros no hacéis penitencia,
todos pereceréis.
(Lucas, 13, 5).


   San Blas, Obispo de Sebaste, deja su obispado y se retira a una caverna para hacer en ella penitencia. Las bestias feroces acuden a él, y cuando lo ven en oración, esperan que haya terminado de hablar con Dios para pedirle su bendición. Los esbirros del gobernador van a arrancarlo de su gruta para hacerlo morir en los tormentos.
 
MEDITACIÓN SOBRE
LA SOLEDAD
 

   I. Haz penitencia; y a fin de que esta penitencia te sea más útil, busca la soledad a ejemplo de San Blas. Evita las ocasiones en las que te acuerdas que has ofendido a Dios, no sea que a las mismas causas sigan los mismos efectos. ¡Qué dulce es conversar a solas con Jesús! ¡Qué dulce apartarse de la muchedumbre! Gusta este placer, y confesarás que todas las delicias del mundo nada tienen igual. ¡Ah! ¡cuán importuno resulta el bullicio del mundo para un alma que ha gustado la dulzura de la soledad! El mundo es para mí una prisión y la soledad un paraíso. (San Jerónimo).
 
   II. Si tu posición te retiene en el mundo, que ello no te impida tener la soledad del corazón. Cada año, por lo menos, reserva algunos días para pensar en tu alma; y todos los días dedica algunos momentos para lo mismo. A toda hora del día entra en ti mismo, piensa en lo que acabas de hacer y en lo que vas a hacer. ¿No querrás dar ese momento que Dios te pide? Esta soledad del corazón es absolutamente necesaria. ¿Para qué sirve la soledad del cuerpo sin la del alma? (San Gregorio). 
 
   III. Todas las noches, después que hayas terminado tus quehaceres, piensa en los pecados que hayas cometido, para pedir perdón de ellos, y en las buenas obras que hayas hecho, para agradecer a Dios por ellas. ¡Qué alegría si has empleado el día santamente! ¡Qué tristeza, si no lo has aprovechado para hacer el bien! ¡Ay! tu vida pasará como este día, y acaso éste es el último de tu existencia. ¿Estás preparado para comparecer ante el tribunal de Dios?
 
La Penitencia
Orad por la paz.
 
ORACIÓN
   Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis  un nuevo motivo de alegría con la solemnidad de vuestro mártir y pontífice San Blas, haced, por vuestra bondad, que honrando su nacimiento al cielo, experimentemos aquí abajo los efectos de su protección. Por J. C. N. S.  Amén.
  
* FUENTE: Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)