martes, 1 de abril de 2014
MARTES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA
PRIMERA LECTURA
Vi que manaba agua del lado derecho del templo, y habrá vida dondequiera que llegue la corriente
Lectura de la profecía de Ezequiel 47, 1-9. 12
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo.
Del zaguán del templo manaba agua hacia levante —el templo miraba a levante-. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar.
Me saco por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.
El hombre que llevaba el cordel en la mano salió hacia levante. Midió mil codos y me hizo atravesar las aguas: ¡agua hasta los tobillos!
Midió otros mil y me hizo cruzar las aguas: ¡agua hasta las rodillas!
Midió otros mil y me hizo pasar: ¡agua hasta la cintura!
Midió otros mil. Era un torrente que no pude cruzar, pues habían crecido las aguas y no se hacia pie; era un torrente que no se podía vadear.
Me dijo entonces:
—«¿Has visto, hijo de Adán?»
A la vuelta me condujo por la orilla del torrente.
Al regresar, vi a la orilla del río una gran arboleda en sus dos márgenes.
Me dijo:
—«Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estopa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán.
Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente.
A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9 (R/.: 8)
R/. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los montes se desplomen en el mar. R/.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora. R/.
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra. R.
Versículo antes del evangelio Sal 50, 12a. 14a
Oh Dios, crea en mi un corazón puro, devuélveme la alegría de tu salvación.
EVANGELIO
Al momento aquel hombre quedó sano
+Lectura del santo evangelio según san Juan 5, 1-3. 5-16
En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.
Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice:
—«¿Quieres quedar sano?»
El enfermo le contestó:
—«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado.»
Jesús le dice:
—«Levántate, toma tu camilla y echa a andar.»
Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano:
—«Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla.»
Él les contestó:
—«El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar.»
Ellos le preguntaron:
—«¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?»
Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado.
Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:
—«Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor.»
Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.
Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacia tales cosas en sábado.
Palabra del Señor.
lunes, 31 de marzo de 2014
LUNES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA
PRIMERA LECTURA
Ya no se oirán gemidos ni llantosLectura del libro de Isaías 65, 17-21
Así dice el Señor:
«Mirad: yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva: de lo pasado no habrá recuerdo ni vendrá pensamiento, sino que habrá gozo y alegría perpetua por lo que voy a crear. Mirad: voy a transformar a Jerusalén en alegría, y a su pueblo en gozo; me alegraré de Jerusalén y me gozaré de mi pueblo, y ya no se oirán en ella gemidos ni llantos; ya no habrá allí niños malogrados ni adultos que no colmen sus años, pues será joven el que muera a los cien años, y el que no los alcance se tendrá por maldito.
Construirán casas y las habitaran, plantarán viñas y comerán sus frutos.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 29, 2 y 4. 5-6. 11-12a y 13b (R/.: 2a)
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mi. Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.
Tañed para el Señor, fieles suyos, dad gracias a su nombre santo; su cólera dura un instante; su bondad, de por vida; al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo. R/.
Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme. Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.
Versículo antes del evangelio Am 5, 14
Buscad el bien y no el mal, y viviréis, y así estará con vosotros el Señor.
EVANGELIO
Anda, tu hijo está curado
+Lectura del santo evangelio según san Juan 4, 43-54
En aquel tiempo, salió Jesús de Samaria para Galilea. Jesús mismo había hecho esta afirmación:
«Un profeta no es estimado en su propia patria.»Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque hablan visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos hablan ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Cana de Galilea, donde habia convertido el agua en vino. Habia un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose.
Jesús le dijo:
—«Como no veáis signos y prodigios, no creéis.»
El funcionario insiste:
—«Señor, baja antes de que se muera mi niño.»
Jesús le contesta:
—«Anda, tu hijo está curado.»
El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron:
—«Hoy a la una lo dejó la fiebre.»
El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había dicho: «Tu hijo está curado.» Y creyó él con toda su familia.
Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.
Palabra del Señor.
domingo, 30 de marzo de 2014
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA
PRIMERA LECTURA
David es ungido rey de Israel
Lectura del primer Libro de Samuel 16, 1b. 6-7. 10-13a
En aquellos días, dijo el Señor a Samuel:
—Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí.
Cuando se presento vio a Eliab y se dijo: «Sin duda está ante el Señor su ungido.»
Pero el Señor dijo a Samuel:
—No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón.
Hizo pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo:
—A ninguno de éstos ha elegido el Señor.
Preguntó, pues, Samuel a Jesé:
—¿No quedan ya más muchachos?
El respondió:
—Todavía falta el más pequeño, que está guardando el rebaño.
Dijo entonces Samuel a Jesé:
—Manda que lo traigan, porque no comeremos hasta que haya venido.
Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa presencia.
Dijo el Señor:
—Levántate y úngelo, porque éste es.
Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus hermanos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6
V/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V/. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V/. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V/. Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
SEGUNDA LECTURA
Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 5, 8-14.
Hermanos:
En otro tiempo érais tinieblas, ahora sois luz en el Señor.
Caminad como hijos de la luz,
(toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz)
buscando lo que agrada al Señor,
sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien poniéndolas en evidencia.
Pues hasta ahora da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas.
Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz.
Por eso dice: «despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz».
Versículo antes del Evangelio Jn 8, 12b
Si no se canta, puede omitirse
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; quien me sigue tendrá la luz de la vida.
EVANGELIO
Fue, se lavó, y volvió con vista
+ Lectura del santo Evangelio según San Juan 9, 1-41.
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.
Y sus discípulos le preguntaron:
—Maestro, ¿quién pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús contestó:
—Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó
en los ojos al ciego, y le dijo:
—Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).
El fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
—¿No es ése el que se sentaba a pedir?
Unos decían:
—El mismo.
Otros decían:
—No es él, pero se le parece.
El respondía:
—Soy yo.
Y le preguntaban:
—¿Y cómo se te han abierto los ojos?
El contestó:
—Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.
Le preguntaron:
—¿Dónde está él?
Contestó:
—No sé.
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. (Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.) También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
El les contestó:
—Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.
Algunos de los fariseos comentaban:
—Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban:
—¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:
—Y tú ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?
El contestó:
—Que es un profeta.
Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron:
—¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
Sus padres contestaron:
—Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.
Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos: porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él.»
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:
—Confíésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.
Contestó él:
—Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo:
Le preguntan de nuevo:
—¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?
Les contestó:
—Os le he dicho ya, y no me habéis hecho caso: ¿para qué queréis
oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos? Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:
—Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés.
Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde viene.
Replicó él:
—Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene, y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento, si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.
Le replicaron:
—Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
—¿Crees tú en el Hijo del hombre?
El contestó:
—¿Y quién es, Señor, para que crea en él?
Jesús le dijo:
—Lo estás viendo: el que te está hablando ese es.
El dijo:
—Creo, Señor.
Y se postró ante él.
Dijo Jesús:
—Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos.
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron:
—¿También nosotros estamos ciegos?
Jesús les contestó:
—Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.
Palabra del Señor.
David es ungido rey de Israel
Lectura del primer Libro de Samuel 16, 1b. 6-7. 10-13a
En aquellos días, dijo el Señor a Samuel:
—Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí.
Cuando se presento vio a Eliab y se dijo: «Sin duda está ante el Señor su ungido.»
Pero el Señor dijo a Samuel:
—No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón.
Hizo pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo:
—A ninguno de éstos ha elegido el Señor.
Preguntó, pues, Samuel a Jesé:
—¿No quedan ya más muchachos?
El respondió:
—Todavía falta el más pequeño, que está guardando el rebaño.
Dijo entonces Samuel a Jesé:
—Manda que lo traigan, porque no comeremos hasta que haya venido.
Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa presencia.
Dijo el Señor:
—Levántate y úngelo, porque éste es.
Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus hermanos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6
V/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V/. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V/. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V/. Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
SEGUNDA LECTURA
Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 5, 8-14.
Hermanos:
En otro tiempo érais tinieblas, ahora sois luz en el Señor.
Caminad como hijos de la luz,
(toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz)
buscando lo que agrada al Señor,
sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien poniéndolas en evidencia.
Pues hasta ahora da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas.
Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz.
Por eso dice: «despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz».
Versículo antes del Evangelio Jn 8, 12b
Si no se canta, puede omitirse
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; quien me sigue tendrá la luz de la vida.
EVANGELIO
Fue, se lavó, y volvió con vista
+ Lectura del santo Evangelio según San Juan 9, 1-41.
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.
Y sus discípulos le preguntaron:
—Maestro, ¿quién pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús contestó:
—Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó
en los ojos al ciego, y le dijo:
—Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).
El fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
—¿No es ése el que se sentaba a pedir?
Unos decían:
—El mismo.
Otros decían:
—No es él, pero se le parece.
El respondía:
—Soy yo.
Y le preguntaban:
—¿Y cómo se te han abierto los ojos?
El contestó:
—Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.
Le preguntaron:
—¿Dónde está él?
Contestó:
—No sé.
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. (Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.) También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
El les contestó:
—Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.
Algunos de los fariseos comentaban:
—Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban:
—¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:
—Y tú ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?
El contestó:
—Que es un profeta.
Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron:
—¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
Sus padres contestaron:
—Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.
Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos: porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él.»
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:
—Confíésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.
Contestó él:
—Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo:
Le preguntan de nuevo:
—¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?
Les contestó:
—Os le he dicho ya, y no me habéis hecho caso: ¿para qué queréis
oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos? Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:
—Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés.
Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde viene.
Replicó él:
—Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene, y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento, si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.
Le replicaron:
—Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
—¿Crees tú en el Hijo del hombre?
El contestó:
—¿Y quién es, Señor, para que crea en él?
Jesús le dijo:
—Lo estás viendo: el que te está hablando ese es.
El dijo:
—Creo, Señor.
Y se postró ante él.
Dijo Jesús:
—Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos.
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron:
—¿También nosotros estamos ciegos?
Jesús les contestó:
—Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.
Palabra del Señor.
sábado, 29 de marzo de 2014
SÁBADO DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA
PRIMERA LECTURA
Quiero misericordia, y no sacrificios
Lectura de la profecía de Oseas 6, 1-6
Vamos a volver al Señor: él, que nos despedazó, nos sanará; él, que nos hirió, nos vendará.
En dos días nos sanará; al tercero nos resucitará; y viviremos delante de él.
Esforcémonos por conocer al Señor: su amanecer es como la aurora, y su sentencia surge como la luz.
Bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia tardía que empapa la tierra.
—«¿Qué haré de ti, Efraín? ¿Qué haré de ti, Judá?
Vuestra piedad es como nube mañanera, como rocío de madrugada que se evapora.
Por eso os herí por medio de los profetas, os condené con la palabra de mi boca.
Quiero misericordia, y no sacrificios; conocimiento de Dios, más que holocaustos.»
Palabra de Dios.Salmo responsorial Sal 50, 3-4. 18-19. 20-21 ab (R/.: Os 6, 6)
R. Quiero misericordia, y no sacrificios.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R.
Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos. R/.
Versículo antes del evangelio Sal 94, 8ab
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
EVANGELIO
El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no
+Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9-14
En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:
—«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo."
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador."
Os digo que este bajo a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Palabra del Señor.
viernes, 28 de marzo de 2014
VIERNES DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA
PRIMERA LECTURA
No volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos
Lectura de la profecía de Oseas 14, 2-10
Así dice el Señor:
«Israel, conviértete al Señor Dios tuyo, porque tropezaste por tu pecado.
Preparad vuestro discurso, volved al Señor y decidle:
"Perdona del todo la iniquidad, recibe benévolo el sacrificio de nuestros labios.
No nos salvará Asiria, no montaremos a caballo, no volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos.
En ti encuentra piedad el huérfano."
Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos.
Seré para Israel como rocío, florecerá como azucena, arraigará como el Líbano.
Brotarán sus vástagos, será su esplendor como un olivo, su aroma como el Líbano.
Vuelven a descansar a su sombra: harán brotar el trigo, florecerán como la viña; será su fama como la del vino del Líbano.
Efraín, ¿qué te importan los idolos?
Yo le respondo y le miro: yo soy como un ciprés frondoso: de mí proceden tus frutos.
¿Quién es el sabio que lo comprenda, el prudente que lo entienda?
Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 80, 6c-8a. 8bc-9. 10-11ab. 14 y 17 (R/.: cf. 11 y 9a)
R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.
Oigo un lenguaje desconocido: «Retiré sus hombros de la carga, y sus manos dejaron la espuerta. Clamaste en la aflicción, y te libré. R/.
Te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá. Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases, Israel! R/.
No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto. R/.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!:!: te alimentaría con flor de harina, te saciaría con miel silvestre.» R.
Versículo antes del evangelio Mt 4, 17
Convertíos —dice el Señor—, porque está cerca el reino de los cielos.
EVANGELIO
El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás
Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
—«¿Qué mandamiento es el primero de todos?»
Respondió Jesús:
—«El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amaras al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.»
El escriba replicó:
—«Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Jesús, viendo que habia respondido sensatamente, le dijo: —«No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
No volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos
Lectura de la profecía de Oseas 14, 2-10
Así dice el Señor:
«Israel, conviértete al Señor Dios tuyo, porque tropezaste por tu pecado.
Preparad vuestro discurso, volved al Señor y decidle:
"Perdona del todo la iniquidad, recibe benévolo el sacrificio de nuestros labios.
No nos salvará Asiria, no montaremos a caballo, no volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos.
En ti encuentra piedad el huérfano."
Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos.
Seré para Israel como rocío, florecerá como azucena, arraigará como el Líbano.
Brotarán sus vástagos, será su esplendor como un olivo, su aroma como el Líbano.
Vuelven a descansar a su sombra: harán brotar el trigo, florecerán como la viña; será su fama como la del vino del Líbano.
Efraín, ¿qué te importan los idolos?
Yo le respondo y le miro: yo soy como un ciprés frondoso: de mí proceden tus frutos.
¿Quién es el sabio que lo comprenda, el prudente que lo entienda?
Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 80, 6c-8a. 8bc-9. 10-11ab. 14 y 17 (R/.: cf. 11 y 9a)
R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.
Oigo un lenguaje desconocido: «Retiré sus hombros de la carga, y sus manos dejaron la espuerta. Clamaste en la aflicción, y te libré. R/.
Te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá. Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases, Israel! R/.
No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto. R/.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!:!: te alimentaría con flor de harina, te saciaría con miel silvestre.» R.
Versículo antes del evangelio Mt 4, 17
Convertíos —dice el Señor—, porque está cerca el reino de los cielos.
EVANGELIO
El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás
Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
—«¿Qué mandamiento es el primero de todos?»
Respondió Jesús:
—«El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amaras al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.»
El escriba replicó:
—«Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Jesús, viendo que habia respondido sensatamente, le dijo: —«No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
jueves, 27 de marzo de 2014
JUEVES DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA
PRIMERA LECTURA
Aquí está la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios
Lectura del libro de Jeremías 7, 23-28
Así dice el Señor:
«Ésta fue la orden que di a vuestros padres:
"Escuchad mi voz.
Yo seré vuestro Dios,
y vosotros seréis mi pueblo;
caminad por el camino que os mando,
para que os vaya bien."
Pero no escucharon ni prestaron oído,
caminaban según sus ideas,
según la maldad de su corazón obstinado,
me daban la espalda y no la frente.
Desde que salieron vuestros padres de Egipto hasta hoy
les envié a mis siervos, los profetas,
un día y otro día;
pero no me escucharon ni prestaron oído:
endurecieron la cerviz,
fueron peores que sus padres.
Ya puedes repetirles este discurso,
que no te escucharán;
ya puedes gritarles,
que no te responderán.
Les dirás: "aquí está la gente
que no escuchó la voz del Señor, su Dios,
y no quiso escarmentar.
La sinceridad se ha perdido,
se la han arrancado de la boca."»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R/.: 8)
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él gula. R/.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masa en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R.
Versículo antes del evangelio Jl 2, 12-13
Ahora —oráculo del Señor— convertíos a mí de todo corazón, porque soy compasivo y misericordioso.
EVANGELIO
El que no está conmigo está contra mí
+Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 14-23
En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron:
—«Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.»
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo:
—«Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.»
Palabra del Señor.
Aquí está la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios
Lectura del libro de Jeremías 7, 23-28
Así dice el Señor:
«Ésta fue la orden que di a vuestros padres:
"Escuchad mi voz.
Yo seré vuestro Dios,
y vosotros seréis mi pueblo;
caminad por el camino que os mando,
para que os vaya bien."
Pero no escucharon ni prestaron oído,
caminaban según sus ideas,
según la maldad de su corazón obstinado,
me daban la espalda y no la frente.
Desde que salieron vuestros padres de Egipto hasta hoy
les envié a mis siervos, los profetas,
un día y otro día;
pero no me escucharon ni prestaron oído:
endurecieron la cerviz,
fueron peores que sus padres.
Ya puedes repetirles este discurso,
que no te escucharán;
ya puedes gritarles,
que no te responderán.
Les dirás: "aquí está la gente
que no escuchó la voz del Señor, su Dios,
y no quiso escarmentar.
La sinceridad se ha perdido,
se la han arrancado de la boca."»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R/.: 8)
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él gula. R/.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masa en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R.
Versículo antes del evangelio Jl 2, 12-13
Ahora —oráculo del Señor— convertíos a mí de todo corazón, porque soy compasivo y misericordioso.
EVANGELIO
El que no está conmigo está contra mí
+Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 14-23
En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron:
—«Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.»
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo:
—«Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.»
Palabra del Señor.
miércoles, 26 de marzo de 2014
MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA
PRIMERA LECTURA
Poned por obra los mandatos
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1. 5-9
Moisés habló al pueblo, diciendo:
—«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos
que yo os mando cumplir.
Así viviréis y entraréis a tomar posesión
de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres,
os va a dar.
Mirad, yo os enseño los mandatos y decretos que me mandó el Señor, mi Dios,
para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella.
Ponedlos por obra,
que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia
a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán:
"Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente."
Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca
como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos?
Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy?
Pero, cuidado, guárdate muy bien de olvidar
los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y nietos.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 147,12-13.15-16. 19-20 (R/.: 12a)
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz; manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza. R/.
Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. R/.
Versículo antes del evangelio Jn 6, 63b. 68b
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna.
EVANGELIO
Quien cumpla y enseñe será grande
+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.»
Palabra del Señor.
Poned por obra los mandatos
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1. 5-9
Moisés habló al pueblo, diciendo:
—«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos
que yo os mando cumplir.
Así viviréis y entraréis a tomar posesión
de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres,
os va a dar.
Mirad, yo os enseño los mandatos y decretos que me mandó el Señor, mi Dios,
para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella.
Ponedlos por obra,
que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia
a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán:
"Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente."
Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca
como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos?
Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy?
Pero, cuidado, guárdate muy bien de olvidar
los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y nietos.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 147,12-13.15-16. 19-20 (R/.: 12a)
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz; manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza. R/.
Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. R/.
Versículo antes del evangelio Jn 6, 63b. 68b
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna.
EVANGELIO
Quien cumpla y enseñe será grande
+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.»
Palabra del Señor.
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