jueves, 15 de diciembre de 2011

JUEVES DE LA III SEMANA DE ADVIENTO


JUEVES


PRIMERA LECTURA

Como a mujer abandonada te vuelve a llamar el Señor

Lectura del libro de Isaías 54, 1-10

Alégrate, la estéril, que no dabas a luz,
rompe a cantar de júbilo, la que no tenías dolores:
porque la abandonada tendrá más hijos
que la casada –dice el Señor–.
Ensancha el espacio de tu tienda,
despliega sin miedo tus lonas,
alarga tus cuerdas, hinca bien tus estacas,
porque te extenderás a derecha e izquierda.
Tu estirpe heredará las naciones
y poblará ciudades desiertas.
No temas, no tendrás que avergonzarte,
no te sonrojes, que no te afrentarán.
Olvidarás la vergüenza de tu soltería,
ya no recordarás la afrenta de tu viudez.
El que te hizo te tomará por esposa:
su nombre es Señor de los ejércitos.
Tu redentor es el Santo de Israel,
se llama Dios de toda la tierra.
Como a mujer abandonada y abatida
te vuelve a llamar el Señor;
como a esposa de juventud, repudiada
–dice tu Dios–.
Por un instante te abandoné,
pero con gran cariño te reuniré.
En un arrebato de ira
te escondí un instante mi rostro,
pero con misericordia eterna te quiero
–dice el Señor, tu redentor–
Me sucede como en tiempo de Noé:
juré que las aguas del diluvio
no volverían a cubrir la tierra;
así juro no airarme contra ti
ni amenazarte.
Aunque se retiren los montes
y vacilen las colinas,
no se retirará de ti mi misericordia,
ni mi alianza de paz vacilará
–dice el Señor que te quiere–. 

Palabra de Dios.



Salmo responsorial Sal 29, 2 y 4. 5-6. 11-12a y 13b (R.: 2a)

R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí,
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas;
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.


Aleluya  Lc 3, 4. 6
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
Todos verán la salvación de Dios.



EVANGELIO

Juan es el mensajero que prepara el camino del Señor

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 24-30

Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan:

–«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con lujo? Los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios.

Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. El es de quien está escrito:

"Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti."

Os digo que entre los nacidos de mujer nadie es más grande que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él.»

Al oírlo, toda la gente, incluso los publicanos, que habían recibido el bautismo de Juan, bendijeron a Dios. Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de Dios para con ellos. 

Palabra del Señor.

SAN MESMÍN

15 de diciembre







SAN MESMÍN,(*)
Abad

Acuérdate de dónde has caído;
haz penitencia y vuelve a tus primeras obras.
(Apocalipsis, 2, 5).






San Mesmín entró en el monasterio de Micy, cerca de Orléans, del que fue más tarde el segundo Abad. Con el correr del tiempo había de dejarle su nombre: hoy se llama San Mesmín. En muchedumbre iba la gente tras él para formarse en la perfección cristiana. Los señalados milagros que Dios obró por su intermedio aumentaron aun más su reputación de santidad. Murió recomendando la caridad a sus religiosos, el 15 de diciembre del año 520.


MEDITACIÓN
SOBRE TRES CLASES
DE CONVERSIONES

I. Hay algunos que se dan a Dios desde su tierna juventud, y que parece hubieran bebido la piedad con la leche. Dichoso aquél que lleva el yugo del Señor desde su adolescencia, porque el hábito de practicar la virtud trócase para él en una segunda naturaleza. Da a Dios las primicias de tu vida, desde muy temprano hazle el sacrificio de ti mismo; tu cruz te parecerá más ligera a medida que tengas más edad.

II. Existen otras personas que dan al mundo la flor de su vida y que, después de haber experimentado la vanidad de sus placeres, se disgustan de ellos y se dan a Dios. Si estás entre éstos, llora con la amargura de tu alma los años que sacrificaste al mundo; con fervor debes suplir el poco tiempo que te queda. Si todavía no has comenzado a servir a Dios apúrate a hacerlo: comienza desde hoy, porque Dios ha pro metido el perdón al arrepentido, pero no ha prometido el mañana al pecador que aplaza su penitencia. (San Agustín).

III. En fin, hay personas que, al comienzo de su conversión, son todo fuego para los ejercicios de pie- dad pero poco a poco su celo se enfría y terminan por volver a sus antiguos placeres. Si por desgracia fueras tú uno de éstos, compara, por favor, las dulzuras y la tranquilidad de que gozabas en aquel entonces, con la turbación y los remordimientos que te inquietan ahora. Piensa en los motivos que te habían excitado al servicio de Dios: las mismas causas producirán los mismos efectos.

La penitencia
Orad por la conversión de los herejes.

ORACIÓN
Señor, que la intercesi6n del bienaventurado Mesmín, abad, nos haga agradables a vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus oraciones lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.



Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo IV, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

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miércoles, 14 de diciembre de 2011

SAN JUAN DE LA CRUZ


SAN JUAN DE LA CRUZ,
Confesor y Doctor






La caridad no tiene envidia,
no obra precipitada.
(I Corintios, 13, 4).




San Juan de la Cruz, de la Orden Carmelitana y émulo de Santa Teresa, tenía tal amor por Dios, que bastaba la vista de un crucifijo para fundirlo en lágrimas y hacerlo caer en éxtasis. Tres cosas pedía frecuentemente al Señor: la primera, no pasar día sin sufrir; la segunda, no morir siendo superior, y la tercera, acabar su vida en la humillación, el desprecio y la soledad. Fue escuchado. Las odiosas persecuciones de que fue objeto durante mucho tiempo, hasta la misma prisión, no hicieron sino aumentar su dicha. A punto de morir exclamó ¡Gloria a Dios! y, después, apretando el crucifijo sobre su corazón, extinguióse dulcemente el 14 de diciembre de 1591, a la edad de 49 años.

MEDITACIÓN
SOBRE LA ENVIDIA
I. Nada hay que el cristiano deba evitar más que la envidia, porque allí donde ella reina no hay caridad, ni humildad, ni tranquilidad de espíritu. La envidia nos hace enemigos de Dios, de nuestro prójimo y de nosotros mismos. Lo más raro es que el envidioso se hace más mal a sí mismo que a los demás. La dicha del prójimo tórnalo miserable y lo condena; se aflige a sí mismo sin poder hacer mal a los otros. El envidioso es el enemigo de su salvación más todavía que del Prójimo. (San Cipriano).

II. Tiénese envidia de los bienes del espíritu y de los bienes del cuerpo, de los bienes de la naturaleza y de los bienes de gracia. ¡Qué locura envidiar en tu prójimo aquello que Dios, en su liberalidad, le concedió, o aquello que él adquirió mediante su trabajo! Los bienes de la tierra muy poca cosa son para que sean Objeto de tu envidia; en cuanto a los dones y favores de Dios, si los deseas, eres un insensato envidiando a los demás, porque éste es el medio, precisamente, con que no los obtendrás.

III. Para Corregirse de este vicio, hay que buscar las fuentes, que son la vanidad y la falta de caridad. Considera, además, las penas que te causa la envidia y los pecados que te hace cometer; arruina tu salud y tu reputación. ¡Desdichado! ¡Imita el bien que ves en los demás, y no tendrás motivo para envidiarlos! Si no puedes imitarlos, alégrate de que practiquen la virtud y sigan el camino del cielo; es la manera de participar de sus méritos. Imita a los buenos, si puedes: si no puedes, alégrate con ellos. (San Cipriano).

La modestia en la Iglesia
Orad por los sacerdotes.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis hecho de San Juan de la Cruz, vuestro confesor y Doctor, un amante apasionado de la Cruz y de la perfecta abnegación de sí mismo, concedednos la gracia de llegar, caminando por sus huellas, a la gloria eterna. Por J. C. N. S. Amén.

 





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MIÉRCOLES DE LA III SEMANA DE ADVIENTO


PRIMERA LECTURA

Cielos, destilad el rocío
Lectura del libro de Isaías 45, 6b-8. 18. 21b-26
«Yo soy el, Señor, y no hay otro:
artífice de la luz, creador de las tinieblas,
autor de la paz, creador de la desgracia;
yo, el Señor, hago todo esto.
Cielos, destilad el rocío;
nubes, derramad la victoria;
ábrase la tierra, y brote la salvación,
y con ella germine la justicia;
yo, el Señor, lo he creado.»
Así dice el Señor, creador del cielo
–él es Dios–,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor, y no hay otro.
No hay otro Dios fuera de mí.
Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios, y no hay otro.
Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
"Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua";
dirán: "Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder."
A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él;
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.» 

Palabra de Dios.



Salmo responsorial Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 (R.: cf. Is 45, 8)

R. Cielos, destilad el rocío;
      nubes, derramad al justo.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

La misericordia y la fidelidad se encuentra
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.



Aleluya  Is 40, 9-10
Alza fuerte la voz, heraldo;
mirad, el Señor Dios llega con poder.



EVANGELIO

Anunciad a Juan lo que habéis visto y oído
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 19-23
En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor:
–«¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?»
Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron:
–«Juan, el Bautista, nos ha mandado a preguntarte: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?"»
Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista.
Después contestó a los enviados:
–«Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí.» 

Palabra del Señor.

SAN NICASIO

14 de diciembre
SAN NICASIO,(*)
Obispo y Mártir



Este pueblo me honra con sus labios,
pero su corazón está lejos de mí,
(Mateo, 15, 8).








San Nicasio era arzobispo de Reims cuando esta ciudad fue pillada por los bárbaros, El santo se retiró a una iglesia con su hermana Eutropia, a fin de morir al pie de los altares como víctima de Jesucristo. Los soldados lo decapitaron en el momento en que pronunciaba estas palabras de David: Mi alma se adhirió al suelo, y cuando se le hubo separado la cabeza del tronco, terminó el versículo: Señor, vivifícame según tu palabra.

MEDITACIÓN
SOBRE LA ORACIÓN VOCAL

I. Las oraciones vocales son muy agradables a Dios; Él mismo enseñó a sus apóstoles la oración dominical, y quiso que nosotros la recitáramos, La oración vocal es útil a los que comienzan a practicar la virtud, como a los que han avanzado ya en el camino de la perfección. ¿Qué oraciones vocales rezas tú? Ordena tus prácticas de devoción, y sé fiel y constante en lo que hayas determinado.

II. Dios se quejaba por boca del profeta Isafás de que su pueblo lo honrase con los labios mientras su corazón estaba alejado de Él; ¿no podría quejarse de lo mismo respecto de ti? San Agustín lloraba de ternura oyendo cantar los salmos de David; y tú, ¿cómo asistes a los oficios divinos? Acuérdate que si quieres que Dios escuche tus plegarias, debes obedecer sus inspiraciones. ¿Con qué derecho nos quejamos de no ser escuchados por Dios, cuando nosotros no lo escuchamos a Él? (Salviano).

III. Dios prefiere un Padrenuestro piadosamente recitado a largas oraciones rezadas a prisa y sin atención. Pesa cada una de las palabras de esta oración que Jesús mismo ha compuesto; haz lo mismo con todas aquéllas que recitas. ¡Qué honor me hacéis, Señor, permitiéndome que os hable en todo tiempo y en todo lugar! Pero,¡qué vergüenza para mí ver que lo hago con tan poco respeto! ¿Cómo estaría Dios contigo, si tú no estás contigo mismo? ¿Si tú no te oyes, cómo te oirá Dios?

El amor a la oración
Orad por el aumento de la devoción.


ORACIÓN

Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad del bienaventurado Nicasio, vuestro pontífice mártir, haced que al mismo tiempo que celebramos su nacimiento al cielo, experimentemos los efectos de su protección. Por J. C. N. S. Amén.
 



Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo IV, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)

martes, 13 de diciembre de 2011

MARTES DE LA TERCERA SEMANA DE ADVIENTO


MARTES


PRIMERA LECTURA

Se promete la salvación mesiánica a todos los pobres
Lectura de la profecía de Sofonías 3, 1-2.9-13
Así dice el Señor:
«¡Ay de la ciudad rebelde,
manchada y opresora!
No obedeció ni escarmentó,
no aceptaba la instrucción,
no confiaba en el Señor,
no se acercaba a su Dios.
Entonces daré a los pueblos labios puros,
para que invoquen todos el nombre del Señor,
para que le sirvan unánimes.
Desde más allá de los ríos de Etiopía,
mis fieles dispersos me traerán ofrendas.
Aquel día no te avergonzarás
de las obras con que me ofendiste,
porque arrancaré de tu interior
tus soberbias bravatas,
y no volverás a gloriarte
sobre mi monte santo.
Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde,
que confiará en el nombre del Señor.
El resto de Israel no cometerá maldades,
ni dirá mentiras,
y no se hallará en su boca una lengua embustera;
pastarán y se tenderán sin sobresaltos.»

Palabra de Dios.



Salmo responsorial Sal 33, 2-3. 6-7. 17-18. 19 y 23 (R.: 7a)

R. Si el afligido invoca al Señor,
      él lo escucha.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

Pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R.



Aleluya
Ven, Señor, y no tardes,
perdona los pecados de tu pueblo.



EVANGELIO

Vino Juan, y los pecadores le creyeron

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

–«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero. " Pero después recapacitó y fue.

Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. El le contestó: "Voy, señor." Pero no fue.

¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»

Contestaron:

–«El primero.»

Jesús les dijo:

–«Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»


Palabra del Señor.


SANTA LUCÍA


13 de diciembre
SANTA LUCÍA,(*)
Virgen y Mártir




En esto se demostró la caridad de Dios hacia nosotros,
en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo,
para que por Él tengamos la vida.
(1 Juan, 4, 9).


 
Santa Lucía, virgen de Siracusa, habiendo obtenido la curación de su madre orando sobre la tumba de Santa Ágata, de inmediato le pidió permiso para distribuir a los pobres la dote que le había destinado. Su pretendiente la denunció al juez como cristiana. El tirano la hizo prender y ordenó se la condujese a un infame lugar; pero no les fue posible moverla del lugar en que estaba. Empleóse el hierro y el fuego: ella pidió a Dios que prolongase su martirio para fortificar a los cristianos en la fe, predijo la tranquilidad de que gozaría la Iglesia después de la muerte de los emperadores Diocleciano y Maximino, y entregó su alma a Dios, hacia el año 304.

MEDITACIÓN
SOBRE LA DIGNIDAD
DEL HOMBRE

I. Preciso es que el hombre sea algo grande puesto que Dios creó para él el mundo y todas las cosas que encierra. Considera lo que existe de más bello en el firmamento y en toda la tierra, y después di: Cosa más grande soy que todas esas maravillas, porque ellas no han sido creadas sino para servirme. Oh Dios mío, Vos honráis demasiado a vuestros amigos; cuánto agradecimiento os debemos! Pero, ¡cuán desgraciados somos al hacernos esclavos de esas creaturas de las cuales somos soberanos!

II. El fin para el cual hemos sido creados hace ver claramente la grandeza y la nobleza del hombre. Dios nos ha sacado de la nada para servirle y para poseerle un día: he aquí nuestro fin durante esta vida y durante la eternidad. Cristiano, levanta tu corazón; no estás en este mundo para gozar de él, sino para servir a Dios y para amarlo. ¿Por qué, pues, abandonar a Dios, fuente de todo bien? ¿Por qué buscar placeres imperfectos entre las creaturas? Elevemos nuestros ojos al cielo, a fin de que la tierra no nos seduzca con sus diversiones y placeres. (San Cipriano).

III. El precio que Jesucristo ha pagado para rescatarnos es una prueba convincente de la estima que Dios hace del hombre, puesto que prefirió sacrificar a su Hijo antes que dejar perder a esta noble creatura. Vemos con ello lo que valemos y cuánto nos estima Dios. Recordemos, pues, que Jesucristo, después de haber dado tanto por nosotros, espera mucho de nosotros. Él sabe cuánto le hemos costado; no nos menospreciemos pues, nosotros que somos tan preciosos a los ojos de Dios. (San Eusebio).

La pureza
Orad por los vírgenes.

ORACIÓN

Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, y que la fiesta de la bienaventurada Lucía, virgen y mártir, al mismo tiempo que regocija nuestra alma, la enriquezca con los sentimientos de una tierna devoción. Por J. C. N. S. Amén.




Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo IV, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)