10 de abril
SAN MACARIO,
Obispo y Confesor
SAN MACARIO,
Obispo y Confesor
Bienaventurados los que lloran, porque
ellos
serán consolados.
(Mateo, 5, 5).
(Mateo, 5, 5).
A causa de sus extraordinarias virtudes
fue elevado San Macario a la dignidad de patriarca de Antioquía. Con el fin de
huir de los honores, abandonó esta ciudad yendo en peregrinación a Jerusalén.
Capturado por los sarracenos, logró escapar y se fue a Flandes donde murió
gloriosamente cuidando enfermos de peste. Tenía siempre a mano un pañuelo, para
secarse las lágrimas que le hacían derramar los pecados de su pueblo. Murió en
Gante, el 10 de abril de 1012, en el monasterio de San Bávon. Se lo invoca
contra la peste.
I. Llora tus miserias: el mundo es un
valle de lágrimas, lleno de innúmeras calamidades, donde los placeres mismos
son fuente de mucho llanto; nuestros cuerpos son la prisión de nuestras almas;
nuestras enfermedades son los verdugos de nuestro cuerpo; no es nuestra vida
sino una serie continua de dolores y aflicciones. Nacemos y vivimos en
lágrimas, morimos en dolores, suspiros y sollozos. Con todo amamos esta vida, y
huimos de la muerte que debe poner término a nuestros dolores y a nuestras
lágrimas.
II. Llora tus pecados como David, que
bañaba el lecho con sus lágrimas, que mojaba su pan en llanto. ¡Si lloras la
pérdida de un amigo, de un pariente, de un pleito, qué lágrimas no deberá
arrancarte la pérdida del paraíso, que tus pecados te arrebataron! Llora
también los pecados de los demás si amas a Nuestro Señor Jesucristo, porque
esos pecados de nuevo lo crucifican.
III. Consuélate, tú, que lloras por tus
miserias y tus pecados. Pasa el tiempo de tu exilio, inadvertidamente te
acercas a la patria. Dios enjugará todas tus lágrimas en el cielo; ya desde
esta vida calma tu llanto, si mana del dolor de tus pecados. ¿Qué gozo puede
compararse, en este mundo, al gozo de llorar nuestros pecados? Si es tan deleitoso llorar por
Jesús, ¿qué no será regocijarse con Él? (San Agustín).
La compunción
Orad por los obispos.
Orad por los obispos.
ORACIÓN
Haced, oh Dios omnipotente, que la
augusta solemnidad del bienaventurado Macario, vuestro confesor y pontífice,
aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C.
N. S.