19 de Mayo
SAN PEDRO CELESTINO,
Papa y Confesor

Sed perfectos como vuestro
Padre celestial es perfecto.
(Mateo, 5,
48).
San Pedro Celestino mostró desde su
infancia que había nacido para el cielo, pues, desde entonces, decía a su
madre: Quiero ser un buen servidor de Dios. Después de haber estudiado las
ciencias humanas, se retiró a la soledad para conversar familiarmente con los
habitantes del paraíso. Jesucristo, su Santa Madre y su buen Ángel a menudo
se le aparecían. Su fama de santidad lo elevó al trono de San Pedro; pero su
humildad hízole dejar la primera dignidad del mundo para volver a su querida
soledad. Murió santamente, después de haber fundado la orden de los
Celestinos.
MEDITACIÓN SOBRE
LOS TRES GRADOS QUE
HAY QUE SUBIR PARA LLEGAR
A LA PERFECCIÓN
I. Todos debemos tender a la perfección cada cual en su estado. Tú, que estás en el mundo, observa por lo menos los
mandamientos de Dios y de la Iglesia, no cometas nunca pecado mortal alguno y
practica buenas obras: he ahí lo que Dios te pide; si lo haces, te salvarás.
¿Hay acaso algún mandamiento de Dios que no puedas cumplir? Tu avaricia y tus
pasiones exigen de ti cosas mucho más difíciles, y tú las obedeces. Es el demonio quien manda, ¡Y se
le escucha! (Tertuliano).
II. Para ser perfecto, no hay que
contentarse con guardar los mandamientos, también hay que seguir los consejos
que Jesucristo ha dado en el Evangelio: vivir en la pobreza, en la castidad y
en la obediencia; éstos son tres votos que nos desapegan del mundo y de
nosotros mismos para unirnos estrechamente al Señor. ¿Tú, a quien Dios ha
concedido la gracia de llamar a su casa, con cuánta fidelidad cumples lo que
le has prometido tan solemnemente?
III. Las almas que quieren llegar a la
cumbre de la perfección no sólo siguen los mandamientos y los consejos
evangélicos. Son también fieles a las inspiraciones secretas por las cuales
Dios les manifiesta su voluntad. Dios tiene grandes proyectos sobre ti:
escucha lo que te dice en el fondo del corazón, no resistas las gracias
particulares que te concede. No basta, evitar el mal, es preciso también
hacer el bien. Aquél que conoce el bien y no lo practica, comete
pecado. (Santiago).
El deseo de la perfección
Orad por la Orden de los Celestinos.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis elevado al
bienaventurado Pedro Celestino al sumo Pontificado, y le habéis enseñado a
preferir una vida humilde al brillo de la dignidad suprema, concedednos la
gracia de despreciar, siguiendo su ejemplo, todas las grandezas del mundo, y
llegar felizmente a las recompensas prometidas a los humildes. Por J. C. N.
S. Amén.
|
|