9 de agosto
Santa Teresa
Benedicta de la Cruz (Edith Stein), mártir y religiosa
Patrona de
Europa
Fiesta
PRIMERA LECTURA
Elogio a nuestros
antepasados
Lectura del libro del Eclesiástico Si
51, 1-8
Quiero darte
gracias, Señor, Rey, y alabarte, oh Dios mi salvador, a tu nombre doy gracias.
Pues
protector y auxilio has sido para mí, y has rescatado mi cuerpo de la
perdición, del lazo de la lengua insidiosa, de los labios que urden mentira;
frente a mis adversarios has sido auxilio y me has rescatado, según la
abundancia de tu misericordia y la gloria de tu nombre, de las dentelladas de
los dispuestos a devorarme, de la mano de los que buscan mi alma, de las muchas
tribulaciones que he sufrido, del ahogo del fuego que me envolvía, de entre el
fuego que yo no había encendido, de la hondura de las entrañas del seol, de la
lengua impura, de la palabra mentirosa, de calumnia de lengua injusta ante el
rey. Cerca de la muerte estaba mi alma, mi vida estaba junto al seol, abajo.
Por
todas partes me asediaban y no había quien auxiliara, volví los ojos a un apoyo
humano y no había ninguno.
Entonces
me acordé de tu misericordia, Señor, y de tu actuación desde la eternidad, que
tú levantas a los que en ti esperan, y los salvas de la mano de enemigos.
Palabra de
Dios.
Salmo
Responsorial Sal 30, 3-6.16-17
R. A tus
manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé la roca de m¡ refugio,
un baluarte
donde me salve,
tú que eres
mi roca y mi baluarte;
por tu
nombre dirígeme y guíame. R.
A tus manos encomiendo mi espíritu;
tú, el Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en mí aflicción. R.
Líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia. R.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según
san Mateo 10, 28-33
No
tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed
ante todo al que puede hacer perder alma y cuerpo en el infierno. ¿Acaso no se
vende un par de pajarillos por un as? Pues bien, ni uno solo de ellos caerá en
tierra sin que lo permita vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los
cabellos de vuestra cabeza están todos contados. Por tanto, no tengáis miedo:
vosotros valéis más que muchos pajarillos.
A
todo el que me confiese delante de los hombres, también yo le confesaré delante
de mi Padre que está en los Cielos. Pero al que me niegue delante de los
hombres, también yo le negaré delante de mi Padre que está en los Cielos.
Palabra
del Señor.