el mundo, hágase necio (a los ojos del mundo)
a fin de ser sabio (a los ojos de Dios).
(1 Corintios, 3, 18).
a fin de ser sabio (a los ojos de Dios).
(1 Corintios, 3, 18).
Benito pasó la mayor parte de su vida
haciendo peregrinaciones. Iba casi siempre con los pies descalzos tanto en
invierno como en verano, vestido con harapos, Y sin provisiones para el día
siguiente. Vivía de limosnas, pero no mendigaba, nunca conservaba sino lo
estrictamente necesario, y partía con los pobres lo que se le daba por caridad.
Pasó sus últimos años en Roma, orando días enteros en las iglesias; por la
noche retirábase a unas ruinas para descansar algunas horas. Cayó desvanecido
en las escalinatas de Nuestra Señora de los Montes y fue transportado a una
casa vecina donde pronto se durmió en el sueño de los justos, el 16 de abril de
1783, a la edad de 35 años.
I. La sabiduría del mundo consiste en
amontonar riquezas; ¡por eso trata de locura a la pobreza evangélica! ¡Oh bella
y gloriosa locura que nos asemeja a Jesucristo, Hijo de Dios, Sabiduría
encarnada! San Benito José Labre profesó esplendorosamente esta locura; con
ardor abrazó esta pobreza. Sabía que las riquezas cautivan el corazón, Y a su
corazón lo quería libre para Jesucristo, su único Señor. ¡Ay! ¡que no tengamos nosotros
el Valor de imitarlo! Aprendamos por lo menos a honrar la pobreza, y a
asociarnos a los méritos de los pobres; de Jesucristo aliviando su miseria.
II. Los prudentes del siglo van sin cesar
tras el placer: Benito toma el camino trazado por Jesucristo, su Maestro y su
Modelo. Debiendo elegir entre el gozo y la cruz, elige la cruz, porque sabe que
es menester pasar por mil tribulaciones para llegar al cielo. El mundano
consiente, para gozar de algunos placeres efímeros, en ser objeto de suplicios
sin fin; el cristiano soporta penas pasajeras para merecer un gozo eterno. Dime
cuál es el sabio y cuál el loco, y conforma tu conducta a tu respuesta. ¡Qué! ¿no podremos vivir sin placer,
nosotros que debemos morir con placer?(Tertuliano).
III. El mundo busca, afanosamente,
reputación y gloria; nuestro santo, abatimiento y oprobios. Saborea en las
ignominias un gusto que hace que las busque con avidez. Se lo carga de
injurias, se lo persigue a pedradas, dice a uno que quiere defenderle:
Déjalos; si supieses tú quien soy te unirías a ellos. ¡Cuán diferente a la suya
es nuestra conducta!, y sin embargo, ¿no tenemos nosotros, por ventura, que
ganar el mismo cielo? Si deseas gloria, desea la verdadera y durable.
El respeto a los pobres
Orad por los indigentes.
Orad por los indigentes.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis querido que San
Benito José se adhiriese únicamente a Vos por el amor a los desprecios y a la
pobreza, concedednos, en vista de sus méritos, la gracia de despreciar las
cosas de la tierra y buscar los bienes del cielo. Por J. C. N. S.