PRIMERA LECTURA
Dios cuidará de vosotros y
os sacará de esta tierra
Lectura del libro del Génesis 49,
29-33; 50, 15-24
En
aquellos días, Jacob dio las siguientes instrucciones a sus hijos:
–Cuando
me reúna con los míos, enterradme con mis padres en la cueva del campo de
Efrón, el hitita, la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré, en Canaán, la
que compró Abrahán a Efrón, el hitita, como sepulcro en propiedad.
Allí
enterraron a Abrahán y Sara, su mujer, allí enterraron a Isaac y a Rebeca, su
mujer; allí enterré yo a Lía.
El
campo y la cueva fueron comprados a los hititas.
Cuando
Jacob terminó de dar instrucciones a sus hijos, recogió los pies en la cama,
expiró y se reunió con los suyos.
Al
ver los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron:
–A
ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos el mal que le hicimos.
Y
mandaron decirle:
–Antes
de morir tu padre nos encargó: Esto diréis a José: «Perdona a tus hermanos su
crimen y su pecado y el mal que te hicieron. Por tanto, perdona el crimen de
los siervos del Dios de tu padre.»
José
al oírlo se echó a llorar.
Entonces
vinieron los hermanos, se echaron al suelo ante él, y le dijeron:
–Aquí
nos tienes, somos tus siervos.
Pero
José les respondió:
–No
tengáis miedo, ¿soy yo acaso Dios?
Vosotros
intentasteis hacerme mal, pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un
pueblo numeroso, como hoy somos.
Por
tanto, no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros hijos.
Y
los consoló hablándoles al corazón.
José
vivió en Egipto con la familia de su padre y cumplió ciento diez años; llegó a
conocer los hijos de Efraín, hasta la tercera generación, y también los hijos
de Maquir, hijo de Manasés; los llevó en las rodillas.
José
dijo a sus hermanos:
–Yo
voy a morir. Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra a la tierra
que prometió a Abrahán, Isaac y Jacob.
Y
los hizo jurar:
–Cuando
Dios cuide de vosotros, llevaréis mis huesos de aquí.
Palabra
del Señor.
Salmo responsorial Sal 104,
1-2.3-4. 6-7
R.
Humildes, buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón.
Dad gracias
al Señor, invocad su nombre,
dad a
conocer sus hazañas a los pueblos;
cantadle al
son de instrumentos,
hablad de
sus maravillas. R.
Gloriaos de
su nombre santo,
que se
alegren los que buscan al Señor
Recurrid al
Señor y a su poder,
buscad
continuamente su rostro. R.
¡Estirpe de
Abrahán, su siervo,
hijos de
Jacob, su elegido!
El Señor es
nuestro Dios,
él gobierna
toda la tierra. R.
EVANGELIO
No tengáis
miedo a los que matan el cuerpo
+ Lectura del santo Evangelio según
San Mateo 10, 24-33
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles:
–Un
discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta
al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo.
Si
al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!
No
les tengáis miedo, porque nada hay cubierto, que no llegue a descubrirse; nada
hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo
que os digo de noche, decidlo en pleno día, y lo que os digo al oído,
pregonadlo desde la azotea.
No
tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No,
temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de
gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo
disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis
contados. Por eso, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los
gorriones.
Si
uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante
mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré
ante mi Padre del cielo.
Palabra
del Señor.