16 de mayo
SANTA GEMA GALGANI
Virgen
SANTA GEMA GALGANI
Virgen
La santidad realizada en medio de
enfermedades
Santa Gemma Galgani, una de las santas
modernas más famosas, nació en Lucca, Italia en 1878.
Muy niña, cuando apenas tenía ocho años
quedó huérfana de madre, y en medio de su gran tristeza se arrodilló ante una
imagen de la Santísima Virgen y le dijo: "Madre celestial, ya no tengo a
mi mamá de la tierra. ¿Quieres tú reemplazarla y ser mi madre de ahora en
adelante?". La Virgen María aceptó su petición y durante toda su vida la
ayudó y la consoló de manera impresionante.
Su padre murió de tuberculosis y esta
enfermedad se la transmitió a la hija y la hizo sufrir terriblemente durante
toda su existencia. Al morir su padre, la niña quedaba muy desprotegida, pero
una familia muy católica la recibió en su casa y la atendió siempre con
especial cariño, más como una hija que como una sirvienta.
Siendo muy joven se sintió atacada por
una serie de enfermedades que los médicos declararon incurables. Entonces rezó
con toda su fe a San Gabriel de la Dolorosa y quedó curada instantáneamente.
Quiso ser religiosa, pero por su salud
bastante débil no fue admitida en la Comunidad, y entonces dispuso quedarse en
el mundo, pero viviendo con la santidad y el recogimiento y la pureza de una
fervorosa religiosa.
Gemma fue dirigida espiritualmente por un
Padre Pasionista, y por orden de su director espiritual escribió los fenómenos
espirituales que le sucedían. Dice así en sus memorias: "En el año 1899,
de pronto sentí un profundísimo arrepentimiento de todos mis pecados y se me
apareció Jesucristo con sus cinco heridas y de cada una de ellas salían llamas
de fuego que vinieron a tocar mis manos y mis pies y mi pecho, y aparecieron en
mi cuerpo las cinco heridas de Jesús". Desde 1899 tuvo permanentemente las
cinco llagas de Jesús Crucificado que ella ocultaba cuidadosamente. Sus manos
las cubría con unos sencillos guantes.
Desde entonces, cada semana, desde el
jueves a las 8 de la noche hasta el viernes a las tres de la tarde, aparecían
por toda su piel las heridas de los latigazos y en la cabeza las heridas de la
corona de espinas y sentía en el hombro el peso de una gran cruz que le
producía dolor y heridas y la hacía encorvarse dolorosamente.
Desde pequeñita, Gemma tuvo una gran
devoción a la Pasión y Muerte de Jesús. Cuando joven bastaba oír leer la Pasión
de Jesús para que ella se entusiasmara enormemente. Y más tarde cuando tenía
angustias o la insultaban, le bastaba dedicarse a pensar en la Pasión de Cristo
para hallar paz y consuelo. Siempre había deseado sufrir las mismas heridas que
sufrió Nuestro Redentor y a los 21 años empezó a sentir en su propio cuerpo una
serie de heridas que coincidían exactamente con las que mostraba el crucifijo
ante el cual se arrodillaba a rezar.
La salud de Gemma en sus últimos años fue
desastrosa. Un tumor canceroso en la columna vertebral era para ella un
tormento de día y de noche. Vomitaba sangre y le llegaban terroríficas
tentaciones de blasfemia (a ella que desde pequeña le bastaba escuchar una
blasfemia o una palabra grosera para desmayarse de espanto y de horror). Perdió
la vista y quedó ciega. Pero cuando cesaban los ataques del infierno, ella
gozaba de una paz interior y sentía que Cristo y la Virgen María venían a
hablarle y a consolarla. El Señor cumplía con Gemma lo que prometió en la S.
Biblia: "Dios, a los hijos que más ama, los hace sufrir más, para que
ganen mayor premio para la eternidad". Gemma es patrona de los que sufren
graves enfermedades y tentaciones, pero que quieren ofrecer todo por Dios y por
la salvación de las almas.
Gemma le venía pidiendo a Dios con
oraciones, misas, comuniones y sacrificios, que se convirtiera un tabernero que
se emborrachaba y hacía emborracharse a muchos más. Pero el hombre no daba
muestras de querer convertirse. Y sucedió que un día cuando ella iba de su casa
a la iglesia, alguien la insultó muy salvajemente y la joven no respondió ni
una palabra a aquellos insultos y lo ofreció todo por la conversión de los
pecadores. Al llegar al templo oyó que Nuestro Señor le decía: "El
sufrimiento por ese insulto era la cuota que faltaba para que el tabernero se
convirtiera. Me lo has ofrecido con paciencia y ahora ese hombre cambiará de
comportamiento".
Al día siguiente los que estaban en el
templo oyeron en un confesionario que un hombre lloraba fuertemente. Era el
tabernero que había venido a confesarse muy arrepentido y en adelante vivió
santamente. La paciencia de una mujer insultada había sido el último empujón
que lo llevó a la conversión.
Y así como este, muchos más se
convirtieron por las oraciones y los sufrimientos que Gemma ofrecía por la
conversión de los pecadores. Fueron numerosas las personas que llegaron donde
ella movidas únicamente por la curiosidad y volvieron a sus casas transformadas
y convertidas. Porque la oración y el sufrimiento que se ofrecen a Dios nunca
quedan sin conseguir conversiones y salvación para otros.
El Sábado Santo 11 de abril de 1903
cuando apenas tenía 25 años, Gemma Galgani, sencilla mujer seglar que con sus
sufrimientos había tratado de pagarle a Dios sus propios pecados y los de
muchos otros, voló a la eternidad a recibir el premio de sus sufrimientos y del
gran amor que tuvo siempre a Jesucristo y a la Santísima Madre de Dios.
La gente empezó a considerarla como una
verdadera santa y el Papa Pío XI la declaró beata apenas 30 años después de su
muerte (en 1933). Pío XII la canonizó en 1940.
Santa Gemma es un auténtico modelo para
que las personas enfermas piensen que Dios las llama y pueden conseguir, en
medio de la dura enfermedad, la más grande santidad.
ORACIÓN
Gemma Galgani: alcánzanos de Dios que
meditemos frecuentemente con gran amor en la Pasión y Muerte de Jesucristo: que
tengamos enorme confianza en la protección de nuestra Madre Celestial María
Santísima y que ofrezcamos todos nuestros sufrimientos por la salvación de las
almas y la conversión de los pecadores. Por J. C. N. S.