Traemos siempre y por todas partes en
nuestro cuerpo
la mortificación de Jesucristo, a fin de que la vida de Jesús
se manifieste también en nuestro cuerpo.
(2 Corintios, 4, 10).
la mortificación de Jesucristo, a fin de que la vida de Jesús
se manifieste también en nuestro cuerpo.
(2 Corintios, 4, 10).
San Pedro de Alcántara, siendo aun niño
abandonó todas las esperanzas que le daban su nacimiento ilustre y sus raras
cualidades, para entrar en la Orden de los Recoletos. Animado del espíritu de San
Francisco, trabajó con mucho fruto por la salvación de las almas, mediante sus
predicaciones y numerosos milagros que Dios obró a sus ruegos. Santa Teresa
mucho lo admiraba y asegura que Dios nada le había rehusado de lo que ella le
había pedido por su intermedio. Murió en 1562.
I. Este gran santo tenía tanto amor
por los sufrimientos que a las austeridades prescritas por la regla de su
Orden, añadió también otras más rigurosas. Comienza tú por practicar las
mortificaciones que te impone tu estado de vida; haz después algunas
penitencias supererogatorias. Es la manera de evitar el pecado. ¡Al que renuncia a las cosas
permitidas, qué fácil le resulta evitar las prohibidas! (Tertuliano).
II. Su espíritu siempre estaba ocupado
por el pensamiento de Dios. ¿Qué te impide a ti elevar de vez en cuando tu
corazón a Dios? Lo puedes hacer en medio de tus más importantes ocupaciones.
Ofrece al Señor, en cada hora del día, lo que haces y lo que sufres. Un acto de
amor o de contrición se hace muy pronto.
III. Este santo tenía tanta caridad para
con el prójimo que trabajaba sin descanso en su conversión. Comenzó reformando
su Orden en España, después en Portugal, y en seguida mediante sus
predicaciones se ocupó de la conversión de los pecadores. Comienza tú,
asimismo, trabajando por la conversión de aquellos con quienes vives; para
esto, tu buen ejemplo será más poderoso que tus palabras. Es preciso que pueda
decirse del cristiano lo que Tertuliano decía del filósofo, que su exterior es un lenguaje y su
conducta una enseñanza.
El amor de la cruz
Orad por los Padres Recoletos.
Orad por los Padres Recoletos.
ORACIÓN
Oh Dios, que os dignasteis hacer
ilustre al bienaventurado Pedro, vuestro confesor, mediante los dones de una
admirable penitencia y sublime contemplación, conceded a nuestros ruegos que,
mortificando nuestra carne siguiendo su ejemplo y ayudados por sus méritos,
comprendamos más fácilmente las cosas celestiales. Por J. C. N. S. Amén.