El mundo pasa con su concupiscencia.
Mas el que hace la voluntad de Dios
permanece eternamente. (1 Juan, 2,17).
Mas el que hace la voluntad de Dios
permanece eternamente. (1 Juan, 2,17).
San Juan Clímaco subió al cielo por la escala que nos presenta, pues todo lo que enseña en su
hermoso libro titulado Escala Espiritual, él mismo lo
practicó. Dejó el mundo y se hizo monje a la edad de 16 años. Su vida
desde entonces fue una
mortificación continua. Empleaba su tiempo en llorar sus
pecados, en conversar con Dios, o bien en componer libros destinados a
instruir y edificar al prójimo. Fue nombrado abad del Monte Sinaí, y
murió
a la edad de 80 años apenas transcurrida la primera mitad del
siglo VII.
MEDITACIÓN
SOBRE LOS TRES GRADOS
DE LA SUBIDA HACIA DIOS
SOBRE LOS TRES GRADOS
DE LA SUBIDA HACIA DIOS
I. El primer grado de la perfección es el desprecio del mundo y de
todo aquello que ama el mundo: honores, placeres y riquezas. Vanos son los
honores del mundo; criminales sus placeres; peligrosas sus riquezas. ¡Qué difícil es llegar a este grado!
¡Cuánta virtud se necesita para pisotear lo que adoran los hombres! Pero, lo que es
difícil no es
imposible, sobre todo si consideran que el mundo pasa con su concupiscencia, y que es preferible
abandonarlo a él antes que ser por él abandonados.
II. El segundo grado es la abnegacion de uno
mismo. Has de renunciar a tus placeres, a tus más
caras inclinaciones, a tu propia voluntad, has de triunfar de ti mismo
en todo. Fácil es decirlo, pero difícil hacerlo. Es necesario, sin
embargo, porque nada harías abandonando el mundo, si no renuncias
a ti mismo. Es pues menester que, en adelante, sea mi propio enemigo,
que me declare la guerra, que luche contra todas las inclinaciones de la
naturaleza corrompida.
III. El tercer grado es la conformidad con la voluntad
de Dios en todo y en cualquier parte. Si llegaste ya a este estado, di
que has encontrado un paraíso en este mundo; serás feliz y habrás
encontrado todas las virtudes. Dios mío, enseñadme a hacer vuestra santa
voluntad.
Si Vos no me enseñáis este secreto, haré yo mi propia voluntad y Vos me abandonaréis; no seréis
mi Dios mientras sea yo mi señor. (San Agustín).
El deseo de la perfección
Orad por los que tienen vocación religiosa.
Orad por los que tienen vocación religiosa.
ORACIÓN
Haced, Señor, os suplicamos, que la intercesión
de San Juan Clímaco, abad, nos torne agradables a Vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por
sus ruegos lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.