4 de julio
SANTA ISABEL
Reina de Portugal, Viuda
SANTA ISABEL
Reina de Portugal, Viuda
A los ricos de este mundo mándales que no
sean
altivos ni pongan su confianza en la riquezas caducas,
sino en Dios vivo.
(1 Tim., 6, 17).
altivos ni pongan su confianza en la riquezas caducas,
sino en Dios vivo.
(1 Tim., 6, 17).
Ser pobre en medio de las riquezas,
mortificado en medio de las delicias de la corte, humilde sobre un trono, es
una virtud que no pertenece sino a las grandes almas, como Santa Isabel, reina
de Portugal. Ayunaba a pan y agua tres cuaresmas durante el año, las vigilias
de las fiestas de Nuestra Señora y de los Apóstoles, y todos los viernes. Por su intervención, logró
detener la guerra entre Castilla y Portugal. A la muerte del rey, su marido,
vistió el hábito de la Tercera Orden franciscana, con el cual murió en 1336.
MEDITACIÓN
I. No pongas tu confianza en las
riquezas; no pueden ni siquiera hacerte feliz en este mundo. Difícil es
adquirirlas y difícil conservarlas; el temor de perderlas y el deseo de
aumentarlas no le dejan al alma descanso alguno. ¿Pueden, acaso, disipar tu
tristeza y tu ignorancia, curarte de tus enfermedades o prolongar tu vida siquiera
un momento? Son sin embargo de alguna utilidad: cuando uno las abandona por
amor de Jesucristo o las distribuye entre los pobres.
II. No te fíes en la amistad de los
hombres: nada es más inconstante. El mejor de tus amigos puede llegar a ser el
más encarnizado enemigo. No te apoyes en tu reputación, la calumnia te la puede
arrebatar; no cuentes con tu salud ni con tu espíritu, una enfermedad puede
quitártelos. Oh Señor mío, por fin reconozco que, si Vos me abandonáis, ni
todas las creaturas juntas podrían socorrerme; y aun cuando los hombres
pudiesen valerme durante mi vida, ¿Podrían ellos, acaso, demorar aunque sea un
momento la hora, de mi muerte, y defenderme ante el tribunal de Dios?
III. En Vos es, pues, Dios mío, en quien
se debe esperar, y no en las riquezas frágiles e inciertas. En vano se dice que
el dinero es todopoderoso, él no nos puede procurar la salud y la felicidad,
sino en la medida en que lo despreciemos y lo arrojemos lejos de nosotros. Las
creaturas son obstáculo a nuestra esperanza; si no poseemos los bienes de la
tierra, todos nuestros suspiros serán por los bienes celestiales. Las riquezas son las trabas de nuestra
esperanza; arrojemos, pues, los bienes de la tierra, si deseamos los del cielo. (Tertuliano).
La limosna
Orad por los pobres.
Orad por los pobres.
ORACIÓN
Dios soberanamente bueno, que, entre
otras eminentes virtudes, habéis acordado a la reina Santa Isabel la
prerrogativa de apaciguar los furores de las guerras, haced, por su
intercesión, que después de la paz de esta vida mortal, que os imploramos
humildemente, lleguemos a la felicidad eterna. Por J. C. N. S. Amén.