29 de Mayo
SAN MAXIMINO,(*)
Obispo de Tréveris
SAN MAXIMINO,(*)
Obispo de Tréveris
Fue san Maximino natural de la ciudad de
Poitiers, fue hijo de padres clarísimos en linaje, descendientes de senadores.
Tuvo por hermano a san Majencio, que fue obispo de Poitiers, y él a su vez lo
fue de Tréveris, por nombramiento de san Agricio y consentimiento de todos los
clérigos. Grandes fueron las cosas que hizo en defensa de la fe católica sin
temer jamás al emperador Constancio, hereje arriano. Cuando todo el Oriente se
levantó contra el glorioso san Atanasio, que andaba huido y desterrado, no hallando
donde acogerse en todo el imperio, san Maximino le recibió y le tuvo hospedado
en su casa hasta que pasó aquella tempestad. Hizo juntar un concilio en Colonia
para excomulgar y privar de la cátedra al obispo Eufrates, hereje, que perdía
aquella tierra. Hallóse también en el concilio celebrado en Milán para expulsar
a los herejes Eusebinos, y de acuerdo con san Atanasio y el Papa Julio y el
célebre Osio de Córdoba, propuso san Maximino al emperador Constancio la
necesidad de un concilio general que se celebró en Sárdica, donde fue de nuevo
restablecido en su silla san Atanasio, y depuestos los principales Eusebianos.
Aunque estos se reunieron después en Filipópoli de Tracia y tuvieron allí un
conciliábulo que llamaron de Sárdica, para confundir con este equívoco las
decisiones del verdadero concilio, y osaron excomulgar a san Maximino, al Papa
Julio, a Osio y a san Atanasio, no pudieron con toda su malicia prevalecer
sobre la entereza con que el santo defendió la verdadera fe. Acreditó el
glorioso san Maximino la verdad católica alumbrando ciegos, sanando
paralíticos, curando endemoniados y obrando muchos y extraños prodigios. Yendo
una vez camino de Roma con san Martín, un oso feroz les mató el jumentillo que
les llevaba la ropa; entonces san Maximino mandó al fiero animal que
tomase sobre sí la carga, lo cual hizo el oso llévándola hasta un lugar llamado
Ursaria, donde san Maximino lo despidió. Finalmente lleno de méritos y
trabajos, murió en Poitiers, y su sagrado cuerpo fue trasladado a
Tréveris con grande solemnidad, obrando el Señor por él innumerables prodigios.
El terror a los normandos, que pasaban a sangre y fuego los templos y
monasterios, movió a algunos religiosos a ocultar las reliquias de san Maximino
en el año 882, dentro de una cueva; con este motivo se perdió la noticia de
ellas, hasta que habiéndose caído una grande peña, abrió con el golpe parte
del sepulcro, y fueron descubiertas por la fragancia que despedían, y se vio
con admiración de todos entero el santo cuerpo, e intactos sus vestidos al cabo
de tantos años.
REFLEXIÓN
Quiere Dios para gloria suya y de sus
santos que los animales y la naturaleza les estén sujetos, como se veía en san
Maximino. ¿Y, qué hombre tan ciego hay que no vea por estos argumentos que la
religión católica que autorizan los santos con sus milagros, es la que enseñó a
los hombres aquel mismo Dios omnipotente que hizo el cielo y la tierra?
Recibámosla pues de su mano divina como hemos recibido de ella el cuerpo y el
alma; y así como le somos agradecidos por la luz de los ojos que nos ha dado,
tanto y mucho más debemos darle gracias por la luz sobrenatural de la fe, que
ha infundido en nuestras almas, y por la revelación que ha hecho a los hombres
de su divina verdad por medio de Jesucristo, testigo de sus soberanos secretos.
ORACIÓN
Suplicámoste, oh Dios todopoderoso, que
en esta venerable solemnidad de tu confesor y pontífice san Maximino,
acrecientes en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de nuestra eterna
salud. Por J. C. N. S. Amén.
- * Flos Sanctorum de la Familia Cristiana, P Francisco De Paula Morell, S. J., Ed. Difusión, S. A., Buenos Aires, 1943.