10 de Mayo
SAN ANTONINO o ANTOLÍN,(*)
Obispo y Confesor
SAN ANTONINO o ANTOLÍN,(*)
Obispo y Confesor
No queráis amontonar tesoros para vosotros
en la tierra,
donde la herrumbre y la polilla los consumen,
y donde los ladrones los desentierran y roban.
(Mateo, 6, 19).
donde la herrumbre y la polilla los consumen,
y donde los ladrones los desentierran y roban.
(Mateo, 6, 19).
Antonino, que entró en la orden de Santo
Domingo a la edad de doce años, fue un modelo de humildad, de recogimiento y de
mortificación. Jamás comió carne, y, enfermo o sano, dormía sobre una tabla.
Fue menester que el Papa Eugenio IV lo amenazase con excomunión para hacerle
aceptar el arzobispado de Florencia y se supo ganar el cariño de sus gentes por
su bondad y caridad, pues daba a los pobres todo lo que caía en sus manos. Pero
también sabía exigir, y combatió los juegos de azar, la usura y la brujería que
se practicaba en esta ciudad. No quiso mas riquezas que la virtud; todo lo que
poseía dábalo a los pobres, llegando al extremo de vender, para socorrerlos,
parte de los muebles y de la ropa. Fundó el famoso convento de San Marcos en
Florencia y encargó a Fray Angélico, su compañero de noviciado y afamado
pintor, la pintura de todos los ahora célebres cuadros en este convento. A
pesar de su mala salud, fue nombrado Arzobispo de Florencia. Murió en mayo de
1459, a los 70 años de edad.
I. Los bienes de la tierra, las riquezas,
los placeres, los honores, no merecen tus afanes, pues no podrían hacerte mejor
de lo que eres; por lo contrario, son los instrumentos de todos los crímenes.
Más humilde serías, más sobrio y más casto, si fueses menos rico. La aflicción,
la enfermedad y las humillaciones te hacen practicar muchas virtudes en las que
ni siquiera pensarías faltándote aquéllas.
II. Por otra parte, esos bienes no
te pueden hacer dichoso, porque están inficionados del temor de perderlos, y
porque son imperfectos y no pueden, en consecuencia, satisfacer plenamente tus
deseos. ¿Estuviste acaso alguna vez contento, verdaderamente, aun en el momento
de mayor prosperidad? ¿Tus placeres más dulces no tuvieron amargura, tus más
hermosas rosas sus espinas? Salomón poseyó inmensas riquezas, gustó todos los
placeres, y exclama: Vanidad de vanidades, y todo vanidad. (Eclesiastés).
III. Busca, pues, los tesoros del
paraíso: son perfectos, no tienen mezcla de amargura alguna, no hay temor de
perderlos y satisfacen plenamente nuestros deseos en toda su amplitud. Los
Ángeles se ríen de nosotros cuando nos ven afanarnos tanto por edificar casas
de barro que deberemos abandonar al día siguiente. Se sobrecogen de tristeza
cuando ven que nos entregamos a placeres que nos rebajan al nivel de los
animales. ¡Oh cristiano, espera y busca bienes más grandes! Coheredero de
Jesucristo, ¿cómo regocijarte asociándote a los placeres del irracional? Eleva
tus esperanzas hacia el soberano bien. (San Agustín).
El desprecio del mundo
Orad por las congregaciones religiosas.
Orad por las congregaciones religiosas.
ORACIÓN
Señor, haced que seamos ayudados por los
méritos de San Antonino, vuestro confesor pontífice, a fin de que os
encontremos misericordioso con nosotros, así como os reconocemos admirable en
vuestro proceder con él. Por J. C. N. S. Amén.
- * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II,
(Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)