Que el Espíritu Santo siga enviando sabios 
directores espirituales 
que aconsejen a los gobernadores de las naciones y 
los 
lleven hacia la verdadera sabiduría y hacia la santidad. 
¡Que 
hermoso fuera que esto se hiciera realidad!.
Hallar un buen amigo es como encontrar un tesoro 
(S. Biblia).
Adela o Adelaida, es un nombre alemán que significa: "de noble 
familia". A esta santa le decían también Alicia. 
Santa Adelaida fue la esposa del Emperador Otón el Grande.
Era hija del rey Rodolfo de Borgoña, el cual murió cuando ella tenía 6 
años. Muy joven contrajo matrimonio con Lotario, rey de Italia. Su hija Emma 
llegó a ser reina de Francia.
Su primer esposo, Lotario, murió también muy joven, parece que 
envenenado por los que deseaban quitarle su reino, quedando Adelaida viuda de 
sólo 19 años, con su hijita Emma todavía muy pequeñita. El usurpador Berengario 
la encerró en una prisión y le quitó todos sus poderes y títulos, porque ella no 
quiso casarse con el hijo del tal Berengario. Su capellán se quedaba admirado 
porque Adelaida no se quejaba ni protestaba y seguía tratando a todos los 
carceleros con exquisita amabilidad y dulzura. Todo lo que sucedía lo aceptaba 
como venido de las manos de Dios y para su bien. Le robaron sus vestidos de 
reina y todas sus alhajas y joyas y le dieron unos harapos como de pordiosera. 
En su oscura prisión pasó varios meses dedicada a la oración. Los carceleros 
exclamaban: "Cuánto heroísmo tiene esta reina. ¡No grita, no se desespera, no 
insulta. Sólo reza y sonríe en medio de sus lágrimas!".
Y mientras tanto su capellán, el Padre Martín, consiguió un plano del 
castillo donde ella estaba prisionera, abrió un túnel y llegando hasta su celda 
la sacó hacia el lago cercano donde la esperaba una barca, en la cual se la 
llevó hacia le libertad haciéndola llegar hasta el Castillo de Canossa, donde se 
refugió. Pero Berengario atacó aquel castillo y Adelaida envió unos embajadores 
a Otón de Alemania pidiéndole su ayuda. Otón llegó con su ejército, derrotó e 
hizo prisionero a Berengario y concedió la libertad a la santa reina.
Otón se enamoró de Adelaida y le pidió que fuera su esposa. Ella 
aconsejada por el Padre Martín, acepto este matrimonio y así llegó a ser la 
mujer del más importante mandatario de su tiempo. Los dos se fueron a Roma y 
allá el Sumo Pontífice Juan XII coronó a Otón como emperador y a Adelaida como 
emperatriz.
Otón el grande reinó durante 36 años. Mientras tanto su santa esposa 
se dedicaba a socorrer a los pobres, a edificar templos y a ayudar a misioneros, 
religiosos y predicadores.
Al morir su esposo Otón I, le sucedió en el trono el hijo de Adelaida, 
Otón II, pero este se casó con una princesa de Constantinopla, la cual era 
dominante y orgullosa y le exigió que tenía que alejar del palacio a Adelaida. 
Otón aceptó semejante infamia y echó de su casa a su propia madre. Ella se fue a 
un castillo pero pidió la ayuda de San Mayolo, abad de Cluny, el cual habló de 
tal manera a Otón que lo convenció que nadie mejor lo podía aconsejar y 
acompañar que su santa madre. Y así el emperador llamó otra vez a Adelaida y le 
pidió perdón y la recibió de nuevo en el palacio imperial.
Otón II 
murió en una guerra y su viuda la princesa de Constantinopla se apoderó del 
mando y trató duramente a Adelaida. Ella decía: "Solo en la religión puedo 
encontrar consuelo para tantas pérdidas y desventuras". En medio de sus penas 
encontraba fuerzas y paz en la oración. A quienes le trataban mal les 
correspondía tratándoles con bondad y mansedumbre.
Una extraña enfermedad acabó con la vida de la princesa de 
Constantinopla y Adelaida quedó como regente, encargada del gobierno de la 
nación, mientras su nieto Otón III llegaba a la mayoría de edad. Fue para sus 
súbditos una madre bondadosa. Ignoraba el odio y no guardaba resentimientos con 
nadie. Supo dirigir el gobierno del país alemán con bondad y mucha compresión, 
ganándose el cariño de las gentes.
Fundó varios monasterios de religiosos y se preocupó por la 
evangelización de los que todavía no conocían la religión católica. Se esforzaba 
mucho por reconciliar a los que estaban peleados.
Su director espiritual en ese tiempo fue San Odilón, el cual dejó 
escrito: "La vida de esta reina es una maravilla de gracia y de bondad". Santa 
Adelaida tuvo una gran suerte, y fue que durante toda su vida se encontró con 
formidables directores espirituales que la guiaron sabiamente hacia la santidad: 
el Padre Martín, San Adalberto, San Mayolo y San Odilón. En la vida de nuestra 
santa sí que se cumplió lo que dice la S. Biblia: "Encontrar un buen amigo es 
mejor que encontrarse un buen tesoro. Quien pide un consejo a los que son 
verdaderamente sabios, llegan con mucha mayor facilidad al éxito".
Cuando su hijo Otón III se posesionó como emperador, ella se retiró a 
un monasterio, y allí pasó sus últimos días dedicada a la oración y a meditar en 
las verdades eternas.
Murió el 16 de diciembre del año 999 y aunque las ingratitudes y 
persecuciones le hicieron sufrir mucho durante toda su vida, al morir se había 
ganado la estima y el amor de toda su nación.