24 de Junio
NATIVIDAD DE
SAN JUAN BAUTISTA
NATIVIDAD DE
SAN JUAN BAUTISTA
En verdad, os digo, ninguno de entre los
hijos
de mujer ha sido mayor que Juan Bautista. (Mateo, 11, 11).
Toda la tierra se alegra del nacimiento
de San Juan; pero, ¿no debemos nosotros afligirnos al comparar lo que él ha
hecho con lo que hacemos nosotros? Él deja el mundo y se retira al desierto
para hacer penitencia; su alimento es un poco de miel silvestre con
langostas; su vestidura, la piel de un camello. Sus ejemplos, más aun que sus
palabras, son una exhortación a la penitencia. Viendo a Jesucristo, exclama: He ahí el Cordero de Dios que
quita los pecados del mundo; y el Salvador quiere ser bautizado
por él.
I. He aquí un penitente que no es
culpable de pecado alguno, y a quien la presencia de Jesús, oculto en
el seno de su Madre, ha purificado antes de su nacimiento hasta de la mancha
original. ¿Qué falta había cometido él cuando se retiró al desierto a hacer
penitencia? Nos enseña con ello que el hombre, aun el más inocente, debe
hacer penitencia. ¿Comenzaste tú este ejercicio? Te parece muy penoso, y he
aquí un niño que lo hace como juego. Pon manos a la obra, y pronto
experimentarás cuán indecible satisfacción reserva Dios a los que renuncian
al placer para darse a Él. ¡Cuán instantáneamente pareció dulce a mi corazón
privarse de las dulzuras de las vanidades del mundo! Temía perderlas, y
dejarlas llegó a ser para mí la fuente de la dicha. (San Agustín).
II. Temprano comienza este santo su
penitencia y la prolonga hasta el fin de su vida. No basta que te
mortifiques por algún tiempo, hay que hacerla hasta la muerte. Siempre tienes
contra ti a tu cuerpo, al demonio y al mundo. El único medio para triunfar de
estos tres enemigos es combatirlos sin descanso hasta el fin. Piensa en el
infierno que debes evitar, en el paraíso que debes ganar, y nunca te cansarás
de hacer penitencia.
III. Si la humildad no las acompaña,
tus austeridades no te servirán sino para atormentarte. San Juan rechaza los
honores que le rinden los judíos llamándole Profeta y Mesías; se humilla
delante de Jesucristo. Humíllate tú ante Dios y los hombres. Lo que haces, lo
que sufres, nada es comparado con los trabajos y sufrimientos de los santos. ¿De qué sirve mortificar el cuerpo
por la paciencia, si el espíritu está hinchado de orgullo? (San Jerónimo).
La humildad
Orad por la conversión de los pecadores
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis
solemnizado este día con el nacimiento de San Juan Bautista, conceded a
vuestro pueblo la gracia de los gozos espirituales, y dirigid las almas de
los fieles por el camino de la salvación eterna. Por J. C. N. S. Amén.
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