PRIMERA
LECTURA
He escuchado
tu oración, he visto tus lágrimas
Lectura del Profeta Isaías 38, 1-6.
21-22. 7-8
En
aquel tiempo Ezequías cayó enfermo de muerte; y vino a visitarlo el profeta
Isaías, hijo de Amós, y le dijo:
–Así
dice el Señor: Haz testamento, porque vas a morir y no vivirás.
Entonces,
Ezequiel volvió la cara a la pared y oró al Señor:
–Señor,
acuérdate que he caminado en tu presencia, con corazón sincero e íntegro, y que
he hecho lo que te agrada.
Y
Ezequías lloró con largo llanto.
Y
vino la palabra del Señor a Isaías:
–Ve
y dile a Ezequías: Así dice el Señor Dios de David, tu padre.
He
escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Mira, añado a tus días otros
quince años.
Te
libraré de las manos del rey de Asiria, a ti y a esta ciudad, y la protegeré.
Isaías
dijo:
Que
traigan un emplasto de higos y lo apliquen a la herida para que se cure.
Ezequías
dijo:
¿Cuál
es la prueba de que subiré a la casa del Señor?
–Esta
es la señal del Señor, de que cumplirá el Señor la palabra dada: «En el reloj
de sol de Acaz haré que la sombra suba los diez grados que ha bajado».
Y
desanduvo el sol en el reloj los diez grados que había avanzado.
Palabra de
Dios.
Salmo
responsorial Is 38, 10. 11. 12abcd. 16
R. Tú,
Señor, detuviste mi alma
ante la tumba vacía.
Yo pensé: En
medio de mis días
tengo que
marchar hacia las puertas del Abismo;
me privan
del resto de mis años. R.
Yo pensé: Ya
no veré más al Señor
en la tierra
de los vivos,
ya no miraré
a los hombres
entre los
habitantes del mundo. R.
Levantan y
enrollan mi vida
como una
tienda de pastores.
Como un
tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan
la trama. R.
Los que Dios
protege, viven,
y entre
ellos vivirá mi espíritu:
me has
curado, me has hecho revivir. R.
EVANGELIO
El Hijo del
Hombre es señor del sábado
+ Lectura del santo Evangelio según
San Mateo 12, 1-8
Un
sábado de aquellos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían
hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los
fariseos, al verlo, le dijeron:
–Mira,
tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado.
Les
replicó:
–¿No
habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró
en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba
permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y
no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo
sin incurrir en culpa?
Pues
os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si
comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no
condenaríais a los que no tienen culpa.
Porque
el Hijo del Hombre es señor del sábado.
Palabra del
Señor.