viernes, 13 de junio de 2014

VIERNES DE LA DÉCIMA SEMANA

PRIMERA LECTURA
Aguarda al Señor en el monte

Lectura del primer libro de los Reyes 19, 9a. 11-16

En aquellos días, al llegar Elías al monte de Dios, al Horeb, se refugió en una gruta.
El Señor le dijo: Sal y aguarda al Señor en el monte, que el Señor va a pasar.
Pasó antes del Señor un viento huracanado, que agrietaba los montes y rompía los peñascos: en el viento no estaba el Señor.
Vino después un terremoto, y en el terremoto no estaba el Señor.
Después vino un fuego, y en el fuego no estaba el Señor.
Después se escuchó un susurro.
Elías, al oírlo, se cubrió el rostro con el manto y salió a la entrada de la gruta.
Una voz le preguntó: ¿Qué te trae por aquí, Elías? Contestó: Mi pasión por el Señor Dios de los Ejércitos.
Porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas.
He quedado yo solo, y ahora me persiguen para matarme.
El Señor le dijo: Desanda el camino hasta el desierto de Damasco, y, cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú hijo de Nimsí, y como profeta sucesor tuyo a Eliseo hijo de Safat, natural de Abel-Mejolá.

Salmo responsorial Sal 26, 7-8a. 8b-9abc. 13-14

V/. Tu rostro buscaré, Señor.
R/. Tu rostro buscaré, Señor.
V/. Escúchame, Señor, que te llamo, ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro. R/.
V/. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches. R/.
V/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R/.

EVANGELIO
El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 27-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio».
Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.
Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo.
Más te vale perder un miembro, que ser echado entero en el Abismo.
Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro, que ir a parar entero al Abismo.
Está mandado: «El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio».
Pues yo os digo: el que se divorcie de su mujer excepto en caso de prostitución la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.

Palabra del Señor