18 de noviembre
DEDICACIÓN DE LAS BASÍLICAS
de
SAN PEDRO y SAN PABLO
DEDICACIÓN DE LAS BASÍLICAS
de
SAN PEDRO y SAN PABLO
Siempre los fieles han
profesado una profunda veneración a la tumba de los apóstoles San Pedro
y San Pablo. Ocho días después de su bautismo, según se refiere, el
emperador Constantino trasladóse al lugar donde descansaban los santos
cuerpos; oró allí con gran abundancia de lágrimas. Cavóse después la
tierra, llenó doce canastas con ella en honor de los doce apóstoles, y
echó los cimientos de la basílica de San Pedro. Terminado el edificio,
el Papa San Silvestre lo consagró. Constantino hizo también edificar una
iglesia en honor de San Pablo. La fiesta de este día fue instituida para
recordar la consagración de la basílica de San Pablo extramuros,
reconstruida después de un incendio, en 1854.
I. El Apóstol San Pablo
nos enseña que los cuerpos de los cristianos son templos del Espíritu
Santo. Dios ha edificado este templo, el Espíritu Santo lo ha consagrado
el día de nuestro bautismo, y Jesús desciende a él cuando recibimos la
Santa Eucaristía. Hay que tener cuidado, pues, de no profanar este
templo con acciones indecentes o criminales; hay que vigilar sus
puertas, es decir, nuestros sentidos, a fin de que no entre en él nada
manchado; es preciso que nuestro corazón, que es su santuario, siempre
esté puro y limpio.
II. Dado que nuestros cuerpos
han sido consagrados a Dios por el Bautismo y honrados con la presencia
de Jesucristo, debemos respetarlos como a lugares santificados; no es
permitido dedicar un vaso sagrado a usos profanos: seria un sacrilegio
semejante al que Dios castigó tan severamente en la persona de Baltasar.
Y, sin embargo, tú haces servir a tu cuerpo para acciones criminales,
cuando lo haces esclavo de tus infames voluptuosidades. Teme la amenaza
que te hace San Pablo, diciéndote que Dios exterminará al que haya
profanado el templo del Señor.
III. Consérvase en los
templos un fuego que arde siempre ante el altar: asimismo es preciso que
tu corazón esté siempre abrasado en el fuego del amor divino. Nunca
dejes extinguir este hermoso fuego: desalojará de tu corazón todas las
llamas impuras y el amor desordenado de las creaturas. ¿Amas a Dios más
que a tus placeres, más que a tus riquezas, más que a tus parientes?
¿Podrías decir a Jesucristo: Señor, Vos sabéis que os amo?...
La pureza
Orad por la Iglesia.
Orad por la Iglesia.
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años renováis en
favor nuestro el día de la consagración de este templo y nos permitís
asistir a los santos misterios, escuchad los ruegos de vuestro pueblo y
haced que todos los que entren en este templo para impetrar gracias,
tengan la alegría de experimentar que son escuchadas sus plegarias. Por
J. C. N. S. Amén.