31 de enero
SAN JUAN BOSCO,*
Confesor
SAN JUAN BOSCO,*
Confesor
Quien quisiere salvar su vida (obrando
contra
mí), la perderá; mas quien perdiere su vida
por amor de mí, la encontrará.
(Mt. 16, 25).
por amor de mí, la encontrará.
(Mt. 16, 25).
Nacido en 1815, San Juan Bosco, hijo de humildes campesinos, perdió a su padre a
la edad de dos años y fue educado por su piadosa madre Margarita. Desde que fue
elevado al diaconado, comenzó a reunir, los domingos, a los obreros y niños
abandonados de Turín. Construyó para ellos un asilo y una iglesia, dedicada a
San Francisco de Sales. En 1854, sentó las bases de una nueva congregación, la
de los salesianos, que hoy se llaman sacerdotes de Don Bosco; en 1872, fundó
las Hijas de María Auxiliadora. Murió el 31 de enero de 1888, venerado por todo
el mundo por su santidad y sus milagros.
MEDITACIÓN
SOBRE LA NECESIDAD
DE MORTIFICARNOS
SOBRE LA NECESIDAD
DE MORTIFICARNOS
I. Aquél que odia su alma en este
mundo, la conserva para la vida eterna. Estas palabras de Nuestro Señor indican
la necesidad que se nos impone de mortificarnos. La ciudad de Babilonia, es decir, de los
réprobos, comienza por el amor a sí mismo y termina por el odio a Dios, dice
San Agustín. La ciudad de Jerusalén, es decir, de los predestinados, comienza
por el odio al cuerpo y termina por el amor a Dios. El amor a Dios crecerá en
ti en la misma proporción que el odio a tu cuerpo. Mide con este metro: para
conocer en qué medida eres perfecto, considera en qué medida te mortificas.
II. Tu mortificación debe comenzar
cortando por lo vivo todos los placeres y deseos que pudieran impedirte cumplir
los mandamientos de Dios. Corta todo lo que pueda impedirte cumplir con los
deberes que te impone el estado de vida que hayas abrazado. En fin, hay una
mortificación que no es como la anterior, obligatoria, sino sólo de consejo;
consiste en abstenerse aun de los placeres permitidos. Es la que practican las
almas santas; ¿las imitas?
III. La mortificación será para ti cosa
fácil, si consideras que ella te impide caer en muchas faltas. Además, eres
pecador: debes, pues, hacer penitencia y mortificarte para disminuir, por
compensación, lo que debes a la justicia de Dios en el purgatorio. Eres
cristiano: ¿concuerda acaso el vivir en el placer y adorar a un Dios
crucificado? No temas los rigores de la mortificación; ella posee dulzuras
escondidas que sólo pueden gustar los que la abrazan decididamente. Ves la cruz pero no conoces sus
consuelos. (San Bernardo).
La imitación de Jesucristo
Orad por la educación de la juventud.
Orad por la educación de la juventud.
ORACIÓN
Señor, que habéis hecho de San Juan
Bosco, vuestro confesor, padre y maestro de los adolescentes, y habéis querido
hacer florecer en la Iglesia, por su intermedio, nuevas familias religiosas con
la ayuda de la Santísima Virgen María, haced que inflamados con el mismo amor
busquemos las almas y os sirvamos sólo a Vos. Por N. S. J. C. Amén
- * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)