7 de enero
SAN RAIMUNDO DE PEÑAFORT,*
Confesor
SAN RAIMUNDO DE PEÑAFORT,*
Confesor
Sé fiel hasta la muerte, y te daré la
corona de la vida.
(Apoc., 2, 10).
(Apoc., 2, 10).
Este santo empleó una gran parte de su vida en la conversión de los sarracenos.
Dios bendijo sus esfuerzos: en 1256 escribía el santo al general de su orden
que diez mil sarracenos habían recibido el bautismo. Obró gran número de
milagros. Como se le rehusase un navío para pasar de la isla de Mallorca a
Barcelona, extendió su manto sobre las olas y recorrió así un trayecto de
sesenta leguas. Murió a los cien años de edad, el 6 de enero de 1275.
MEDITACIÓN
NUESTRA VIDA
ES UNA NAVEGAClÓN
I. El mundo es como un dilatado mar,
nuestra vida es su travesía. Para arribar felizmente al puerto, es menester
imitar a los pilotos, que ni miran el mar, ni la tierra, sino solamente el
cielo. Así, durante todo el curso de tu vida, dirige tus miradas hacia lo alto:
no consideres sino el cielo. Que tu amor y tu esperanza estén en el cielo: pídele
valor, espera de él tu recompensa; que tu esperanza toda provenga de lo alto. (San Agustín).
II. Se está expuesto en el mar a las calmas y las
tempestades, a los escollos, a los piratas y a otros mil peligros; pero se los
evita, ora por la pericia del piloto, ora por los socorros del cielo. Nuestra
vida es una mezcla de bienes y de males, de alegrías y de tristezas; tiene sus
momentos de calma y sus días de tempestad; el demonio, nuestros enemigos, la
carne, las pasiones, son para nuestra alma como rocas y escollos; los
evitaremos sin embargo si imploramos el auxilio de Dios, y si seguimos los
consejos de un director espiritual prudente y sabio.
III. La muerte es el puerto a que debemos
arribar. A veces la nave naufraga en el puerto, otras da con playas cuyos
habitantes son más peligrosos que los escollos y tempestades. ¡Ay! estamos en
esta mar sin saber a ciencia cierta a qué puerto arribaremos; sin embargo,
vivamos bien y no temeremos la muerte. Aquél que no quiere ir a Jesús, ése
sólo debe temer la muerte. (San Cipriano).
El pensamiento del paraíso
Orad por los navegantes.
Orad por los navegantes.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis elegido al
bienaventurado Raimundo para hacer de él un ministro ilustre del sacramento del
bautismo, y que le habéis hecho atravesar milagrosamente las aguas del mar,
concedednos, por su intercesión, la gracia de que produzcamos frutos de
penitencia y lleguemos un día al puerto de la salvación eterna. Por N. S.
J. C. Amén.
- * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J.