2 de febrero
FIESTA DE LA PURIFICACIÓN
FIESTA DE LA PURIFICACIÓN
Cumplido asimismo el tiempo de la
purificación de la
madre, según la ley de Moisés, llevaron el niño
a Jerusalén, para presentarlo al Señor.
(Luc. 2, 22).
a Jerusalén, para presentarlo al Señor.
(Luc. 2, 22).
María va al templo a someterse a la ley de la purificación, aunque esté exenta de ella en su calidad de virgen y de Madre de Dios. Va al templo a presentar a Jesús a su Padre Eterno; lo rescata ofreciendo por él dos tortolitas. Simeón, a quien el Señor ha revelado que no morirá sin haber visto al Mesías, lo reconoce en los brazos de María, lo adora, y predice a su santísima Madre todo lo que Ella deberá sufrir.
MEDITACIÓN SOBRE
LA PURIFICACIÓN
LA PURIFICACIÓN
I. Al presentarse para ser purificada,
María sacrifica su gloria a la gloria de Dios, porque, para cumplir la ley,
oculta sus dos admirables prerrogativas, la de virgen y la de Madre de Dios.
Aprende de este misterio a poner tu honra en la obediencia a Dios. Aunque
fuese preciso que pases por el mayor pecador de la tierra, siempre que Dios sea
con ello glorificado, debes estar contento. Jesús te da el ejemplo sometiéndose
a la circuncisión, y María observando la ceremonia de la purificación. La
verdadera honra está en la estima que Dios tiene de ti.
II. Ella inmola a su querido Hijo, lo
presenta a su Padre para que disponga de Él a su agrado. Da a Dios lo más
precioso que tiene. ¡Gran lección para padres y madres! Es menester que
ofrezcan a Dios sus hijos y no, por lo contrario, que les impidan consagrarse a
su servicio cuando quieran hacerlo. Ofrezcamos hoy a Dios lo más querido que
tenemos: nuestros corazones, nuestra voluntad, nuestras inclinaciones!
III. El Eterno Padre recompensa a María
por su generosidad: le devuelve su Hijo y su honor por medio de Simeón, quien
reconoce en Ella a la Virgen Madre de Dios y lo torna a sus brazos. Si
sacrificas a Dios tu honra y tus inclinaciones, Él te recompensará liberalmente
aun en esta vida. ¡Cuán bueno es servir a un Señor tan generoso! Él da los
bienes del cielo a quien le sacrifica los de la tierra. ¿Por qué no cambiar la tierra por el
cielo? ¿Por qué con bienes pasajeros, no comprar los eternos? ¿Por qué, con lo
que es perecedero, no adquirir lo que dura siempre? (San Pedro Crisólogo).
La imitación de la Santísima Virgen
Orad por las congregaciones de la Santísima Virgen.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, escuchad
benigno las súplicas que dirigimos a vuestra suprema Majestad, y así como
vuestro Unigénito fue hoy presentado al templo, revestido de carne semejante a
la nuestra, haced que nos presentemos ante Vos con un corazón purificado. Por
J. C. N. S. Amén.