16 de marzo
SANTOS JUAN DE BREBEUF
e ISAAC JOGUES,
y sus compañeros Mártires
SANTOS JUAN DE BREBEUF
e ISAAC JOGUES,
y sus compañeros Mártires
Quien hace que se convierta el pecador de su
extravío salvará su alma de la muerte, y cubrirá la
muchedumbre de sus propios pecados.
(Santiago, 5, 20).
extravío salvará su alma de la muerte, y cubrirá la
muchedumbre de sus propios pecados.
(Santiago, 5, 20).
Estos ocho mártires, caídos bajo los golpes de los
indios de América del Norte (Estados Unidos y Canadá actuales) en
diferentes fechas entre los años 1642 y 1649, fueron canonizados en
1930. Todos eran oriundos de Francia, seis eran jesuitas y dos simples
auxiliares de la misión. Sus trabajos apostólicos en condiciones muy
duras y en medio de un país entonces inexplorado, las horribles torturas
a las que fueron sometidos en su mayoría, su perseverancia en las
pruebas y en su vocación de misioneros, constituyen con su vida y con su
muerte una de las páginas más sublimes de la
historia de la Iglesia.
MEDITACIÓN
SOBRE EL VALOR DE UN ALMA
SOBRE EL VALOR DE UN ALMA
I. Dios creó a nuestra alma a su imagen y semejanza;
la hizo inmortal y la elevó sobre todas las creaturas de este mundo. Él
quiere que gobierne
a nuestro cuerpo durante la vida, y que, después de nuestra muerte, sea
heredera del cielo. Reconoce la grandeza de tu alma, trabaja por ella;
desprecia
a tu cuerpo y a todos los bienes de la tierra. ¿Qué son estos
míseros bienes en comparación de tu alma inmortal?, y, sin embargo, para
dar contento a tu cuerpo,
¡pierdes tu alma!. Ten piedad de tu alma tratando de agradar a Dios.
II. Jesucristo ha muerto por todos los hombres,
es una verdad de fe, mas, tan grande es su bondad, que lo hubiera hecho
sólo por tu alma,
derramando hasta la última gota de su sangre adorable. Mi alma vale,
pues, la sangre de un Dios; ¿cómo la habría yo de entregar al demonio
por un vano placer? ¿Qué ha hecho el demonio por ella? ¿Puede procurarle
una felicidad duradera?
Entreguemos nuestra alma a Jesús que la ha redimido, que quiere hacerla
feliz por toda la eternidad.
III. De lo que antecede, saca dos conclusiones.
Primero: debes perder todo antes que perder el
alma; riquezas, honores, gustos, salud, todo esto es nada comparado con
tu alma. Segundo: el gusto mayor que puedes dar a Jesucristo, la mayor
gloria que puedes procurar a Dios, es trabajar por la
conversión de las almas, pues por ellas dio una sangre que no hubiera
dado para impedir la destrucción del mundo. El hijo de Dios ha derramado su sangre por ti:
¡surge, alma mía, vales la sangre de Dios! (San Agustín).
El afán por la salvación del prójimo
Rogad por vuestros padres.
Rogad por vuestros padres.
ORACIÓN
Haced, os suplicamos, Dios omnipotente, que
celebrando la solemnidad de vuestros mártires Juan e Isaac y sus
compañeros, aprendamos a imitar sus virtudes. Por
J. C. N. S. Amén.