viernes, 3 de febrero de 2012

VIERNES DE LA CUARTA SEMANA


VIERNES DE LA CUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
De todo corazón amó David a su Creador, entonando salmos cada día
Lectura del libro del Eclesiástico 47, 2-13

Como la grasa es lo mejor del sacrificio,
así David es el mejor de Israel.
Jugaba con leones como con cabritos,
y con osos como con corderillos;
siendo un muchacho mató a un gigante,
removiendo la afrenta del pueblo,
cuando su mano hizo girar la honda,
y derribó el orgullo de Goliat.
Invocó al Dios Altísimo,
quien hizo fuerte su diestra
para eliminar al hombre aguerrido
y restaurar el honor de su pueblo.
Por eso le cantaban las mozas,
alabándole por sus diez mil.
Ya coronado, peleó
y derrotó a sus enemigos vecinos,
derrotó a los filisteos hostiles,
quebrantando su poder hasta hoy.
De todas sus empresas daba gracias,
alabando la gloria del Dios Altísimo,
de todo corazón amó a su Creador,
entonando salmos cada día;
trajo instrumentos para servicio del altar
y compuso música de acompañamiento;
celebró solemnemente fiestas
y ordenó el ciclo de las solemnidades;
cuando alababa el nombre santo,
de madrugada, resonaba el rito.
El Señor perdonó su delito
y exaltó su poder para siempre;
le confirió el poder real
y le dio un trono en Jerusalén.
Palabra de Dios.



Salmo responsorial Sal 17, 31. 47 y 50. 51


R.  Sea ensalzado mi Dios y Salvador.

Perfecto es el camino de Dios,
acendrada es la promesa del Señor,
él es escudo para los que a él se acogen. R.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador:
Te daré gracias entre las naciones, Señor,
y tañeré en honor de tu nombre. R.

Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido,
de David y su linaje por siempre. R.



EVANGELIO


Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado
+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 14-29

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.

Unos decían:

–Juan Bautista ha resucitado, y por eso los ángeles actúan en él.

Otros decían:

–Es Elías.

Otros:

–Es un profeta como los antiguos.

Herodes, al oírlo, decía:

–Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.

Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.

El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Felipe, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.

Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. En muchos asuntos seguía su parecer y lo escuchaba con gusto.

La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.

La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.

El rey le dijo a la joven:

–Pídeme lo que quieras, que te lo doy.

Y le juró:

–Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.

Ella salió a preguntarle a su madre:

–¿Qué le pido?

La madre le contestó:

–La cabeza de Juan el Bautista.

Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:

–Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.

El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla.

En seguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan.

Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.

Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

Palabra del Señor.