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Cumplido asimismo el tiempo de la purificación 
de la
madre, según la ley de Moisés, llevaron el niño
a Jerusalén, para presentarlo al Señor.(Luc. 2, 22).
madre, según la ley de Moisés, llevaron el niño
a Jerusalén, para presentarlo al Señor.(Luc. 2, 22).
María va al templo a someterse a la ley de la purificación, aunque esté exenta de ella en su calidad de virgen y de Madre de Dios. Va al templo a presentar a Jesús a su Padre Eterno; lo rescata ofreciendo por él dos tortolitas. Simeón, a quien el Señor ha revelado que no morirá sin haber visto al Mesías, lo reconoce en los brazos de María, lo adora, y predice a su santísima Madre todo lo que Ella deberá sufrir. 
MEDITACIÓN SOBRE 
LA PURIFICACIÓN 
   I. Al presentarse para ser purificada, María 
sacrifica su gloria a la gloria de Dios, porque, para cumplir la ley, oculta sus 
dos admirables prerrogativas, la de virgen y la de Madre de Dios. Aprende de 
este misterio a poner tu honra en la obediencia a Dios. Aunque fuese preciso 
que pases por el mayor pecador de la tierra, siempre que Dios sea con ello 
glorificado, debes estar contento. Jesús te da el ejemplo sometiéndose a la 
circuncisión, y María observando la ceremonia de la purificación. La verdadera 
honra está en la estima que Dios tiene de ti. 
 
   II. Ella inmola a su querido Hijo, lo presenta 
a su Padre para que disponga de Él a su agrado. Da a Dios lo más precioso que 
tiene. ¡Gran lección para padres y madres! Es menester que ofrezcan a Dios sus 
hijos y no, por lo contrario, que les impidan consagrarse a su servicio cuando 
quieran hacerlo. Ofrezcamos hoy a Dios lo más querido que tenemos: nuestros 
corazones, nuestra voluntad, nuestras inclinaciones! 
 
   III. El Eterno Padre recompensa a María por su 
generosidad: le devuelve su Hijo y su honor por medio de Sime6n, quien reconoce 
en Ella a la Virgen Madre de Dios y lo torna a sus brazos. Si sacrificas a Dios 
tu honra y tus inclinaciones, Él te recompensará liberalmente aun en esta vida. 
¡Cuán bueno es servir a un Señor tan generoso! Él da los bienes del cielo a quien 
le sacrifica los de la tierra. ¿Por qué no cambiar la tierra por el cielo? 
¿Por qué con bienes, pasajeros, no comprar los eternos? ¿Por qué, con lo 
que es perecedero, no adquirir lo que dura siempre? (San Pedro 
Crisólogo). 
 
La imitación de la Santísima Virgen  
Orad por las congregaciones de la Santísima Virgen. 
ORACIÓN 
 
   Dios todopoderoso y eterno, escuchad benigno 
las súplicas que dirigimos a vuestra suprema Majestad, y así como vuestro 
Unigénito fue hoy presentado al templo, revestido de carne semejante a la 
nuestra, haced que nos presentemos ante Vos con un corazón purificado. Por J. C. 
N. S. Amén.    
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