16 de agosto
SAN ESTEBAN,
Rey de Hungría
Rey de Hungría
Quien es justo
justifíquese más,
y quien es santo santifíquese más.
(Apocalipsis. 22, 11).
(Apocalipsis. 22, 11).
San Esteban, duque de Hungría en el año 997, combatió victoriosamente, aun a
mano armada, contra la rebeldía, la idolatría y la esclavitud en sus Estados, y
dio ejemplo a sus súbditos de todas las virtudes. Una gran parte de las noches
pasábala orando y meditando, y, para con los pobres, mostraba una gran
generosidad verdaderamente real hasta llegar a vender su vajilla para
socorrerlos. Recibió la corona real del Papa Silvestre II, y dividió su reino
en once diócesis, después de haber llamado a él a una cantidad de clérigos y
monjes. Este rey apóstol, para favorecer las relaciones entre los pueblos,
fundó hospitales con monasterios en Jerusalén, Constantinopla, Roma y Ravena.
Una madre cristiana, Gisela de Baviera, lo había formado. De noche, iba de
incógnito a los hospitales y prestaba a los enfermos los más humildes
servicios. Consagró su reino a la Madre de Dios, y la Virgen, en retorno, lo
llamó al cielo el día de su gloriosa Asunción, en 1038.
I.
Temed la justicia de Dios; será terrible en el otro mundo. Ahora la
misericordia le ata las manos, pero entonces habrá pasado el tiempo de la
misericordia, y Dios nos juzgará en todo el rigor de su justicia. ¿Qué será de
mí, Señor, si de tal modo me juzgáis? ¡Ah! es preciso que sea yo mismo mi juez,
y que me condene a hacer penitencia de mis pecados en este mundo; porque Vos me
indultaréis, si yo me castigo a mí mismo. Cuanto menos te perdones a ti
mismo, tanto más te perdonará Dios. (Tertuliano).
II. Cuando hables de los demás, sé justo con ellos; habla de lo que les
concierne como de lo que te toca a ti mismo. Al oírte, diríase que todo lo que
tú haces es excelente, y que todo lo que hacen los demás deja mucho que desear.
Mucha injusticia hay y poquísima caridad en la comparación que haces de tus
acciones con las de tu prójimo.
III. Trabaja por hacerte cada día más justo y más santo; olvídate del poco bien
que hiciste, para no pensar sino en los pecados que cometiste. Considera cuán
alejado estás todavía de la santidad de Jesucristo y de los elegidos; compara
también tu vida con la de tantas santas almas que conoces, y te humillarás
viendo el camino que te queda por recorrer para llegar a la santidad. Pon manos
a la obra con valentía. No avanzar es retroceder; porque nada queda
estacionario en esta vida. (San Bernardo).
La
justicia
Orad por la Iglesia en Hungría.
Orad por la Iglesia en Hungría.
ORACIÓN
Conceded a vuestra Iglesia, oh Dios omnipotente, que después de haber
tenido al bienaventurado Esteban, vuestro confesor, como su propagador durante
su reinado terrenal, merezca ella encontrar en él un glorioso defensor en el
cielo. Por J. C. N. S. Amén.