2 de agosto
SAN EUSEBIO,
Obispo y Mártir
La voluntad de Dios es que seáis santos.
(1 Tesalonicenses, 4, 3).
(1 Tesalonicenses, 4, 3).
San Eusebio, obispo de Vercelli, fue exilado en
Palestina por haber sostenido, en el Concilio de
Milán, la fe de Nicea contra los obispos arrianos protegidos por el
emperador Constancio. Las cartas que escribió a su pueblo desde el fondo
de su
confinamiento nos revelan la inaudita crueldad de los arrianos para con
él y la admirable firmeza de su fe. Después de la muerte de Constancio,
no quiso aprovecharse del permiso concedido a los obispos exilados para
volver a sus diócesis, sino después de haber asistido al Concilio de
Alejandría, y recorrido las provincias de Oriente inficionadas de
arrianismo para hacer volver a los extraviados. Murió en Vercelli hacia
el año 370.
I. Nunca entrarás en el cielo, si no imitas a
los santos, y no los imitarás si la lectura de su vida no te enseña lo
que hicieron. Consagra todos los días
algunos instantes a esta lectura; y, si puedes, reúne a tus servidores
para hacer esta lectura en común. ¡Tanto tiempo se pierde en conversar
con los hombres, y no se encuentra ni siquiera un momento libre para
platicar con los santos!
II. Esfuérzate en imitar, en la medida en que lo
puedas, las virtudes que notes en la vida de los
santos. Considera, sobre todo, que ellos han estado unidos a Dios
mediante la oración, que han sido austeros para consigo y caritativos
para con el prójimo.
Ningún santo encontrarás que no haya tenido estas tres cualidades. ¿Las
posees tú? Sin ellas no
hay que esperar el paraíso. No basta, para ir al cielo, profesar la
religión cristiana en cuyo seno vivieron ellos; es preciso también
conformar nuestras costumbres a la santidad de nuestra fe y a los buenos
ejemplos que nos dieron. De nada nos servirá que nuestra religión sea buena, si nuestra vida es mala. (Salviano).
III. Elige como patrono a un santo que se haya
encontrado en posición parecida a la tuya, y regula tu conducta con sus
ejemplos. Imita también las
virtudes del santo cuyo nombre tienes, y del que hayas elegido cada mes
como protector especial tuyo. En todas tus necesidades temporales y
espirituales,
recurre a los santos. Examina tu vida: ¿a qué santos imitas? ¿Acaso no
sigues un camino totalmente
opuesto al que ellos recorrieron? ¡Ten cuidado! Aprende de uno la humildad, de otro la paciencia: que uno te enseñe el silencio, otro la dulzura. (San Jerónimo).
La imitación de los santos
Orad por las órdenes religiosas.
Orad por las órdenes religiosas.
ORACIÓN
Oh Dios, que cada año nos proporcionáis un
nuevo motivo de gozo con la solemnidad del bienaventurado Eusebio,
vuestro mártir pontífice, haced que honrando su nacimiento al cielo,
experimentemos los efectos de su protección.
Por J. C. N. S. Amén.