2 de Enero
SAN GREGORIO NACIANCENO,
Obispo, Confesor y Doctor
SAN GREGORIO NACIANCENO,
Obispo, Confesor y Doctor
Ceñid vuestras cinturas y tened en
vuestras manos
las lámparas encendidas.
(Lucas, 12, 35).
las lámparas encendidas.
(Lucas, 12, 35).
San Gregorio Nacianceno, yendo a Atenas a
estudiar filosofía, fue sorprendido en el mar por una tempestad tan violenta
que prometió a Dios abandonar el mundo si escapaba del naufragio. Su voto fue
escuchado y Gregorio, en compañía de San Basilio, compañero suyo de estudios en
Atenas, retiróse a la soledad. Dormía en el desnudo suelo, llevaba cilicio,
mortificaba su cuerpo con continuos ayunos y vigilias. Fue arrancado de su
retiro, nombrándoselo patriarca de Constantinopla. Murió alrededor del año 390,
a edad muy avanzada.
I. Da buen ejemplo a los demás, lleva en
tu mano la lámpara encendida, alumbra a tu prójimo y, con tus buenas acciones,
abrasa su corazón con el amor de Dios. Es ésta una obligación que te impone la
caridad; si faltas a ella, si te haces para el prójimo ocasión de escándalo,
serás doblemente castigado. ¿Cómo te atreves a escandalizar a tu hermano, por
quien dio su vida Jesucristo? San Francisco de Asís predicaba con su modestia;
los apóstoles conquistaron más almas para Jesucristo con su paciencia que con
sus predicaciones, y eso que sus palabras ardían en el fuego del Espíritu
Santo.
II. Cuando veas las faltas de tu prójimo,
vuélvete sobre ti mismo y examina si no incurres en iguales pecados. Si nada te
reprocha tu conciencia, agradece a Dios, y considera la fealdad de aquellos
pecados para que les tengas aversión; reconocerás mejor su enormidad en otro
que no en ti mismo. Huye de las ocasiones en que aquel desventurado naufragó,
porque quien ama el peligro en él perecerá. Dichoso aquel que no se detuvo en el
camino de los pecadores. (Salmo).
III. Mira el ejemplo que te dan tantas
almas santas. ¡Cuántas veces ves todos los días a personas que viven en la
austeridad y en la humildad, que trabajan celosamente por la salvación de las
almas! ¡Cuántos y cuántas jóvenes que tienden al cielo con esfuerzo continuo!
Exclama con San Agustín: ¡Yérguense los ignorantes y se ganan el cielo, y
nosotros, con toda nuestra ciencia, yacemos en la carne y en la sangre!
Huir de las malas compañías
Orad por la conversión de los pecadores.
Orad por la conversión de los pecadores.
ORACIÓN
Oh Dios, que disteis al bienaventurado
Gregorio a vuestro pueblo para que lo instruyera acerca de los caminos de la
salvación eterna, haced, os lo suplicamos, que después de haberlo contado en la
tierra como doctor y guía, merezcamos tenerlo como intercesor en el cielo. Por
J. C. N. S. Amén.
- Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J.