8 de Junio
SAN MEDARDO,
Obispo y Confesor
SAN MEDARDO,
Obispo y Confesor
No queráis engañaros: Dios no puede ser
burlado;
lo que el hombre sembrare eso cosechará. (Gálatas, 6, 7-8).
San Medardo mostró, desde su infancia,
una tierna compasión para con los pobres. Un día dio su traje a un pobre
ciego; a menudo privábase de su comida para distribuirla a los necesitados.
Fue obispo de Noyon en el año 530. No se limitó su celo a su diócesis:
arrancó una parte de la diócesis de Tournay de la superstición e inmoralidad
del paganismo. Suavizó las costumbres de los habitantes de Flandes,
inspirándoles el amor de las máximas evangélicas. Llevando el rey Clotario su
cuerpo, en sus hombros, para enterrarlo, vióse que el cielo se entreabría
para recibir el alma de San Medardo y para honrar la piedad del rey.
I. Es burlarse de Dios no cumplir las
promesas que le has hecho; es inferirle una afrenta que no osarías inferir
a un hombre honrado; es despreciar su justicia y abusar de su bondad. Has
prometido, en tu bautismo, renunciar a las pompas del demonio: ¿cómo cumples
tus promesas? ¿Se podría, por tu conducta, reconocerte en un grupo de
infieles? No sólo la fe, también las costumbres deben
distinguir a un cristiano de un pagano. (San Jerónimo).
II. Es burlarse de Dios no creer en su
palabra; es dudar de su verdad, de su poder y de su bondad. Él ha dicho que
es difícil para un rico entrar en el cielo; que los pobres son dichosos; que
te dará el céntuplo de lo que hayas dado a los pobres. ¿Crees en todas estas
verdades? Si estuvieras bien convencido de ellas, vivirías de muy distinta
manera; y si crees en ellas sin practicarlas, es también burlarse de Dios,
pero de manera mucho más injuriosa.
III. Es burlarse de Dios no querer
darle sino el fin de tu vida, es decir, las sobras del mundo, del demonio y
de los placeres. ¡Hermoso presente a Dios destinas cuando le dices: Me daré a
Ti cuando esté ya cansado de los placeres o cuando la edad no me permita ya
gozar de ellos! Te burlas de las recompensas eternas que Dios te prepara,
puesto que no quieres emplear, para adquirirlas, sino los tristes días de la
vejez: Ahora es, oh Dios mío, cuando quiero convertirme. ¿Hasta cuándo diré: Mañana,
mañana, por qué no hoy? ¿Por qué no poner término desde ahora a mi vergüenza? (San Agustín).
La observancia de nuestros buenos propósitos
Orad por el clero.
ORACIÓN
Haced, oh Dios omnipotente, que la
augusta solemnidad de San Medardo, vuestro confesor y pontífice, aumente en
nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.
Amén
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