16 de febrero
SANTA JULIANA, *
Virgen y Mártir
Virgen y Mártir
El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras
no pasarán.
(Lucas, 21, 33).
pero mis palabras
no pasarán.
(Lucas, 21, 33).
Santa Juliana, considerando el orden admirable del universo, reconoció que era la obra de un Dios único y soberanamente poderoso, y abrazó la religión cristiana. Evilacio, prefecto de Nicomedia, pidió su mano, pero Juliana le respondió que no quería por esposo a un adorador de los falsos dioses. Evilacio, pasando entonces del amor al odio, la hizo azotar, cargar de cadenas y encerrar en una prisión. Mientras estaba en oración en su calabozo, el espíritu de las tinieblas se le apareció transformado en ángel de luz para persuadirla a renegar de su fe. Juliana deshizo el artificio haciendo la señal de la cruz, y para burlarse del demonio, lo cargó con sus propias cadenas.
La condenaron a ser quemada viva, pero
como las llamas no obraban con suficiente actividad, le cortaron la cabeza.
I. El mundo es un gran libro en el
cual San Antonio aprendió a amar a Dios y Santa Juliana a conocerlo. En este
libro hay creaturas que nos representan la bondad de Dios. El sol y la luna nos
alumbran, la tierra nos da frutos y flores para nuestro alimento y nuestro
recreo. Consideremos estas creaturas, y demos gracias a Dios que nos las dio
como otras tantas prendas de su amor. ¡Ah! si la tierra nos ofrece a la vista
tantas cosas admirables, ¿qué delicias no nos reservará el cielo? Si el destierro es tan hermoso, ¿cuánto no la será la
patria? (SanAgustín).
II. Al lado de esas creaturas tan
admirables, hay otras, en el mundo, que nos molestan y nos incomodan. Si en
ocasiones ponen a prueba tu paciencia, agradece a Dios que te recuerda, por
este medio, que estás en un lugar de destierro y no en tu patria. Sufre con
paciencia, diciéndote a ti mismo: Si tanto hay que sufrir en este mundo,
¡cuáles no serán los tormentos de los condenados en el infierno!
III. Considera que en la tierra todo es
pasajero, que en el cielo todo es eterno. Los hombres mueren, cambian las
estaciones, sucédense los imperios, el mundo pasa, y tú también como él: tu
vida y tus placeres huyen, lo que ves no es sino belleza fugitiva o, mejor dicho, un ligero rayo de la
belleza permanente y eterna de Dios.(Tertuliano).
La consideración de las obras de Dios
Orad por la conversión de los infieles.
Orad por la conversión de los infieles.
ORACIÓN
Que la bienaventurada Juliana,
virgen y mártir, implore por nosotros vuestra misericordia, Señor, ella que
siempre os fue agradable por el mérito de su castidad y por su valor en
confesar vuestro Santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.
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- * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)