19 de abril
SAN LEÓN IX,(*)
Papa y Confesor
Os conjuro que os portéis con toda humildad
y mansedumbre, con paciencia, soportándoos
unos a otros con caridad.
(Efesios, 4, 1-2).
y mansedumbre, con paciencia, soportándoos
unos a otros con caridad.
(Efesios, 4, 1-2).
Tanta era la humildad de San León IX, que confesó públicamente sus pecados para convencer de su indignidad a los que querían
elevarlo al sumo pontificado. El efecto fue contrario al que esperaba: se
confirmó su elección. Cumplió los deberes de su cargo con celo infatigable y
una dulzura que nunca desmintió. Cuando reprendía a alguien por sus faltas,
la abundancia de sus lágrimas probaba cuánto compadecía su corazón las
miserias de su prójimo. A punto de morir y después de haber recibido la
Extremaunción, se hizo llevar ante el altar de San Pedro y rezó allí una
hora. Vuelto después al lecho, oyó misa, recibió el Santo Viático y entregó
su espíritu. Era el 19 de abril de 1054.
I. Estás obligado a advertir caritativamente a tu
prójimo sus defectos. Si eres su superior, el deber de tu cargo te impone esta
obligación; si eres su amigo, la amistad te concede esta libertad; si
adviertes a tu hermano, él se corregirá, y tú habrás ganado su alma
para Dios. ¿Puedes hacerle mayor servicio? Si descuidas hacerlo, te expones a
dejarlo vivir y morir en su crimen, cuando hubieras podido prevenir a ese desventurado.
Y tú, ¿cómo recibes las advertencias de tus superiores?
II. Aunque fastidies
al amigo advirtiéndole sus faltas no lo dejes de hacer: es tu deber. Acaso tengas una opinión demasiado mala de él y es más humilde de lo que piensas.
Después de todo, ese pecador es un enfermo a quien se aplican remedios aunque
no lo quiera; cuando se cure te agradecerá el servicio que le hiciste. Si él
falta a su deber, tú no faltes al tuyo. Considera las obligaciones que pesan
sobre ti y no tengas en cuenta a las personas. No perdones a tu prójimo,
cuando se trata de salvar su alma. (San Jerónimo).
III. Pero, si hay motivo para creer que tu
advertencia será más bien dañosa que útil, con razón la omitirás o
dilatarás para mejor ocasión. A menudo la manera de hacer a alguien
incorregible es advertirle sus faltas inoportunamente. Según el refrán
popular, hay que dorarle la píldora al enfermo, para que la acepte. ¿Quieres
corregir a tu hermano? Adviértele, llora y reza a Dios; reprende entonces a
tu hermano, exhórtale, dale buenos consejos, demuéstrale mucha amistad a ese
pobre pecador. (San Juan Crisóstomo).
La caridad
Orad por los que están
en estado de pecado mortal.
Orad por los que están
en estado de pecado mortal.
ORACIÓN
Pastor eterno, mirad con benevolencia a vuestro
rebaño y guardadlo con protección constante por vuestro bienaventurado Sumo
Pontífice León, a quien habéis constituido pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N. S.