12 de abril
SAN SABAS,
Mártir
Mártir
Los sufrimientos de la vida presente
no son de comparar con la gloria venidera.
(Romanos, 8, 18).
(Romanos, 8, 18).
San Sabas era godo de nacimiento. Como
rehusara comer carne inmolada a los ídolos, diciendo que prefería antes morir
que ofender a Dios, se lo despojó de sus vestidos, se lo arrastró sobre
espinas, se lo torturó cruelmente, y, finalmente, fue arrojado a un río. En
medio de los suplicios daba gracias a Dios por haberlo juzgado digno de padecer
por su causa. Imitemos su constancia y agradezcamos a Dios en las aflicciones
como en la prosperidad. Murió el santo en el año 372.
I. La palabra del Salvador: Renúnciate a ti mismo y lleva tu
cruz, no ha sido dicha para los religiosos solamente; se
dirige a todos los cristianos en general. La vida cristiana es un trabajo sin
descanso, porque hemos de combatir sin cesar nuestros deseos, apartarnos de lo
que nos place y hacer lo que nos desagrada. Pero consolémonos: si llevamos
nuestra carga con amor, Dios la hará ligera. Para los que aman a Dios es más
fácil cercenar siempre sus apetitos, que para los que aman al mundo contenerlos
algunas veces. (San Agustín).
II. Además de la violencia que debemos
hacernos a nosotros mismos para mortificar nuestras pasiones, Dios nos enviará
pruebas de toda clase. Aceptémoslas, no solamente con resignación, sino con fe
y gratitud: es una prueba del amor de Dios hacia nosotros. ¿Cuál es el hijo,
dice San Pablo, a quien Dios no corrige? pues el Señor castiga
misericordiosamente a los hijos que ama. Así, pues, persevera en la sumisión,
prosigue el gran Apóstol; si Dios no te castiga, es porque no te tiene por hijo
legítimo, sino por bastardo. El que no sufre en el exilio no se regocijará en la
patria.(San
Agustín).
III. San Sabas ve a los ángeles que lo
llaman desde la otra orilla del río al que lo van a precipitar, y conjura a
sus verdugos a que apresuren su suplicio. En tus pruebas vuelve los ojos al
Cielo. Considera lo que se te ha prometido, para quien tiene
en vista la recompensa nada hay que no le parezca leve y fácil, y la esperanza
del salario suaviza la fatiga del obrero. (San Jerónimo).
El pensamiento del cielo
Orad por los afligidos.
Orad por los afligidos.
ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, oh Dios
omnipotente, que la intercesión del bienaventurado Sabas, vuestro mártir, cuyo
nacimiento al cielo honramos, nos fortifique en el amor de vuestro Santo
Nombre. Por J. C. N. S.