PRIMERA LECTURA
Madre de todos los que viven
Lectura del libro del Génesis 3, 9-15.20
El Señor Dios llamó al hombre:
— ¿Dónde estás ?
El contestó:
—Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.
El Señor le replicó:
—¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?
Adán respondió:
—La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí.
El Señor Dios dijo a la mujer:
— ¿Qué es lo que has hecho?
Ella respondió:
—La serpiente me engaño y comí.
El Señor Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza, cuando tú la hieras en el talón.
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 86, 1-3. 4-5. 6-7.
R/. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios !
V/. El la ha cimentado sobre el monte santo: y el Señor prefiere las puertas de Sión a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios ! . R/.
V/. «Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; filisteos, tirios y etíopes han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno todos han nacido en ella: el Altísimo en persona la ha fundado». R/.
V/. El Señor escribirá en el registro de los pueblos: «Este ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan: «Todas mis fuentes están en ti». R/.
EVANGELIO
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre.
+Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 25-30
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
—«Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo:
—«Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su termino, para que se cumpliera la Escritura dijo:
—«Tengo sed.»
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
—«Está cumplido.»
E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con el; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
Palabra del Señor.