16 de abril
SAN TORIBIO DE LIÉBANA,*
El bienaventurado y celosísimo santo Toribio de Liébana, obispo
de Astorga, fue natural de la provincia de Galicia, y a lo que se puede entender, hijo de una
de las familias principales de la ciudad de Astorga. Habiendo aprendido y aprovechado
mucho en las letras humanas, distribuyó su patrimonio a los pobres y navegó a Jerusalén, donde
el obispo de aquélla iglesia hizo tal estimación de su santidad, que le confió el riquísimo tesoro de las
cosas sagradas y reliquias de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, de las cuales
trajo después muchas a España. Volviendo de los Santos Lugares a su patria, curó milagrosamente a una hija
del rey de los Suevos, y a otros muchos enfermos, y con las crecidas limosnas que le dieron,
edificó un templo al Salvador, y puso en él
las reliquias que había traído. A esa sazón, murió el Obispo de Astorga;
y todos pusieron los ojos en santo Toribio, el cual aunque mucho se resistió,
hubo de rendirse a la voluntad divina. Entonces fue cuando le acusó de un
crimen de adul terio, un ambicioso diácono de Astorga, que pretendía aquélla
cátedra, y el san to obispo, inspirado de Dios, se justificó plenamente.
Porque habiendo ido a su catedral, un día de grande concurso dijo al
pueblo la necesidad que tenía de volver por su honra y con muchas lágrimas pidió
al Señor que deshiciese aquélla calumnia. Luego mandó traer al altar un
brasero, y tomando en sus sagradas manos las ascuas encendidas, las envolvió
en el sobrepelliz que traía puesto, y en tonando el samo de David, que comienza: «Levántese Dios, y sean
disipados sus enemigos», rodeó toda la
iglesia llevando las ascuas en el roquete; y todo el pueblo vio por sus ojos como ni el roquete ni las manos
del Santo padecieron ninguna lesión de fuego, pues no quedó de él ni la más
leve señal. Asombráronse todos de semejante maravilla, y el calumniador
confesó a voces su pecado, y cayó muerto en la iglesia. Pero la obra más
excelente que hizo santo Toribio, fue el acabar con la herejía de los Priscilianos en España, para lo
cual se armó de una carta en que refutaba victoriosamente aquellos errores, y
.la envió a algunos obispos españoles. Y con las Letras Apostólicas del Papa,
que era san León el Magno, y la autoridad de un concilio nacional que se juntó
en Toledo, y otro provincial que se celebró en Galica, cortó la cabeza de aquélla herejía que
inficionaba muchos pueblos de España. Finalmente después
de haber cumplido santo Toribio las obligaciones de un buen pastor, y
defendido su rebaño de los lobos infernales, des cansó en paz. En el siglo
VIII, por causa de la invasión de los moros fueron
trasladadas sus reliquias, y las que trajo de Jesucristo, al monasterio de san
Martín de Liébana que se llamó después san Toribio de Liébana.
REFLEXIÓN
Entre las otras cosas que santo
Toribio dice en aquélla epístola que escribió a los obispos para extirpar los
errores de Prisciliano, encarece mucho el daño de los libros apócrifos, los
cuales los herejes publicaban por divinos, y les exhortaba mucho a desterrarlos
y condenarlos como cosa tan perjudicial y dañosa; y cierto que entre los
cuidados que deben tener todos los gobernantes, y más los eclesiásticos, a
quienes más toca, de be ser muy principal el procurar que haya abundancia de
libros católicos, doctos, graves y provechosos, y que se destierren y no se
lean los herejes, falsos y reprobados, ni los torpes, livianos e inútiles.
ORACIÓN
Rogámoste, Señor, que oigas las oraciones que te hacemos en la
solemnidad de tu bienaventurado confesor y pontífice santo Toribio, y que
por los méritos e intercesión de aquel que tan dignamente, te sirvió,
nos absuelvas de todos nuestros pecados. Por J. C. N. S.
Sacado
de: "FLOS SANCTORUM DE LA FAMILIA
CRISTIANA", Las
vidas de los Santos y principales festividades del año, ilustradas con
otros tantos grabados y acompañadas de piadosas reflexiones y de las
Oraciones litúrgicas de la Iglesia) del P. Francisco de Paula Morell,
S. J. Ed. Difusión, Bs. As., 1943.