2 de Junio
SANTOS MARCELlNO,
PEDRO y ERASMO,
Mártires
SANTOS MARCELlNO,
PEDRO y ERASMO,
Mártires
El reino de los cielos sufre violencia,
y los violentos
se apoderan de él. (Mateo, 11, 12).
Pedro y Marcelino, encarcelados por orden de
Diocleciano, convirtieron a la verdadera fe al guardián de la prisión, a su
familia y a varias otras personas que habían acudido para ser testigos de una
curación milagrosa que ellos habían obrado. El juez Sereno, para castigarlos,
les infligió diversas torturas, y los hizo decapitar.
Erasmo sufrió increíbles tormentos en la misma persecución de Diocleciano. Se le ajustó al cuerpo desnudo una coraza enrojecida al fuego; se le arrojó en seguida a una caldera llena de aceite hirviendo; pero un ángel lo transportó a la ciudad de Formias, donde murió a causa de sus heridas.
I. ¿Quieres gustar la dulzura que hay
al conversar con Dios en la oración? Evita las reuniones mundanas: la voz de
este divino Esposo no se hace oír en las plazas públicas; habla al corazón
sólo en la soledad. Huye de los hombres y de sus vanas conversaciones y
encontrarás a Dios en la oración. Habla a mi corazón, divino Maestro mío; en
adelante estará sordo para todas las creaturas para no escucharos más que a
Vos.
II. Sosiega el tumulto de tus pasiones,
si quieres orar a Dios con atención y recibir sus santas inspiraciones.
Mientras tu alma esté turbada por las tempestades que en ti excitan el odio,
el amor, el deseo de hacerte notar, no experimentarás jamás las dulzuras de
la oración; ahora bien, ¿quieres un secreto para domar pronto tus pasiones?
Ama la soledad. Las pasiones son vencidas sin lucha cuando la
soledad secunda a la gracia (Casiodoro).
III. Acostúmbrate
poco a poco a pensar en Dios: mantén tu espíritu recogido lo más que puedas,
y no te costará mucho trabajo orar a Dios sin distracción. Para lograrlo, es
menester que toda tu vida sea casi una oración continua. Ah señor, es tan dulce
y tan consolador conversar con Vos en todo tiempo; en todo lugar puedo yo
gozar de esta dicha y no hago caso de ella; cuando haya gustado la dulzura de
la conversación con Dios, la sociedad de los hombres me disgustará. Desolada está la tierra, porque no
hay quien reflexione en su corazón. (Jeremías).
La mortificación
Orad por la Patria.
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos dais un
nuevo motivo de alegría con la solemnidad de vuestros mártires Marcelino,
Pedro y Erasmo, haced, os lo suplicamos, que regocijándonos de sus méritos,
nos decidamos a seguir sus ejemplos. Por J. C. N. S. Amén
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