6 de Mayo
SAN JUAN FRENTE
A LA PUERTA LATINA
SAN JUAN FRENTE
A LA PUERTA LATINA
Mi cáliz sí que lo beberéis; pero el
asiento a mi diestra
o siniestra no me toca concederlo a vosotros, sino
que será para aquellos a quienes ha destinado
mi Padre.
(Mateo, 20,23).
o siniestra no me toca concederlo a vosotros, sino
que será para aquellos a quienes ha destinado
mi Padre.
(Mateo, 20,23).
Estas palabras de Jesucristo anunciando al
discípulo
muy amado que bebería, también él, el cáliz de dolor, cumpliéronse cuando
Domiciano lo hizo venir de Éfeso a Roma para martirizarlo. Fue llevado fuera
de la ciudad, frente a la puerta llamada Latina, y se lo sumergió en una
caldera llena de aceite hirviendo; pero salió el santo de ella como de un baño
refrescante, más fuerte y vigoroso de lo que entrara. Domiciano desterró al
santo Apóstol a la isla de Patmos, donde compuso el Apocalipsis.
I. No busques los honores y las dignidades
de este mundo, son pesadas cargas que abrumarán tu flaqueza. Huye de esos
honores; no viniste a este mundo para mandar a los hombres, sino para obedecer
a Dios. La cuenta que deberás rendir por ti mismo es ya bastante pesada, no te
recargues sin necesidad con el alma de tu prójimo. Con todo, si Dios te llama
a esas dignidades, obedece; Él te dará las gracias necesarias para llevar la
carga que te haya puesto sobre los
hombros.
II. Tu ambición debe limitarse a
desear los primeros lugares en el cielo e imitar, en la medida de tus
fuerzas, a los santos más grandes del paraíso. No digas con algunos cristianos
cobardes: "Bastante es para mí si Dios quiere colocarme en el pórtico del
paraíso"; aspira a la más alta perfección que puedas. No podrás amar a
Dios y al prójimo con exceso; nunca se harán demasiados esfuerzos para
llegar al cielo. Alma cristiana, eleva tus pensamientos, la tierra no es digna
de ti. El mundo no está hecho para ti, no ames, pues, al mundo; no es digno
de ti, vales mucho más. (San Bernardo).
III. Ardientemente desea sufrir por Jesucristo, beber su cáliz, ser humillado como Él: es un honor que puedes
perseguir ardorosamente con toda intrepidez. Si conocieses las recompensas que
están preparadas para las humillaciones y los sufrimientos, los buscarías
con más ahínco que el que ponen los ambiciosos para conseguir las posiciones más
brillantes. Fue un honor el que hizo Jesús a su discípulo predilecto, haciéndole
beber del cáliz en que había bebido Él mismo.
El amor a los sufrimientos
Orad por la conversión de los infieles.
Orad por la conversión de los infieles.
ORACIÓN
Oh Dios, que veis cuán turbados estamos por
los males que nos rodean por todas partes, haced que seamos protegidos por la
gloriosa intercesión de vuestro Apóstol y Evangelista San Juan. Por J. C. N. S. Amén.