1 de marzo
SAN ALBINO,
Obispo y Confesor
SAN ALBINO,
Obispo y Confesor
No tenéis que pensar que Yo haya venido
a traer la paz a la tierra; no he venido
a traer la paz, sino la guerra.
(Mateo, 10, 34).
a traer la paz a la tierra; no he venido
a traer la paz, sino la guerra.
(Mateo, 10, 34).
San Albino fue un generoso soldado de Jesucristo. Luchó contra el mundo, y para vencerlo abrazó la vida religiosa. Nombrado, posteriormente, obispo de Angers por inspiración del Cielo, usó de toda su influencia para combatir el vicio dondequiera lo encontraba. Tan venerado era en la corte del rey Childeberto que, cuando a ella iba, el rey mismo salía a su encuentro. Murió hacia el año 554.
MEDITACIÓN
LA VIDA ES UNA GUERRA
LA VIDA ES UNA GUERRA
I. Hemos de luchar en esta vida contra las potencias
invisibles del infierno. Estemos alertas en todo tiempo y en todo lugar; pues
los demonios vigilan siempre para atacarnos con ventaja, vigilemos también
nosotros para defendernos victoriosamente. Sus armas son invisibles, nos atacan
mediante malos pensamientos; defendámonos con las armas espirituales de la fe y
de la confianza en Dios, e invoquemos a menudo el Santo Nombre de Jesús. El
enemigo vigila sin cesar para perdernos, y nosotros no queremos salir de
nuestro sueño para defendernos. (San Agustín).
II. Hay también otros enemigos, visibles, que son más
peligrosos que los demonios. Guárdate de ellos, para ti los hombres son crueles enemigos;
atacan tu virtud con sus malos ejemplos y sus perniciosos consejos, con sus
burlas amargas, con el atractivo de las voluptuosidades que exponen ante tu
vista. Tus parientes, tus amigos, serán a menudo los enemigos que más trabajo
te darán, y que opondrán más obstáculos a tu santificación; ármate de valor y
rompe sus lazos.
III. Tú mismo eres el más cruel de tus enemigos:
tienes un cuerpo que está en inteligencia con el demonio para perder tu alma.
Es preciso abatir este enemigo mediante las austeridades, las mortificaciones.
Rehúsa a tus sentidos los placeres ilícitos que te pidan; tampoco les concedas
todos los permitidos; así es como sujetarás tu carne a la razón, y tu razón a
Dios. ¿Obras así? ¿Concedes a tu cuerpo todo lo que desea? Si estás en paz con
tu cuerpo, haces guerra a Dios. La carne lucha sin cesar contra el espíritu;
no cesemos pues de luchar contra la carne. (San Agustín).
La fortaleza
Orad por la extirpación de las herejías
Orad por la extirpación de las herejías
ORACIÓN
Haced, Os suplicamos, Dios todopoderoso, que esta
piadosa solemnidad de vuestro bienaventurado servidor Albino, confesor y
pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la
salvación Por J. C. N. S. Amén.