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29 de enero
Nadie tiene amor mayor que el que da su 
vida
por sus amigos.(Juan, 15, 13).
por sus amigos.(Juan, 15, 13).
   San Pedro Nolasco fue toda su vida un modelo de 
caridad. Consagró su fortuna entera al rescate de los cristianos que caían en 
manos de los infieles. La Santísima Virgen se le apareció, y le ordenó fundara 
una orden cuya principal finalidad sería la de ejercer la caridad para con los 
pobres cautivos. Emprendió el santo la obra, y a la nueva orden llamó la de la 
Merced. Murió el día de Navidad del año 1256. 
 
  MEDITACIÓN 
SOBRE SOBRE LA VIDA DE SAN PEDRO NOLASCO 
   I. El primer efecto de la caridad de nuestro santo fue 
consagrar todos los bienes al alivio de los desventurados; por ahí debes 
comenzar a imitarlo. ¿Qué has hecho hasta ahora para aliviar a tu prójimo en sus 
necesidades? ¿Qué puedes hacer? Por lo menos ruega a Dios por él, si no puedes 
hacer más. Sufre con paciencia las imperfecciones de los demás. 
   II. El segundo efecto de su caridad fue obligarse, con voto, 
a sacrificar su libertad, si era necesario, para el rescate 
de los cautivos. ¿Cómo comprometerías tu libertad por el prójimo, tú, que le 
rehúsas una moneda? Sin embargo, por ti ha pagado Jesús, y quiere que le pagues 
lo que le debes, en la persona del prójimo. Visita a los encarcelados, consuela 
a los afligidos, y cuídate de no afligir a nadie con tus palabras o tu mal 
humor. Esa persona a quien menosprecias, es más cara a Jesús que el mundo 
entero. 
   III. El propósito principal de este ilustre fundador fue 
arrancar de la perdición eterna las almas de los cristianos a quienes el tedio 
de una prolongada cautividad invita a renegar de la fe; así quería, al mismo 
tiempo, salvar el cuerpo y el alma de esos desventurados. La mejor caridad que 
puedes hacer a tu prójimo es contribuir a la salvación de su alma; no pierdas 
ocasión alguna de hacerlo, todas son preciosas. 
Orad por los pobres cautivos. 
      Oh Dios, que enseñasteis a San Pedro Nolasco 
a imitar vuestra caridad, inspirándole fundara en vuestra Iglesia una nueva 
familia para el rescate de los cautivos, concedednos por su intercesión que, 
libres de la servidumbre del pecado, gocemos en el cielo de libertad perpetua. 
Por N. S. J. C. Amén.  
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