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8 de marzo
SAN JUAN DE DIOS,
Confesor

Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán la tierra.(Mateo, 5,14).
porque ellos poseerán la tierra.(Mateo, 5,14).
Este santo tenía más avidez de humillación y de menosprecio que la que tienen los hombres mundanos de honores y distinciones. Un día, una mujer lo colmó de injurias y lo trató de hipócrita, y él, secretamente, dióle dinero, comprometiéndola a repetir lo dicho en la plaza pública. El arzobispo de Granada le reprochó, porque recibía en el hospital, que administraba, a vagabundos y a personas poco recomendables, arrojóse el santo a los pies del prelado diciéndole: "No conozco en el hospital a otro pecador fuera de mí mismo, que soy indigno de comer el pan de los pobres". Otro día corrió en todas direcciones sacando enfermos del hospital, que estaba en llamas, y salió al cabo de una media hora sin la menor quemadura. De rodillas exhaló su último suspiro, abrazando a Jesús crucificado, cuya abnegación, mansedumbre y humildad tan bien había imitado.
MEDITACIÓN
SOBRE LA MANSEDUMBRE
I. Practica la mansedumbre, ahoga con esmero
1os movimientos incipientes de la cólera; ¿qué ganas con satisfacer esta
violenta pasión, que turba tu entendimiento, y que atormenta a tus servidores y
amigos? Acuérdate de la mansedumbre de Jesucristo. ¡Qué alegría
experimentarás por haber reprimido este arranque! ¡Qué recompensa recibirás si
te vences a ti mismo! Los que triunfan de sí mismos hacen violencia al cielo.
(San Cipriano).
II. Practica la suavidad, soportando el mal
humor y las imperfecciones del prójimo. Quieres que te soporten tus defectos, es
muy razonable que uses de igual indulgencia para con los demás. Ese carácter
molesto que reprochas en tu hermano es un defecto de la naturaleza; acaso ella
te trató a ti peor todavía, y te hizo más desagradable para el prójimo. Examina
tus defectos, y soportarás fácilmente los de los demás.
III. Practica la mansedumbre soportando que se
te menosprecie. ¿Quién eres tú, en definitiva, para que tanto te cueste soportar
desprecios? Tu nada y tus pecados muy merecido tienen este trato. Si te los
conociesen dirían mucho más. ¿y qué mal pueden hacerte ante Dios las palabras
que te digan? Más aun, ¿qué corona no merecerías si las sufrieses con paciencia?
Si fueses verdaderamente humilde, nada te costaría sufrir el desprecio y los
malos tratos. La humildad suaviza todas las tribulaciones. (San Eusebio).
La mansedumbre
Orad por los enfermos.
ORACIÓN
Oh Dios, que después de haber abrasado con
vuestro amor al bienaventurado Juan, lo hicisteis andar sano y salvo en medio de
las llamas y por su intermedio enriquecisteis a vuestra Iglesia con una nueva
familia, haced, en consideración a sus méritos, que el fuego de su caridad nos
purifique de nuestras manchas y nos eleve hasta la eternidad bienaventurada. Por
J. C. N. S. Amén.
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