30 de Abril
SAN PÍO V,(*)
Papa y Confesor
SAN PÍO V,(*)
Papa y Confesor
Haga cada cual la oferta conforme lo ha
resuelto en
su corazón, no de mala gana, o como por fuerza; porque Dios ama al que da con alegría. (2 Corintios, 9, 7).
Este santo Papa desplegó un celo
constante por la propagación de la religión, una valentía infatigable por el
restablecimiento de la disciplina eclesiástica, una vigilancia asidua para la
extirpación de la herejía, una caridad inextinguible por el alivio de los
pobres y una fuerza invencible en el sostenimiento de los derechos de la
Santa Sede Apostólica. Por revelación conoció la victoria obtenida contra los
turcos en Lepanto. En esta memorable ocasión fue cuando mandó añadir a las
letanías de la Virgen, la invocación: Auxilio de los cristianos, ruega
por nosotros.
I. Servid a Dios con alegría y no con
tristeza. Esta alegría contribuye a la gloria de Dios, porque los hombres
alaban su bondad cuando a sus servidores los ven alegres, aun en medio de sus
austeridades. Los incita a la virtud, haciéndoles ver que no es tan difícil
de practicar como se lo imaginan. Resúltanos ventajosa también a nosotros y
mucho, porque con ella no se siente el peso de una carga, que se lleva con
ganas. Alégrate, pues, en Nuestro Señor, a fin de que todos los que te vean
conozcan que lo sirves de corazón y no por fuerza.
II. Para desterrar la tristeza de tu
corazón, destierra de él el pecado, purifica tu conciencia. Por el pecado
entraron todos los males en el mundo y la tristeza en nuestra alma. Aun
cuando la pureza de conciencia no produjese otro fruto que esta alegría de corazón
que la acompaña, estaría ya suficientemente recompensada, tal como el solo
pensar de una mala conciencia es ya un castigo del crimen. Nada, es más triste que la ventura
de los malvados. (San Agustín).
III. Para conservar y aumentar esta
alegría, piensa en Dios y en el paraíso. Dios ve tus trabajos. Él te prepara
una corona de gloria. Que esta alegría se refleje en tu rostro y en tus
palabras. Sabe que la virtud no tiene enemigo mayor que la tristeza, y que no tenemos armas más poderosas
para repeler a nuestros enemigos y para sus golpes, que la alegría que se
tiene en Dios. (San Juan Crisóstomo).
La alegría espiritual
Orad por los que están tristes.
ORACIÓN
Oh Dios, que para destruir a los
enemigos de la Iglesia y restaurar el culto divino, elevasteis al bienaventurado Pío al sumo pontificado, haced que protegidos por su intercesión,
de tal modo nos adhiramos a vuestro servicio que, triunfando de las
emboscadas de todos nuestros enemigos, gocemos de inalterable paz. Por J. C.
N. S. Amén.
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