20 de Mayo
En todas las cosas muéstrate dechado de buenas
obras, en la pureza de la doctrina, en la integridad
de vida, en la gravedad de conducta.
(Tito, 2, 7).
obras, en la pureza de la doctrina, en la integridad
de vida, en la gravedad de conducta.
(Tito, 2, 7).
La modestia y la pureza de San Bernardino eran tan
continuas, que toda conversación indecente cesaba acercándose él. Todos los
días visitaba una capilla de la Santísima Virgen, diciendo que iba a ver a
su Madre. Abandonó el mundo para combatirlo y, durante dieciséis años, ni
un día pasó sin predicar. La devoción que tenía al Nombre de Jesús hacía que lo
llevara siempre sobre su corazón. Murió en el año 1444.
I. Desde tierna edad descolló por un gran amor a la
pureza. Su modestia era un freno que retenía a los más disolutos. Reprendía
modestamente a los que tenían conversaciones indecentes. ¿Qué haces tú cuando
delante de ti se pronuncian palabras demasiado libres? Si tienes autoridad
sobre el culpable, repréndele su falta; si no, que tu silencio y tu actitud
severa se lo hagan comprender. ¿Se podría decir de ti lo que Tertuliano decía
de sí mismo: Mi sola presencia
hace avergonzar al vicio?
II. Todos los días visitaba el santo una
capilla de la Santísima Virgen. ¿Qué devoción practicas tú en honor de María?
Te has comprometido a servirla; sé, pues, fiel en observar lo que le has
prometido, y no pases ni un solo día sin tributarle tus homenajes, sea en una
de sus iglesias, sea en tu casa, ante su imagen. Jesús nada rehúsa a María, y
María nada rehúsa a sus servidores.
III. Tenía el Santo una singular devoción al Nombre
de Jesús: sin cesar lo pronunciaba, y lo llevaba escrito sobre su corazón.
Pronuncia tú, a menudo, este adorable Nombre, pero hazlo con devoción. En tus
tristezas y tentaciones sírvete de él como de un escudo y de una espada, para
rechazar y vencer al demonio. ¡Cuán dulce y consolador es el Nombre de Jesús! ¿Estás triste? Llama a Jesús en tu
corazón. Que de tu corazón pase su Nombre a tus labios y la nube se disipará. (San Bernardo).
La modestia
Orad por los predicadores.
Orad por los predicadores.
ORACIÓN
Señor Jesús, que habéis concedido a San Bernardino, vuestro confesor, un amor
tan grande por vuestro Santo Nombre, dignaos, por sus méritos y su intercesión,
difundir en nosotros el espíritu de vuestra divina caridad. Vos que, siendo
Dios, vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.