18 de Febrero
SAN FRANCISCO DE RÉGIS,
Confesor
SAN FRANCISCO DE RÉGIS,
Confesor
Nada hay oculto que no deba ser
descubierto,
ni escondido, que no haya de ser conocido y publicado.
(Lucas. 8, 17).
(Lucas. 8, 17).
San Francisco impresionóse de tal modo de
lo que oyó decir un día a su madre concerniente a las penas del infierno, que
toda su vida experimentó sumo horror por el pecado mortal. Cobijó su inocencia
bajo el manto de la Reina de los cielos; y para mejor servir a esta bondadosa
Madre, ingresó a una de las piadosas congregaciones erigidas en su honor. Entró
en la Compañía de Jesús y, con tanto celo y fruto trabajó en la salvación de las
almas, que mereció ser llamado apóstol de Vivarais. Murió el año 1640 en
Lalouvesc, donde su tumba se ha hecho célebre por la afluencia de peregrinos
que a ella acuden y por los milagros que allí se producen.
I. La negligencia en prepararte a la
Confesión a menudo es la causa de que no aproveches de un remedio tan
salutífero. No indagas tus pecados con suficiente esmero; no te excitas lo
suficiente a la contrición, porque no consideras el mal que te causan tus
pecados, ni el bien de que te privan. Has perdido el más valioso de los bienes,
la gracia, y todavía has menester que se te mande que tengas dolor de ello.
II. El respeto humano impide a menudo que
se declaren todos los pecados. El demonio que nos había quitado la vergüenza
cuando cometíamos nuestros crímenes, quiere ahora devolvérnosla en el santo
tribunal. Desecha esta mala vergüenza, a menos que prefieras ver, en el día del
juicio, expuestos tus pecados a la vista de todos antes que declararlos aquí a
un solo hombre. Esta confusión que sufres ahora te será saludable, la otra será
inútil. No te avergüences de tener que decir lo que no tuviste
vergüenza de hacer. (San Bernardo).
III. Recaes siempre en las mismas faltas,
siempre te confiesas de lo mismo, porque no tienes un firme propósito de
enmienda y no prevés los escollos allí donde tienes costumbre de naufragar.
Piénsalo seriamente en lo porvenir, deja esas ocasiones peligrosas, y no te
preocupes por lo que diga el mundo. ¿Dónde estamos si más tememos
disgustar a los hombres que a Dios? (Tertuliano)
La huida del pecado
Orad por los que están
en pecado mortal.
Orad por los que están
en pecado mortal.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis otorgado al
bienaventurado Francisco, vuestro confesor, una admirable caridad y una paciencia
invencible en los trabajos que emprendió para la salvación de las almas, haced,
por vuestra misericordia, que siendo enseñados por sus ejemplos y ayudados por
su intercesión, obtengamos las recompensas de la vida eterna. Por J. C. N. S.
Amén.